“Te preguntas lo mismo que todo el mundo: ¿por qué a mí?”. Con diez años ya planchaba cinturones en el taller de alta costura que su madre erigió en Barcelona. Se levantaba y se iba a la cama con las máquinas de coser. Su pasión por la moda radica ahí, entre telas, confecciones y cortes con destreza. “Hago trajes de flamenca, tocados… pero a nivel particular, para mí y mis amigas. Eso no es lo que realmente me gusta”. Al cumplir 17, decidió formarse en lo que había sentido que era su vocación desde pequeña. Cursó un grado de Diseño y Moda y uno de Peluquería y Estética a la par. No tuvo pausas en su camino. Pero todo se le vino encima cuando se vio obligada a encargarse de las tiendas y talleres de su madre una vez que esta tiene problemas de salud. “Aun así no abandoné mis estudios”. Al tiempo en que se convertía oficialmente en una asesora de moda, estaba al frente de Perfil, tres antiguas tiendas de ropa de Jerez que cerraron sus puertas hace casi diez años. Con 20 quiso continuar formándose e hizo un grado de Psicología y Técnicas de Venta y uno de Escaparatismo en la Cámara de Comercio de Jerez. “En el mundo de la moda siempre tienes que estar a la última y reinventándote”.

María Labrador es una mujer llena de fuerza y vitalidad que vive cada día como si fuera el último. Su alter ego, Nani LabraDoor, la engulló para que esta no desconfiara de sí misma, para que su imagen, su verdadera cara, siempre brillase a pesar de las adversidades. Nani ha configurado su marca a través de su propia idiosincrasia. Dinámica, divertida, alegre… De padres jerezanos, nació en Madrid y a los dos meses se mudó a El Clot, uno de los barrios más antiguos de Sant Martí, Barcelona. No obstante, reside en la ciudad natal de sus padres desde 1997. En Jerez, trabajó como dependienta de Inditex hasta 2010, cuando lo dejó para iniciar un grado de personal shopper en Barcelona. “Las clientas siempre te preguntan, buscaban consejos. Vi que no había una atención especial en las tiendas y que las trabajadoras no estaban especializadas en moda”.

Fue así como Nani se convirtió en la única personal shopper de Jerez, al menos, titulada. Todo le sonreía. Amor en su familia, en su trabajo, una vida saludable… Premiada en el CADE, en 2012, por su proyecto Nani LabraDoor Personal Shopper & Styling Agency, con más de 27.000 seguidores en Twitter y ocupando un espacio en Área Sur desde 2012 hasta 2016, haciendo cambios radicales un año antes de que surgiesen los programas actuales de moda. Protocolo, artículos de vida sana online, asesora de imagen, formadora, conferenciante… Nunca paró de trabajar y de sentirse viva hasta mayo de 2014, cuando a Nani le diagnosticaron una enfermedad rara, leucemia linfocítica crónica.“Me empecé a encontrar mal a finales de 2013. Me decían que todo lo que tenía era estrés. Pero me desmayé tres veces y fui a mi médico de cabecera”, relata Nani. “Después de hacerme una analítica, me dijo: “Coge este papel y ve directamente al Hospital, a oncología”, continúa. Pero confiesa que tardó una semana en llevar la analítica. “No sé, pensé que se me iba a quitar, que se me iba a ir volando”, ríe ahora. Le entró el pánico y no pudo enfrentarse a ello hasta pasados unos días. “Fui sola, no le dije nada a mi familia. No quería preocuparlos. Quise hacerlo así por mí misma y por ellos”. Nada más salir de la consulta le dieron cita para una biopsia al día siguiente a las ocho de la mañana. Sabía que tanta urgencia no podía ser buena.

“Cuando me dijeron que tenía leucemia linfocítica crónica no sabía lo que era. Una enfermedad que normalmente tienen los hombres y de edad avanzada... Se me cayó el mundo encima. Yo, que trabajo para dar una imagen, ¿y la mía se va degradando?”. Le aterraba perder el pelo. No obstante, la quimio que se da a día de hoy no le surtía efecto, así que tuvo que recurrir a un método anterior, lo que impidió que se le cayera el cabello. Al principio estuvieron sacándole sangre a diario durante una semana. “Acostúmbrate a ello a partir de ahora”, le decían las enfermeras. “Tuve que aprender a convivir con ello”, comparte. Pero no solo tuvo que luchar contra la enfermedad, sino también con la marea de comentarios ofensivos de aquellos que cuestionaban su enfermedad por su aspecto físico.

“Cuando estás mala la gente quiere verte mala. Te quieren ver con ojeras, sin pelo y yo me niego a darles lo que quieren”, declara tajante. “Hay mucha incomprensión por parte de la sociedad si no das el perfil de enferma. Y yo no lo voy a dar”. A pesar de estar mala, con síntomas como cansancio e hinchazón, Nani siguió trabajando. Pero el esfuerzo que realizaba a diario hizo que estuviera en cama totalmente incomunicada durante el verano de 2015. Ahí fue cuando tocó fondo y asimiló todo lo que le estaba ocurriendo. Asegura que la enfermedad le ofreció una nueva filosofía de vida. “Ahora disfruto más que nunca de las pequeñas cosas. Los besos de mis hijos, respirar, irte por ahí a cualquier parte, el buen día…”. Lamenta que haya gente que aún no crea todo lo que ella está sufriendo, una enfermedad que se lleva por dentro y que no se exterioriza, como por ejemplo la fibromialgia, que también padece desde hace 20 años. “Todavía cuestionan si estoy enferma o no, pero yo en vez de tomármelo como una ofensa, me rebelo contra ellos utilizando mi experiencia para ayudar a otras personas”, y es que Nani es la asesora de Bienestar e Imagen del departamento de oncología del Hospital de Jerez. “Les enseño a corregir ojeras, les ayudo con los sujetadores de prótesis... En todo lo que pueda”.

Cuando terminó con la quimio en 2016 se fue de viaje a Nueva York. “Llegué a perder 20 kilos. Estaba súper hinchada, pero irme a la gran manzana era uno de mis sueños”. En la actualidad Nani está “en mantenimiento”, en “remisión completa, lo que no curada”, pero saboreando la vida. En cuanto a su trayectoria profesional, acumula más de 30 años como asesora de imagen y cerca de siete como personal shopper. Ahora está centrada en Sinergium —el vivero de emprendedores de Luz Shopping— con unos talleres que imparte sobre maquillaje. “Me gusta la formación, ayudar a que las personas se puedan sentir bien y realizadas cuando luego ellas puedan hacer las cosas por sí mismas”. Independencia, dedicación, confianza… algo que su madre le inculcó y que hoy ella intenta transmitir a más mujeres.

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Claudia González Romero

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