dani_y_elena_-_jerezanos_en_el_exilio
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En un nuevo capítulo de 'Jerezanos en el exilio' conocemos a una pareja residente en la ciudad francesa. Mientras que el primero tiene un trabajo estable en el sector aeronáutico, ella, bióloga, no logra encontrar un empleo relacionado con sus estudios.

Al más puro estilo Un, Dos, Tres, presentamos a Daniel y Elena, pareja de Jerez residente en Toulouse. El primero ya va para los tres años en Francia, mientras que Elena lleva unos ocho meses menos que Daniel en tierras galas. Si bien ambos están aprendiendo de su experiencia como emigrantes, en el terreno laboral las cosas son dispares. Mientras que él, ingeniero mecánico, tiene un trabajo estable, ella, bióloga, no puede decir lo mismo.

Daniel Pérez (1984), al que llamaremos Dani, que es como lo conocen sus amigos, estudió Ingeniería Mecánica en Cádiz. Tras terminar la carrera, en 2007 consiguió un trabajo como ingeniero en Puerto Real, en el sector naval. "Las condiciones no eran demasiado buenas, pero al ser mi primer trabajo las acepté sin quejarme demasiado", afirma. Al cabo de un año terminó la obra y Dani se quedó en paro. "Pensé que con un año de experiencia podría encontrar otro trabajo de lo mío, pero no fue así". Así que durante varios meses estuvo trabajando a tiempo parcial como vendedor en una tienda de telefonía móvil mientras estudiaba inglés y buscaba otras ofertas de trabajo relacionadas con lo que había estudiado.

"La aeronáutica siempre me ha atraído, y además sabía que ese sector estaba en auge y que necesitaban gente, así que seguí formándome en esa dirección", explica Dani, que por fin, en 2012, tuvo la oportunidad de trabajar para una empresa española de ingeniería que le ofrecía trabajar en Toulouse precisamente en aeronáutica. En principio le ofrecían seis meses de trabajo y luego regresar a España. Además, eso suponía dejar atrás a familia, pareja y amigos, pero como bien dice "no podía rechazar la oportunidad".  

Dani tuvo suerte de irse a Toulouse con un compañero de Sevilla, y además coincidió con otro grupo de españoles que ya conocía de haber trabajado en otra empresa, algo que jugó a su favor, ya que eso de conocer a gente cuando llegas a un país extranjero ayuda mucho. Así y todo, Toulouse es una ciudad con un gran número de españoles y de ciudadanos que hablan español, muchos de ellos hijos de aquellos que tras la Guerra Civil decidieron cruzar los pirineos para escapar de la dictadura franquista.

Pero esos seis meses de trabajo finalmente se quedaron en tres, ya que la carga de trabajo no fue la esperada. Pero Dani ni se pensó el volver a España, a pesar de tener allí a Elena, que por entonces trabajaba en un laboratorio en Jerez. Así que, sabiendo la importancia del sector aeronáutico de Toulouse, comenzó a echar curriculums. Tardó sólo dos semanas en conseguir un contrato indefinido, con buenas condiciones, en una consultora de ingeniería. "Tuve la suerte de que era una buena época en la que se buscaba a bastante gente, ya que había un modelo de Airbus que estaba en proceso de diseño. Así que no me exigían saber francés, ya que con inglés les valía, ni homologar mis títulos ni nada".

Elena marcha a Francia

Ocho meses después de la partida de Dani, Elena Jiménez (1983), bióloga y técnico de laboratorio, dejó su empleo tras no estar contenta con las condiciones laborales que tenía. Fue entonces cuando decidió hacer las maletas y marcharse a Toulouse con Dani. 

Lamentablemente, Elena se dio cuenta al poco de llegar que le sería difícil encontrar un trabajo relacionado con sus estudios. "Por desgracia no hay mucho trabajo de mi sector en Toulouse, y las pocas ofertas de empleo que existen son de industrias que se encuentran en pueblos a bastante distancia. Además aquí mis títulos parecen no tener gran valor, me han rechazado por no tener los títulos convalidados en Francia, a pesar de ser títulos europeos, y cuando he intentado hacer la convalidación me la han rechazado, ya que los planes de estudio en España y Francia son diferentes. Así que después de sacarme una licenciatura, un máster, una FP, de tener dos años de experiencia laboral y un año de experiencia investigadora, me dicen que para que me valgan mis títulos en Francia debo hacer unas prácticas no remuneradas y pasar un examen, prácticas que tampoco me han facilitado".

Para Elena "es penoso que después de llevarte más de media vida estudiando no te consideren apta para un trabajo sólo por la procedencia de tus títulos, y se supone que esto es la Unión Europea".

Aburrida y desesperada de no encontrar trabajo de lo suyo, decidió buscar en un sector muy demandado en Toulouse y nada exigente en cuanto a títulos, el de la ayuda a domicilio. "Hice una entrevista y ya estaba contratada como niñera". Así estuvo un tiempo hasta que al fin, durante la pasada vendimia, pudo encontrar un trabajo en un laboratorio a una hora de Toulouse. "Aunque solo fuera por algo más de un mes y que fuera un trabajo duro -una media de 10 horas diarias- fue muy gratificante".

Ahora, Elena se está preparando oposiciones para el Sistema Andaluz de Salud, con la esperanza de conseguir algún punto que le haga subir un poco en la bolsa de trabajo.

Volver, ¿o no volver?

Tras tres y dos años en Francia, respectivamente, Dani y Elena han llegado a plantearse la vuelta, aunque la situación en España no les termina de animar. "En España veo la cosa todavía difícil, aunque he tenido compañeros aquí que han conseguido volver, no sé con qué condiciones, pero supongo que medianamente buenas", señala Dani, a la par que destaca las óptimas condiciones laborales que disfruta en Toulouse. "Aquí tengo bastantes días de vacaciones, el comité de empresa me da muchas ventajas (organizan viajes, salidas de esquí, regalan cheques de vacaciones, descuentos en tiendas, cine…) y la jornada laboral es de 35 horas semanales. Además el ambiente de trabajo es también diferente, mucho más relajado en comparación con mi experiencia de ingeniero en España".

Pero claro, la situación, laboralmente hablando, por la que pasa Elena, les hace plantearse las cosas, y aunque Dani reconoce que "con mi sueldo nos da para vivir bien los dos, algo que en España sería bastante más complicado", no puede estar totalmente contento viendo cómo Elena no consigue salir para adelante. 

En este sentido, Elena reconoce que después de dos años viviendo en Toulouse "estoy deseando volver al lado de mi familia", aunque también afirma que "cada vez que veo las noticias me desilusiono un poco. No sé si hay lugar para nosotros en esta España de corruptos".

En cuanto a la ciudad, Dani explica que "la vida fuera del trabajo es bastante parecida a la de España. A la gente le gusta salir a la calle a tomar algo, comer, ir a los parques, salir de fiesta..." Además, el hecho de que Toulouse esté a una hora escasa de Los Pirineos y de que el entorno sea muy verde, favorece que la pareja, muy amante de la naturaleza, aproveche para hacer más de una escapada por unos entornos privilegiados. 

Otra cosa que le gusta a Elena es el carácter reivindicativo de la gente. "Aquí se manifiestan por todo lo que les parece injusto, por cosas que nosotros en España no nos molestaríamos en levantarnos del sofá".

Pero no todo iba a ser bueno. "El tráfico es horrible", reconoce Dani. "Aunque la ciudad no es demasiado grande, la industria aeronáutica es tan fuerte que ha traido a muchísima gente para trabajar, y a las horas punta esto es un caos, los accesos a la ciudad no están preparados para tanta gente".

A Dani tampoco le atrae mucho el ambiente nocturno de Toulouse. "Yo soy más de salir de tapeo y tomarme unos vinos en el tabanco, y eso aquí no lo hay".

De momento, Dani y Elena regresarán a Jerez unos días para disfrutar de la Feria del Caballo. Luego, el tiempo y la propia vida dirán si dejan Toulouse y regresan definitivamente a España. Por lo menos, la experiencia, aunque desigual laborablemente hablando, les está sirviendo a ambos para consolidar su nivel de francés y curtirse en un país extranjero, experiencia de la que siempre se aprende.

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Jorge Miró

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