El jerezano Lole Román, diseñador especializado en tipografía, tuvo la "loca" idea de crear en Jerez un espacio de 'coworking', "una segunda casa donde compartir todo".

En el número 15 de la calle Ventura Misa se instala un espacio de coworking bajo el nombre de Doce Monos. No tienen rótulo. El promotor de este entorno, Lole Román, cuenta que tenían un letrero de cartón pero que con la lluvia se les cayó. “Esto es lo típico, en casa del herrero, cuchara de palo”, bromea. Lole estudió Administración, Informática, hizo el Bachillerato de Arte, un curso de Gráfica Publicitaria y tiene un título universitario de Diseño Gráfico. No ha parado, o mejor dicho, no para. Al sacarse la carrera se especializó en tipografía, el arte de crear tipos de letras. Desde entonces, está enamorado de “esas curvas, esas dobles alturas” de la caligrafía.

Antes de crear el espacio Doce Monos, Lole se encontraba trabajando en consultorías y en algunas start-up como freelance en Madrid. Se cansó y decidió volver a una propiedad que tenía en Jerez, su ciudad natal. Esa casa, más o menos céntrica, estaba un poco olvidada. Pensaba trabajar desde allí, pero como él mismo dice: “No puedo estar en un despacho solo, necesito tener a alguien al lado”. En la capital ya había trabajado en espacios de coworking, mientras que en Jerez todavía no existía ninguno. Añoraba ese ajetreo diario de ir de evento en evento, charlas, convenciones, talleres... Tenía mucha vida social y al regresar al sur logró tranquilidad. No obstante, sintió un pinchazo, un vacío. A través de ese sentimiento, sacó el lado bueno de la situación y se puso manos a la obra. En 2013 reformó la casa de Madre de Dios y la acopló para construir uno de esos co-spacio en el que crear un punto de unión para trabajar, crecer y aprender.

“El coworking es compartir todo, tanto la profesión, como los gustos, el día a día, un desayuno, el salir de casa…"

¿Qué es el coworking? “Es compartir todo, tanto la profesión, como los gustos, el día a día, un desayuno, el salir de casa… Es como tu segunda casa prácticamente. Es un espacio de trabajo y amistad”, explica Lole. “Aquí en Jerez es complicado que la gente entienda qué es un coworking. Es fácil vender un despacho, pero no esto”, añade. En vez de trabajar desde casa, es más atractivo e interesante acercarse a un espacio de estas características, conocer gente y enriquecerse de otras profesiones. En el aula principal trabajan personas con oficios de lo más curioso. Pablo distribuye género del mar de Noruega a empresas portuguesas; Abraham es filólogo español, traduce libros y estuvo una temporada dando clases de español –en inglés– en Rusia; Mike y Chelsea son australianos y llevan, junto a Ana, la International Sherry Week; Ibrahim es desarrollador freelance y Lole enseña tipografía. "Me encanta que cada uno sea de su padre y de su madre, así se aprende mogollón".Lámparas que sobrevuelan las mesas amplias bañadas en color gris, estantes con cuadros de ilustraciones y frases positivas como “Usted mola”; figuras del Caballero del Zodíaco y de World of Warcraft, además de baldas con más de veinte Mr. Potato diferentes; un lugar de eventos en la planta de arriba, un patio para fumadores, una cocina alargada, un sillón con forma de plátano donde tomar la siesta… y más recovecos mágicos donde sentirse a gusto. El espacio está diseñado por Sonia Trenado, ya que guarda su singular toque, su perchero artesanal de ramitas de madera. “Aquí desconectas de las labores diarias y te es más fácil concentrarte para trabajar. Separas lo que es la vida de casa con la profesional”, comparte el propietario de Doce Monos. 

"Es complicado que la gente entienda qué es un coworking. Es fácil vender un despacho, pero no esto”

¿Tiene algo que ver el nombre de Doce Monos con la película? “No estamos tan locos, pero bueno… es porque en el espacio de trabajo hay doce sillas”, responde Lole. Ahora mismo hay unas ocho ocupadas, las demás están esperando a ser cubiertas. Cualquiera puede entrar a trabajar, si se necesita un lugar más privado, se puede usar la sala de exposiciones. En ella suelen hacer de todo, charlas, mesas redondas, talleres… “Hemos hecho eventos de diseño, coaching, idiomas, productos digitales y para ayudar en el emprendimiento o en la financiación”. La mayoría de ellos son gratuitos, pero los workshops –encuentros en el que acude algún invitado que no es de la ciudad– sí tienen un coste. 

Doce Monos no deja de ser un lugar de convivencia. En él intentan que reine el buen rollo y, hacer desayunos en conjunto todos los lunes para empezar la semana de manera positiva, es una manera de lograrlo. Se mueven a través de las redes sociales, y, sobre todo, mediante el boca a boca. Para poder hacerse con una de sus sillas hay que pagar una cuota –dependiendo de la estancia acordada, la cifra sube o baja– pero se puede pagar simplemente por días. 

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Claudia González Romero

Periodista.

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