Los autónomos gaditanos continúan creciendo a pesar de la evolución desfavorable del resto de Andalucía.

Son las siete de la mañana y Diego González, dueño de la charcutería más veterana de la Segunda Aguada, se prepara para abrir una jornada más su establecimiento. En su rutina, la que hace cada día desde junio de 1979, saluda a los vecinos del barrio y se para a charlar con ellos. Es uno más, y aquella esquina con el Pasaje Víctor de Pablo no sería lo mismo sin Las Nieves aromatizando el barrio con el olor característico del buen jamón.

“Los políticos nos han engañado, nos han prometido muchas cosas que luego no han cumplido y como no nos saquemos nosotros mismos las castañas del fuego no lo va a hacer nadie”, manifiesta indignado. El trato cercano y la calidad del producto son, por norma general, los grandes rasgos que definen a los comercios de barrio. “Traigo cosas que las grandes superficies no traen, después de tantos años uno conoce los gustos de los vecinos y sabe cómo acertar para que la caída de las ventas sea menor”.

Según los datos de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) más de la mitad de los negocios en territorio nacional son microempresas sin asalariados en ella. “Antes en este barrio había negocios en los que, además del dueño, estaba un empleado. Ya eso apenas se ve. Entre la crisis y los impuestos la carga es demasiado grande como para poder permitirse el lujo de contratar a gente”, sentencia Diego. Una afirmación en la que coincide Constantino, propietario de una copistería en la Plaza de Los Balbos y que asegura que “es imposible por completo tener un asalariado aquí”.

Constantino González tenía una tienda de productos de segunda mano para bebés, un negocio que se vio obligado a cerrar por la competencia que sufría. “La gente compra ahora todo por internet, buscando el bajo precio antes que la calidad del producto. Nos venden que hay recuperación económica pero la gente de a pie no lo notamos. Si no hay trabajo no hay dinero, por lo que se consume muy poco. Es la pescadilla que se muerde la cola”.

El desamparo por parte de las asociaciones de comerciantes y de las federaciones de autónomos es un problema añadido para muchos de ellos. “No hay ningún tipo de asociación que nos ayude a aumentar las ventas o a apoyar el pequeño negocio, tenemos que ser los comercios de la zona los que nos reunamos y decidir qué hacer en fechas especiales para darle un toque distinto al barrio y que la gente se anime a comprar y consumir”.

En la misma zona se sitúa María José Cano con su pajarería ‘Don Jilguero’, que tras más de 25 años abriendo sus puertas conoce a la perfección cómo funciona la vida de los pequeños empresarios. “Las grandes compras, como los sacos de pienso, ahora se hacen a través del ordenador, porque aunque la calidad sea peor, los precios son más baratos y te lo llevan a casa. Ahora vienen para lo básico del día a día y en pocas cantidades”.

Y es que muchos de los autónomos se han visto obligados a tomar medidas para no cerrar las puertas, aunque muchas de ellas conlleven obtener un menor margen de beneficios. “Ajustamos los precios lo máximo posible, de hecho tengo los mismos desde 2010. Aunque los mayoristas y representantes sí que los suben cada año”.

Sin embargo, la situación del desempleo en todo el país en general y en la provincia de Cádiz en particular obliga a emprender para poder sobrevivir a la crisis. Según los datos de la ATA (Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos) el pasado mes de julio se produjeron 200 nuevas inscripciones al RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos). Fue en El Puerto de Santa María donde un mayor número de autónomos comenzó su aventura (25), seguido de cerca por Sanlúcar de Barrameda (24). Los jerezanos, por el contrario, vieron cómo perdían hasta 43 trabajadores por cuenta propia, convirtiéndose en la localidad más afectada. El incremento de autónomos en un 0’3% en la provincia coincide con el de la capital, donde hay 13 nuevos trabajadores cotizando a la Seguridad Social en este régimen especial.

En comparación con el mismo periodo del año pasado, el balance de la provincia gaditana es levemente positivo, puesto que actualmente hay 774 afiliaciones más, por lo que se ha evolucionado de 58.523 autónomos a 59.297 incrementando en poco más de un punto.

La recuperación, por tanto, continúa siendo débil y habrá que esperar a los últimos meses del año para comprobar si la provincia continúa desmarcándose de la tendencia negativa del resto de Andalucía, donde el número de afiliaciones al RETA cayó un 0’27% en el mes de julio.

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Luis Rossi

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