La desconocida 'revolución' cofrade de Jerez en el siglo XIX que cambió la Semana Santa para siempre

El investigador Cristóbal Romero revela en su último libro cómo entre guerras, crisis y convulsiones políticas, las hermandades jerezanas sembraron la base de la Semana Santa de hoy en día

El autor Cristobal Romero con el libro en los Claustros de Sant Domingo.
El autor Cristobal Romero con el libro en los Claustros de Sant Domingo. MANU GARCÍA
22 de noviembre de 2025 a las 19:10h

La Semana Santa de Jerez en el último cuarto del siglo XIX marcó un antes y un después en el devenir del movimiento cofrade local. Así lo sostiene, en declaraciones a lavozdelsur.es, el investigador Cristóbal Romero Gandolfo, que acaba de publicar el segundo tomo de su serie dedicada a las hermandades jerezanas en un siglo agitado para España, tanto en lo social como en lo político.

La Restauración borbónica, iniciada después del golpe del general Martínez Campos en 1874, devolvió al trono a Alfonso XII. Poco después, en 1876, se promulgó una Constitución que sentó las bases del nuevo régimen. A pesar de un entorno marcado por conflictos coloniales y pérdidas territoriales, emergió un ambiente más estable y propicio para el despertar cofrade.

Hermandades "supervivientes" y decididas a crecer

Romero Gandolfo, en su quinta obra, indaga entre archivos y hemerotecas para rescatar la memoria de una vida cofradiera que centraba casi toda su actividad en la Semana Santa, quedando el resto del año en un plano testimonial. A finales del siglo XIX “supervivían hermandades dispuestas a progresar en el nuevo siglo que se alumbraba”.

El investigador detalla las corporaciones que procesionaban por entonces: la de la Coronación de Espinas, desde San Agustín, hacía estación de penitencia el Domingo de Ramos; desde Santiago salía el Jesús del Prendimiento en Miércoles Santo; y el Jueves Santo contaba con Nuestro Padre y Señor de las Penas, desde San Mateo, y con la del Mayor Dolor, desde San Dionisio.

Acto de presentación del libro.
Acto de presentación del libro. MANU GARCÍA

El esplendor del Viernes Santo y los momentos ya perdidos

La Madrugada del Viernes Santo pertenecía a Jesús Nazareno, desde San Juan de Letrán, con una multitudinaria procesión que incluía la ceremonia de las ‘Caídas del Nazareno’. También en la Madrugada, desde la capilla del Calvario, procesionaban el Cristo del Calvario y la Virgen de la Piedad, con el sobrecogedor momento del ‘Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo’ en el Arenal de Santiago.

El Viernes Santo, sin embargo, se erigía como el día grande, con el Cristo de la Expiración y María Santísima del Valle, la segunda salida del Calvario con el Santo Entierro y la de Nuestra Madre y Señora de la Soledad, desde la Victoria.

"Pusieron la piedra angular del futuro"

Como explica Romero a lavozdelsur.es, “todas ellas, bajo el amparo del decreto arzobispal del 15 de febrero de 1899, del cardenal arzobispo Marcelo Spínola y Maestre, fueron las que pusieron la piedra angular que alumbraría una nueva etapa de la Semana Santa jerezana, que avanzaba hacia el futuro”.

A sus 73 años, el autor presenta este segundo tomo de Crónica de hermandades y cofradías de Jerez en el siglo XIX, que abarca desde 1876 hasta 1900, fruto de “mucho tiempo investigando, recapitulando y guardando documentos”. El original superaba el millar de páginas, por lo que decidió dividir la obra en dos volúmenes, destinando sus beneficios a la Asociación Obispo Rafael Bellido y a Cedown.

Portada de la publicación en las manos del autor.
Portada de la publicación en las manos del autor. MANU GARCÍA

Empoderamiento, economía débil y labor asistencial

El investigador destaca que las cofradías “se hicieron fuertes, o como se dice hoy, se empoderaron. El último cuarto del siglo XIX fue impresionante”. La economía era frágil y el Ayuntamiento llegó a subvencionarlas para que pudieran salir en Semana Santa. La sociedad vivía momentos difíciles, con movilizaciones agrarias, obreras y tensiones entre conservadores y liberales. “Los conservadores apoyaban a las cofradías, claro; los liberales, menos”, señala Romero, aunque admite que “aquella época no fue excesivamente hostil”.

Si no hubiera existido el Nazareno, el Cristo o las demás hermandades, no sé qué sería hoy de la Semana Santa”, afirma. Las crónicas hablaban de calles abarrotadas, especialmente durante las Caídas del Nazareno, el Descendimiento o la salida del Cristo, momentos “abrumadores”.

CRISTOBAL ROMERO LIBRO SEMANA SANTA 8
Interior del libro Semana Santa de Jerez en el último cuarto del siglo XIX.  MANU GARCÍA

El motín de las quintas, durante el Sexenio Democrático, también ocupa espacio en la investigación: promesas incumplidas, barricadas, enfrentamientos y muertes. Aun así, “cuando se acercaba la Semana Santa, el Cristo salió”. Según una leyenda que Romero considera hoy certeza, algunos cargadores quisieron tirar al Cristo en la hoyanca, pero el pueblo lo impidió. “Arrepentidos, aquellos cargadores pedían perdón al Cristo mientras lo llevaban de vuelta a San Telmo”.

El autor busca homenajear a quienes hicieron posible aquella herencia: “Su sacrificio fue la semilla de lo que hoy es la Semana Santa”. Destaca además la labor solidaria de hermandades como la del Prendimiento, que exigían a sus hermanos llevar alimentos para repartir entre los vecinos. “Gracias a estos gestos se hicieron poderosas”. Romero subraya que la caridad comenzó a cobrar fuerza como esencia cofrade, y sentencia: “es un camino que hoy debería potenciarse aún más. Por ahí es donde deben crecer”.

Sobre el autor

KIKO ABUIN 1

Kiko Abuín

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