En 1989, Carmen Soto se fue a vivir con su marido y sus suegros a una vivienda en régimen de alquiler social que le había sido concedida al matrimonio. A la muerte de su pareja en un accidente en una obra, Carmen continuó viviendo con sus suegros, a los que cuidó hasta que fallecieron. Durante 40 años, esta casa de la barriada del Mopu ha sido su hogar. Hasta este martes, en que ha tenido que entregar las llaves como consecuencia de un desahucio.
Cuando vivía con sus suegros, estuvo pagando el alquiler de la vivienda, y continuó haciéndolo en los meses posteriores al fallecimiento de estos. El problema, según el testimonio de la propia Carmen, no son los impagos, sino que sus suegros no eran los padres biológicos del que fue su pareja. En su día, registró un documento en la Junta de Andalucía en el que se daba fe de la cesión de la vivienda a su nombre, algo que de nada ha servido.
Meses después del fallecimiento, según testimonio de la propia Carmen en información de Informativos Telecinco, desde la Junta de Andalucía le indicaron que dejase de pagar el alquiler hasta que se regularizase su situación en la vivienda, dado que no estaba empadronada en la misma, cosa que hizo.
Sin vínculo matrimonial ni vínculo de subrogación para poder permanecer en la vivienda, Carmen ha tenido que dejarla, pese al apoyo vecinal y a la presencia de activistas que la han acompañado en el momento del desahucio.
En marzo le llegó la carta de desahucio, y, pese a intentarlo todo en estos últimos meses, este martes no ha opuesto resistencia. De forma provisional, según información del mismo medio, el Ayuntamiento de Jerez le ha ofrecido una vivienda en la que convivirá con otras mujeres hasta que pueda optar a una vivienda.
Comentarios