Desalojan las aulas de Infantil del CEIP Nueva Jarilla tras caerse el techo: "Hubiera matado a los niños"

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Los alumnos del centro tienen que trasladarse hasta el edificio de Primaria como medida preventiva.

María abre la puerta del aula de su clase de Infantil, como cada mañana, pero esta vez se encuentra con una desagradable sorpresa: parte del techo de escayola, que abarca una de las esquinas del aula, se ha derrumbado. Las fuertes lluvias caídas durante el fin de semana parecen ser las culpables del suceso, que tiene lugar en el CEIP Nueva Jarilla de la pedanía del mismo nombre. La cobertura de escayola ha cedido y, como consecuencia, una de las lámparas —de varios metros de longitud— yace en el suelo justo donde los menores celebran sus ‘asambleas’ diarias, donde debaten al iniciar el día. “Hubiera matado a los niños”, exclama una madre que se echa las manos a la cabeza cuando ve el destrozo. María Cañada, profesora de Infantil, confirma que los pequeños pasan en esa zona "buena parte de la mañana", por lo que se alegra de "haber tenido suerte" por no haberse producido en horario lectivo. "En septiembre ya se solucionó un problema de humedad aquí", añade.

El ajetreo en las inmediaciones del centro es mayúsculo. Los niños juegan en el parque exterior, las madres esperan ansiosas noticias y los técnicos de Urbanismo desplazados hasta el colegio dan una premisa muy clara: hay que desalojar el centro. Los técnicos decretan esta medida preventiva en espera de que este martes se realicen catas en la zona para comprobar si el problema es puntual o afecta a todo el edificio. “Tiene el mismo sistema constructivo que La Constancia o La Plata, y la misma antigüedad, por lo que los problemas están dando la cara ahora”, señalan trabajadores municipales a lavozdelsur.es, quienes confirman que será el martes cuando vean “hasta dónde llega la enfermedad”.

Las madres no tardan en ponerse manos a la obra. Antes de las dos de la tarde no puede quedar nada en el edificio, por lo que empiezan a llevarse mesas, sillas, pizarras, impresoras, estanterías… todo lo que usan los pequeños durante su día a día. “El colegio queda cerrado y no se sabe cuando se abre”, comunica una madre a otras cuantas que la escuchan. Por eso no tardan en dejar vacías las aulas de Infantil, donde dan clase unos 30 niños de entre tres y cinco años, para trasladar los materiales hasta el edificio de Primaria, donde reubicarán a los alumnos en el laboratorio y el aula de música para hacer sitio a los nuevos inquilinos.

El exterior del centro es un hervidero de gente transportando muebles, libros, percheros... y también a Moli, el único testigo del suceso, al que las madres han rescatado de entre los escombros. Por eso Iker se alegra de verlo fuera, en pleno traslado, y lo sujeta para que sea fotografiado su compañero, que pasa cada fin de semana con una familia. "Vamos Iker", lo llama un amigo, que colabora como puede con la mudanza llevando una silla sobre los hombros.

“La estructura no está en condiciones, hemos mandado muchos escritos diciendo que hay humedades y grietas, pero lo que hacen es pintar y tapar los agujeros…”, se queja Montserrat, miembro de la Ampa del centro. El pasillo ya sufrió un incidente similar hace cinco años, aunque la directora del CEIP, María del Carmen Barrones, señala que no había indicios de que el aula afectada presentara esos problemas. Ella, sorprendida por el incidente, coordina la ‘mudanza’ al edificio de Primaria, donde padres van llevando mobiliario cargándolo en remolques.

“Este pueblo es muy húmedo”, dice una de las presentes, que cuenta que su madre, que ahora tiene 70 años, dio clase en este mismo edificio cuando tenía ocho años. “Me contó una vez que cuando llegó esto era un charco”, reseña. El colegio, que tiene unos 60 años de antigüedad —es de las primeras construcciones que tuvo la pedanía, allá por los años 50 del siglo pasado—, lleva tiempo presentando serias deficiencias, cuentan los padres. Hace unos cinco años ya se desprendió parte del techo del pasillo aunque afortunadamente, como en esta ocasión, coincidió con un periodo no lectivo —las vacaciones de verano— y no en horario de clase. El Ayuntamiento asegura que se harán catas en el forjado del aulario de Infantil para "comprobar si se encuentra afectado por el mismo grado de deterioro”, tras lo que “se procederá a la redacción del informe definitivo sobre el estado de las aulas donde se especifiquen, además, las medidas necesarias para garantizar la seguridad".

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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