La incorporación de los recién licenciados al mercado laboral y una mejor relación entre Universidad y empresas centran una nueva jornada del ciclo 'Café con...', organizado por la Confederación de Empresarios de Cádiz.
Cada año, miles de universitarios finalizan sus estudios y para la inmensa mayoría se les presenta un futuro poco claro laboralmente hablando. Muchos optan por marcharse al extranjero para continuar su formación o para intentar buscar un trabajo, mientras otros lo intentan en nuestra provincia aun sabiendo las dificultades por las que pasa encontrar un trabajo medianamente bien remunerado.
En este sentido, y para tratar este tema, con el lema “la Universidad de Cádiz y los retos de nuestra provincia” se desarrolló en la mañana de este viernes en la sede de la Confederación de Empresarios de Cádiz (CEC) una nueva sesión del ciclo ‘Café con…’, que en un formato de desayuno de trabajo con empresarios, directivos y profesionales trajo como invitada a Ana Alonso, presidenta del Consejo Social de la Universidad de Cádiz e igualmente presidenta-coordinadora del Foro de los Consejos Sociales de las Universidades Públicas de Andalucía.
En la jornada se brindó a los presentes la oportunidad de seguir avanzando en la relación Universidad-sociedad-empresa, y se trató igualmente la transferencia de conocimientos de la Universidad hacia las empresas y el encaje de lo que la empresa demanda con respecto a los conocimientos y titulaciones que la Universidad ofrece al ámbito empresarial. En este sentido, se trasladaron propuestas de cómo mejorar esa relación, de cómo trabajar para que los jóvenes que salen de la universidad puedan encontrar más y mejor empleo por cuenta ajena pero que también haya una mayor impregnación de la cultura empresarial, de la propuesta de crear por parte de esos licenciados su propia empresa.
A la finalización de la jornada, Ana Alonso señaló que su doble condición de empresaria y de presidenta del Consejo Social de la UCA le permitió tener “una visión más amplia de lo que la Universidad debe hacer, que es transferir conocimientos, colaborar en que la empleabilidad sea mayor y mejorar en definitiva esas condiciones para que pueda haber un mayor empleo y de más calidad”. Alonso explicó que también se trató el asunto de las prácticas en empresas y recordó que aunque el alumno sale de la Universidad con conocimientos importantes “luego el mundo del mercado laboral es otro y ahí debería haber permanentemente una colaboración entre Universidad y empresa, no sólo en transferir conocimientos, sino también en facilitar esa transición que debe hacer el alumnado entre la formación y el empleo, que son sus prácticas”.
En cuanto a la gran cantidad de jóvenes recién licenciados que se incorporan a las listas del paro, Alonso explicó que en este sentido la Universidad poco puede hacer más allá de “fabricar conocimiento, investigar y preparar muy bien a su alumnado”. “El sistema es el que genera un desempleo y en el sistema hay responsabilidad política, social, también de la Universidad y de los gobiernos a la hora de generar escenarios para que la empresa sea más competitiva, para tener menos trámites burocráticos, para tener menos presión fiscal y en definitiva, para poner los escenarios para desarrollar empleo y riqueza”. Ana Alonso también reconoció que “es lamentable que la sociedad invierte un dinero para formar a personas que luego se van a otros países. En circunstancias normales no sería malo que la gente saliera fuera si de fuera también vinieran aquí a trasladarnos sus conocimientos, pero estamos invirtiendo muchos millones para luego descapitalizarnos y quedarnos sin ese talento que probablemente no vuelva”.
Por su parte, el presidente de la Confederación de Empresarios, Javier Sánchez Rojas, afirmó que las empresas “confían” en la juventud, si bien explicó que éstas vienen arrastrando “los mismos problemas o más que el resto de ciudadanos por la crisis y las empresas contratan cuando necesitan, no cuando se les demanda por parte de no se sabe quién”. Si bien Rojas incidió en que en la provincia “tenemos una baja densidad empresarial, y esto tiene que ver necesariamente con la cifra de desempleo” también considera que “el universitario que sale con una capacidad intelectual, con unos bagajes de conocimientos y unas habilidades, aunque a lo mejor le falta una destreza que tiene que desarrollar, también tiene que salir planteándose no sólo quién me va a dar trabajo, sino cómo creo mi propio empleo. Si todos pensáramos quién me va a contratar a mí, no habría nadie que contratara”. Eso sí, el presidente de los empresarios tiene claro que “las administraciones no van a ser las que solucionen el problema del desempleo. A nosotros no nos gusta cuando escuchamos a la clase política decir que van a crear 300.000 empleos. ¿Pero eso cómo se hace? ¿Es magia? ¿Quién los crea? Pues los ciudadanos y ciudadanas que deciden un día poner en práctica sus conocimientos y capacidades para crear una empresa, y creo que eso los universitarios también deberían conocerlo”.
En este sentido, Rojas señaló que se está detectando un mayor aumento del autoempleo por parte de la juventud, aunque considera que esto se suele dar por tres factores: “Uno, por vocación; otro, por herencia, porque uno siga con una iniciativa que algún familiar pusiera en marcha; y otro por necesidad, y es una vía tan legítima como las otras dos. Lo que pasa es que a esas iniciativas empresariales hay que ayudarlas con financiación, con agilidad burocrática, con que no sea más fácil dar la vuelta al mundo en una barca de remos que crear un proyecto empresarial en cuanto a las trabas”.
Entre esas trabas, Javier Sánchez se refirió a las altas cuotas de los autónomos además de otras barreras como "la intelectual, social y del entorno del ecosistema". “Si hoy llegamos a nuestra casa diciendo que vamos a poner en marcha un negocio, no nos van a mirar igual que si decimos que hemos aprobado unas oposiciones para entrar en el Ayuntamiento, y eso lo tenemos que cambiar”.
Por último, Rojas recuerda a las administraciones que “hay que hacer más fácil y más económico el acceder a una actividad empresarial y hay que hacer más fácil y más flexible las contrataciones”, además de señalar que “es imposible recordar y conocer toda la dinámica de fiscalidad laboral y la larga ristra de obligaciones a las que uno tiene que hacer frente cuando uno empieza a funcionar como empresa. Evidentemente todas esas barreras no dejan de ser obstáculos para poner en marcha iniciativas empresariales. Conozco a muchos que han tirado la toalla y a lo mejor no les han faltado ganas, pero es que uno no tiene capacidad infinita de aguante”.
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