Dos genios irrepetibles: las impresionantes bulerías de El Torta a Rafael de Paula

"No te apures Rafael, que tu arte es inmortal", le cantó el genuino cantaor al torero en una frase que hoy cobra un significado especial

El Torta, cantándole a Rafael de Paula.
02 de noviembre de 2025 a las 20:05h

La noticia del fallecimiento de Rafael de Paula, adelantada por lavozdelsur.es, ha conmocionado a Jerez y al mundo del toreo. La alcaldesa María José García-Pelayo ha expresado sus condolencias a la familia del diestro y ha querido rendirle homenaje: “El cielo abre su Puerta Grande para recibir a un jerezano de leyenda”.

Una figura irrepetible en el arte del toreo

Paula, símbolo de la bohemia taurina y del arte más puro, fue durante décadas una de las grandes referencias del toreo andaluz. Su estilo inconfundible, entre la inspiración y el duende, lo convirtió en una figura de culto tanto para los aficionados como para quienes veían en él un artista total, más allá de los ruedos.

Junto a su nombre aparece otro mito jerezano: Juan Moneo El Torta, cantaor flamenco y alma gemela en esa forma de vivir el arte sin concesiones. Dos bohemios, dos genios irrepetibles. El Torta y Rafael de Paula cara a cara en un momento de los que encogen el alma por la mezcla de inspiración y pellizco.  

Ese vínculo entre ambos quedó reflejado en las bulerías que El Torta le dedicó a Rafael. “Ay, qué alegría ser torero. Qué alegría ser torero y en la cuadrilla del Paula salir de banderillero”. Su voz, rasgada y sentida, emocionaba al torero, presente en el público en una actuación en Jerez en La Guarida del Ángel. 

"Esto es pá Rafaé. Si llego a saber que viene, no salgo ni de casa", comentó El Torta antes de esas bulerías eternas donde el cantaor dejaba un mensaje que hoy cobra un significado especial: “No te apures Rafael, que tu arte es inmortal”. Una frase que resume el sentir de una ciudad entera ante la pérdida de un hombre cuya figura trasciende el tiempo y el toreo.

El Torta y El Paula, dos leyendas de Jerez, de la Plazuela a Santiago. Uno, con la voz rota que lloraba por bulerías la verdad del alma; el otro, con el arte lento y hondo de quien torea el tiempo mismo. 

Sobre el autor

Rubén Guerrero

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