La junta de gobierno local del pasado 16 de noviembre aprobó, entre sus primeros puntos del orden del día, el inicio de los expedientes para las retiradas de las distinciones honoríficas con la medalla de plata de la ciudad al contralmirante Manuel Mora-Figueroa y Gómez-Imaz y al comandante Arturo Paz Varela. En ambos casos, se acordó también el nombramiento de jueza instructora y secretario para proceder a la retirada de ambas condecoraciones a estos militares golpistas concedidas por el Consistorio jerezano en septiembre de 1961. Son solo los primeros pasos —hay otras nueve condecoraciones a "prebostes franquistas" que las organizaciones memorialistas han pedido que sean derogadas, entre ellas la de José María Pemán como hijo adoptivo de Jerez— que ha adoptado el gobierno local para cumplir con la ley de Memoria Histórica, tras la creación de una oficina municipal destinada a este fin y el anuncio de creación de un monumento-homenaje a los represaliados por el franquismo y diferentes publicaciones coordinadas con la plataforma por la memoria democrática y la asociación de familiares y amigos por la recuperación de la Memoria Histórica de Jerez y su comarca.
En la web de la Fundación Francisco Franco aparece la biografía de Manuel Mora-Figueroa y Gómez-Imaz (Sevilla, 1904-Madrid, 1964), "teniente de Navío durante la Cruzada, y comandante del Ejército Nacional, mandando durante los tres años la Bandera Falangista que llevaba su nombre". Su trayectoria también incluye, según esta página, el nombramiento, en octubre de 1939, como "Gobernador Civil de la provincia de Cádiz, cargo que ocupó hasta junio de 1941, a los pocos días de tomar posesión, ya que dimitió para enrolarse como Comandante de Infantería en la División Azul para combatir al comunismo en la URSS". Fue uno de los 14 Jerarcas falangistas que lucharon en la División Azul.
En el caso de Arturo Paz Varela, que además cuenta con una calle en la ciudad, hay mucho menos información en la Red, aunque sí se conoce que llegó a los grados de comandante y coronel durante la Guerra Civil y formó un conocido y temido batallón de milicias con el que partió al frente bajo el nombre de Batallón de Milicianos Jerezanos. En 2008, el Ayuntamiento ya intentó retirar su nombre del callejero pero, finalmente, acabó pidiendo disculpas a su familia. "Me queda la duda de que efectivamente fuera el jefe de ese batallón en el frente y más aún si siguió o no en el mismo durante la posguerra", aseguró en su momento Francisco Benavent, el edil responsable de la malograda comisión de Memoria Histórica que constituyó el Ayuntamiento en ese momento.
Si la vecina Cádiz vive estos días cierto revuelvo a raíz de la decisión municipal de sustituir el nombre de la avenida Ramón de Carranza por 4 de diciembre —medida que se materializó esta misma semana—, y promover una consulta ciudadana para reemplazar también el nombre del Estadio, el ejecutivo socialista en el Consistorio jerezano empieza a dar los primeros pasos serios tras más de medio mandato y unos dos años y medio después de que el pleno aprobara estas medidas. Eso, a pesar de las presiones que en todo este tiempo han venido ejerciendo tanto la plataforma de Memoria Democrática como los grupos políticos Ganemos e IU con el objetivo de que se cumpla con la ley que exige la erradicación de todo vestigio antidemocrático en el municipio. Entre estas huellas, la plataforma ha destacado once símbolos franquistas que deben ser retirados "urgentemente" de la vía pública: un monolito y un parque, en plena calle Taxdirt, denominado desde hace dos años como Regimiento de Artillería Antiaérea nº 74; la peana con los generales franquistas del monumento ecuestre de Primo de Rivera en el Arenal; los escudos franquistas que presiden la fachada de la Escuela de Arte, así como numerosos rótulos de seguidores franquistas en la barriada España; o las pequeñas placas metálicas con el yugo y las flechas en los portales de acceso a las antiguas viviendas de protección oficial en barriadas de la ciudad tan populares como las Casitas Bajas de San Benito.
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