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La Fundación Down Jerez Aspanido desarrolla por segundo año consecutivo y gracias a la colaboración de DKV Seguros el programa 'Hábitos Saludables'.

En la actualidad una persona con Síndrome de Down goza de una esperanza de vida de 60 años. Todo un logro, aunque ésta aún es mucho menor que la media del resto de la población. Este colectivo se ve abocado a un envejecimiento precoz en el que pueden presentar síntomas como la disfunción inmunitaria, formación de cataratas o la atrofia de la piel, entre otros. A esto hay que sumar una mayor probabilidad de padecer Alzheimer en las personas con Down. Todo, subrayan los expertos, siempre varía en función de muchos factores, y depende muchísimo del desarrollo y las rutinas de cada individuo.

La Fundación Down Jerez Aspanido (Asociación Padres Síndrome de Down) se ha propuesto retar al paso del tiempo, hacer todo lo posible para retrasar el envejecimiento en sus 70 usuarios. De ahí que, por segundo año consecutivo ponga en marcha el programa Hábitos Saludables para personas con discapacidad intelectual. Con esta iniciativa promueven el ejercicio tanto físico como psíquico, y una dieta equilibrada porque, según estudios recientes, los niños con Síndrome de Down tienen dos veces mayor riesgo de sufrir obesidad que la población infantil en general. Todo gracias a la aportación de la Fundación DKV que un año más dota al programa de recursos económicos. De no ser así resultaría “inviable”, como afirma Juana Zarzuela, presidenta de la Fundación. El objetivo perseguido es complejo y las líneas de trabajo muy amplias, de ahí que un año no sea suficiente para conseguir el propósito.

Los recursos humanos de la Fundación participan en Hábitos Saludables, pero para ejecutar el programa cuentan además con una dietista y un médico, profesionales ajenos a Jerez Aspanido, específicamente cualificados para ello. En cuanto a lo relacionado con la alimentación, comienzan analizando la sangre y diferentes parámetros de tal forma que diseñan una dieta acorde a las características de cada uno de ellos para controlar el peso o adelgazar, dependiendo de cada caso. “El año pasado logramos que asimilaran buenos hábitos. Muchos adelgazaron. También hemos descubierto que algunos no tienen grasas de más sino que retienen líquido en el músculo y vamos a investigar la razón”, cuenta Zarzuela.

También hacen hincapié en concienciarles a ellos y a sus familiares puesto que traen alimentos de casa. Se les enseña a comer sano, a prescindir de la bollería, los precocinados y la comida rápida. Les animan a comer carnes a la plancha, fruta, verdura y un desayuno con aceite de oliva. Se les imparte talleres de cocina para que ellos mismos preparen su desayuno. Y no menos importante es motivarles. “Hay que decirles que se les ve más delgados, subirles la autoestima para que no se aburran y sigan esforzándose”, apostilla la presidenta de Jerez Apanido.

El programa incluye la práctica regular de deporte. Esta tarea aporta muchos aspectos positivos. Por una parte, todos los beneficios físicos y mentales que conlleva a cualquier persona hacer marchas y otros ejercicios al aire libre. Por otro, la integración en la sociedad. Muchos de ellos ya no tienen edad para asistir a centros escolares, algunos no tienen trabajo y el hecho de ir a la piscina cubierta o usar las instalaciones y los implica una mayor integración, por eso el programa es “inclusivo”.

La mayoría de los usuarios se encuentran al margen del sistema al no estudiar, ni trabajar y deben ayudarles a estimular constantemente la mente y el cuerpo, porque lo contrario supone un “retroceso”

La alimentación y el deporte resultan fundamentales para frenar el envejecimiento, pero no menos importante que el ejercicio mental. Por tanto, una de las líneas de actuación trabaja tareas cognitivas para que puedan tener un envejecimiento activo. Hay que estimularles para optimizar las conexiones neuronales. En este ámbito, los ejercicios dependen de la edad de los usuarios. Los beneficiarios de menor edad trabajan con actividades más llamativas, muy relacionadas con los colores, las formas. Los mayores, se sirven de las tabletas para realizar ejercicios de memoria, lógica y otros de investigación para lo cual deben buscar información sobre poblaciones. “Se les da el nombre de una ciudad como Valencia, por ejemplo, y buscan información sobre ésta, averiguan cosas que amplían sus conocimientos, buscan imágenes y luego lo comparten con el resto”, explica Zarzuela.

Hasta julio de 2016 continuarán impartiendo actividades y charlas que no sólo ayuden a los usuarios con Down a ser unos ancianos saludables, también ayuda a sus familiares a comprender cómo conseguirlo y a compartir tiempo durante las actividades que así lo permiten. Según la presidenta de la Fundación Down Jerez Aspanido, Juana Zarzuela, este programa es fundamental; la mayoría de los usuarios se encuentran al margen del sistema al no estudiar, ni trabajar y deben ayudarles a estimular constantemente la mente y el cuerpo, porque lo contrario supone un “retroceso” en los niveles cognitivos previamente alcanzados.

Sobre el autor:

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María Luisa Parra

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