Discapacidad y Semana Santa: la procesión va por dentro

Salvador Garrido y Marta Vergara, con sus bicicletas eléctricas adaptadas a sus sillas de ruedas, forman parte del cortejo de la hermandad de la Amargura en Jerez

Salvador Garrido y Marta Vergara, con handbike, durante la salida procesional de la Amargura en Jerez.
Salvador Garrido y Marta Vergara, con handbike, durante la salida procesional de la Amargura en Jerez. MANU GARCÍA
17 de abril de 2025 a las 14:25h

Delante de la cruz de guía de la hermandad de la Amargura, este Miércoles Santo en Jerez, procesionan dos penitentes en silla de ruedas. En handbike, para ser más exactos. Que no es otra cosa que una bicicleta adaptada para personas con movilidad reducida, en este caso, eléctrica. 

Son Salvador y Marta quienes deciden hacer estación de penitencia con su hermandad, la Amargura, que facilita que, aun teniendo movilidad reducida, puedan completar el recorrido junto a sus hermanos. 

MartaVergara, que no tiene movilidad en sus piernas debido a una enfermedad rara a la que ni siquiera le pone nombre, hace diez años que notó que algo no iba bien. "Sufrí una alteración de la marcha, me fallaba el equilibrio y empecé a ir con muletas; todo se fue agravando", contaba Vergara a este periódico.

Tuvo que esperar cinco años para que un neurólogo le dijera que padecía una enfermedad rara. Resultado: paraplejia espástica progresiva. Todavía no sabe qué la provoca, pero le va afectando cada vez a más partes del cuerpo.

SILLAS DE RUEDA LA AMARGURA 4
La Amargura facilita la salida procesional de personas con discapacidad.  MANU GARCÍA

En este 2025 es la segunda ocasión en la que participa en la procesión de esta hermandad. "Hace dos años salí, el año pasado no pude por las lluvias, y fue increíble", cuenta Vergara a lavozdelsur.es. Dice de la Amargura que "es una hermandad que se involucra con las personas con discapacidad".

Y es que es "de las primeras en las que he visto personas en silla de ruedas haciendo penitencia", dice Vergara. Es una experiencia que recomienda, y agradece a la hermandad "que estén tan pendientes de nosotros". 

Ella, hermana desde hace 25 años, decidió preguntar si podía participar en el cortejo. No le pusieron problemas. "Me dijeron que llevara la handbike, y la verdad es que sin ella no se puede", comenta.

"Al principio me echaba para atrás, pero dije por qué no", sostiene Vergara. "A quien vaya en silla siempre se lo voy a recomendar. Intentamos visibilizar que nada es imposible", dice.

A su lado va SalvadorGarrido, hermano de la Amargura "de toda la vida". Y no es una forma de hablar. Su padre nació en la iglesia de los Descalzos, donde un tío de su padre era párroco. Así, fue monaguillo en este templo muchos años. 

Su madre, su abuelo materno y un tío eran también de esta hermandad. No le quedaba otra que formar parte de una cofradía, con la que procesiona y de la que es hermano desde 1987, pero con la que no salía un Miércoles Santo desde hace una década.

SILLAS DE RUEDA LA AMARGURA 3
Saludo de un hermano de la Amargura, durante el recorrido. MANU GARCÍA

Este año fue Marta quien lo convenció. "La última vez fui con la prótesis, porque tengo la pierna derecha amputada, pero es una paliza. Soy amputado femoral y es mucho más exigente para el cuerpo", cuenta Garrido.

En esta ocasión, tanto Salvador como Marta lo hacen en handbikeeléctrica, por lo que el desgaste físico no es tan acusado. Solo han tenido que asegurarse de que les dure la batería durante las más de siete horas que dura la procesión.

"Voy en silla porque hace unos años me tuve que operar de la cervical, y me ha afectado a varias partes del cuerpo, entre ellas, la vejiga. Me estreno con un conducto para la orina, que lo es lo que me ponía más nervioso", cuenta Garrido.

Pero después de que hace dos años viera a Marta Vergara hacer la estación de penitencia en handbike, precisamente con su hermandad, se decidió a probar. Hay quien le ha dicho que así, de esa manera, no supone penitencia. "Yo hago protestación de fe, así que da igual cómo la haga", se defiende. 

Para Salvador, supone "acercarme a mi hermandad, ponerle el culmen a la Cuaresma. Antes la vivía, pero no la culminaba con la salida procesional. Este año cierro el círculo", cuenta.

Un accidente que le cambió la vida

Si Marta se ve obligada a utilizar silla de ruedas por la enfermedad rara que le provoca una paraplejia, en el caso de Salvador fue un accidente de moto el causante de que tuvieran que amputarle una pierna. 

SILLAS DE RUEDA LA AMARGURA 1
Salvador y Marta, antes de la salida de la Amargura.   MANU GARCÍA

Con apenas 20 años, su vida cambió radicalmente. Era el año 1993. "La amputación fue traumática porque era muy joven", confiesa. "Estaba acostumbrado a ir a la playa, coger bicicleta...", relata. 

Pero a los pocos meses del accidente, estaba yendo al instituto donde estudiaba en moto eléctrica. "Ahora sigo cogiendo bicicletas, pero pedaleo con las manos (handbike)", dice.

"Cuando tienes 20 años no te queda más remedio que adaptarte. O te adaptas, o te quedas en tu casa, y yo no soy mucho de casa...", dice Salvador, que aprovecha la conversación con este medio para pedir que, en Cuaresma, durante besamanos y besapiés, los templos estén adaptados para personas con movilidad reducida.

Quejas de Adifi por las dificultades

Hace unos días, la Asociación de Personas con Discapacidad Física (Adifi) de Jerez se quejó de las numerosas barreras que encuentran las personas con movilidad reducida para desplazarse en Semana Santa. 

Entre las aglomeraciones, los bordillos sin rebaje, las aceras estrechas o los estrechos espacios que dejan los palcos en algunas zonas de la Carrera Oficial... "Las personas con movilidad reducida se siguen encontrando problemas en Semana Santa", dice Adifi.

SILLAS DE RUEDA LA AMARGURA 2
Las handbike de Marta y Salvador abren el cortejo.  MANU GARCÍA

La presidenta de la asociación, María del Carmen Menacho, dice en declaraciones a lavozdelsur.es que cuentan poco con ellos para organizar el dispositivo de Semana Santa. Las personas con movilidad reducida tienen habilitado un palco, en la plaza Aladro, que se sortea entre los interesados. 

Sin embargo: "Llevamos muchos años pidiendo un sitio elevado, los palcos no son accesibles", se queja Menacho. "Hay palcos que nos han comido mucho sitio, porque antes no bajaban de la acera y ahora sí", explica, lo que dificulta el acceso.

Por ello, reclaman "un lugar más grande y digno" para que personas con problemas de movilidad puedan disfrutar de la Semana Santa. "Para que podamos ir los días que queramos, no los que nos toca por sorteo", incide la presidenta de Adifi. 

"Jerez no está demasiado mal en cuanto a accesibilidad", asegura Salvador Garrido, aunque cuenta que quienes se ven en esta situación, ya conocen itinerarios alternativos, más amables. Marta Vergara cree que "si no tienes un palco que ir, es complicado moverse". 

"Se podrían habilitar a lo mejor más espacios, me gustó mucho cómo se hizo en la Magna", insiste Garrido. Desde Adifi llevan tiempo pidiendo una reunión para abordar este asunto con la Unión de Hermandades. 

Sobre el autor

francisco romero 4

Francisco Romero

Ver biografía

Lo más leído