Jesús Muñoz y su mujer denuncian que los servicios sociales les han separado de su hijo a los ocho días de nacer y que no les realizan el seguimiento y la evaluación que corresponde.
El pasado día 1 de septiembre vino al mundo el tercer hijo de Isabel Maté y Jesús Muñoz. Ocho días más tarde, los servicios sociales se lo llevaban, a juicio del padre, de forma arbitraria. Ambos reconocen que la situación económica en la que se hallan es muy precaria y que necesitan ayuda, pero que no es motivo suficiente. Denuncian que según la Junta de Andalucía los asistentes sociales que abrieron el expediente para retirarles al bebé deberían realizarles un seguimiento que no están llevando a cabo.
Quizá no recuerden por el nombre a este padre. En 2014, este jerezano, entonces padre de solo dos niñas, se manifestaba en la puerta del Ayuntamiento demandando un empleo, después de ser clausurado el parking de la calle Circo, ubicado en un solar arrendado a la empresa Reyal Urbis. Era el sustento de los miembros de la asociación de desempleados ‘La Esperanza’. "Impulsado" por la desesperación protestaba y hacía ruido en la puerta del Consistorio a falta de pocos meses para las elecciones demandando un empleo y un hogar. Algo de lo que a día de hoy se arrepiente porque, dice, está pagando las consecuencias: “Me han quitado a mi hijo por venganza”.
La repercusión fue tal en los medios que le ofrecieron una vivienda meses más tarde, pero actualmente sigue “sin estar en regla porque no me facilitan los trámites”. A cambio le quitaron la ayuda del vale de 150 euros y ahora, asevera, a su hijo recién nacido. El bebé está en Algeciras y les permiten verlo una hora cada jueves. “Mi mujer se muere de la pena, no puede ni darle el biberón cuando va y no dormimos por las noches”, cuenta este padre con un nudo en la garganta.
La pareja solicita que se les realice el seguimiento para demostrar que pueden hacerse cargo de los tres hijos porque temen que de la misma manera se lleven a las otras dos niñas. “Dicen que yo soy una persona violenta y no es así, cuando protestaba estaba desesperado. Lo que yo más quiero son mis hijos y por ellos lucho cada día. No les puedo ni reñir... ¿Cómo voy a maltratar a mis hijas con la necesidad que estamos pasando?”, lamenta. Por el contrario, su hija María sí ha sido analizada por expertos. “No han podido sacarle nada malo de su padre. Para entendernos, hacen con el padre lo que quieren”, explica Isabel.
Esta madre, de 27 años, lo tiene claro y hace lo que haga falta de motu propio para recuperar al pequeño. Se ha sometido a diferentes pruebas para demostrar que no consume drogas -los resultados han sido negativos- y Muñoz tiene cita para realizárselas también. “Mis hijas están vacunadas, no faltan al colegio, llevan siempre su bocadillo y su zumo, yo soy una madre activa y participativa y eso lo pueden asegurar el resto de las madres”, aclara y añade: "El padre no es violento ni conmigo ni con sus hijas. Todo lo contrario, están muy apegadas a él”.
Dicen que la Junta les ha informado de que lo habitual es que estén separados de su hijo de seis meses a un año, algo que se les antoja un calvario injusto, sobre todo porque no le realizan un seguimiento, aseguran. Mientras tanto, el bebé está a cargo de una familia de acogida a la que no conocen, ya que la visita se produce en un centro de mayores.
Jesús, de 32 años, e Isabel viven gracias a la ayuda de sus familiares. “Mi madre me quiere dar el dinero y yo le digo que no, que mejor compre comida para las niñas, yo no soy hombre de bares ni vicios, mi vida son mi mujer y mis hijas”, reitera una y otra vez con el gesto afirmativo de su mujer. Por ellas, asegura, se levanta cada mañana, trabaja en lo que encuentra, pide fruta y la vende, “lo que sea”. “Que no digan que mis hijas están en situación de desamparo y que nos ayuden, porque con la tercera parte de la cantidad que le da la administración a los que se hacen cargo de mi hijo viviríamos bien. En cambio nos niegan cualquier tipo de ayuda, hasta los 150 euros”, denuncia Muñoz.
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