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Desde la semana pasada y hasta este jueves, centenares de personas dejan sus solicitudes en la delegación de Personal del Ayuntamiento y en otras tres sedes más, para optar a uno de los 308 puestos de trabajo como peón municipal en el marco del Programa de Ayuda a la Contratación de Andalucía de la Junta.

Una inmensa y ordenada cola está formada en la calle Caballeros. La estampa recuerda a los días previos al sorteo de Navidad, cuando centenares de personas aguardan para comprar un boleto del Gordo en las administraciones más famosas de España. En cierto modo, la situación es parecida para alguno. “Esto en realidad es una lotería”, se oye en una fila que empieza en la delegación de Personal y que acaba en Antolín, el veterano comercio que hace esquina con la calle San Pablo.

En cierto modo, no le falta razón a esta persona. Es casi mediodía, y a ojo pueden calcularse unas 150 esperando, jóvenes y no tan jóvenes. Todos vienen a entregar su solicitud para optar a uno de los 308 puestos de peón municipal a través del programa de Ayuda a la Contratación de Andalucía de la Junta. El plazo para inscribirse arrancó la semana pasada y finalizará este jueves. Son miles los que ya esperan una llamada que les garantice un trabajo, aunque sólo sea de manera temporal.

Es el caso del matrimonio formado por Micaela y Sebastián, 50 y 52 años, respectivamente, ella auxiliar de geriatría, él electricista. Sebastián lleva seis años desempleado. Trabajaba en una empresa familiar y cuando estalló la crisis y hubo que reducir plantilla, él fue de los que sobraba “al no ser de la familia”. En este tiempo ha trabajado por su cuenta haciendo algún que otro trabajillo, pero “poca cosa”. Algo parecido a lo que le ocurre a Micaela, que cuida una hora al día a una persona mayor. En su casa sólo entran los 426 euros de la ayuda familiar. “Vamos luchando como se puede”.

Ambos están “hartos de echar curriculums por todos lados”, pero reconocen que su edad es un impedimento a la hora de que los contraten. De todas maneras están “esperanzados” con la posibilidad que se les abre ahora. “Hay que aprovechar todas las oportunidades que salgan. Con que llamen a uno de los dos ya estaremos satisfechos”, cuenta Micaela. “Lo que hace falta es trabajar para poder salir un poco a flote”.

A unos pasos de ellos, Francisco y Carolina, 30 años los dos, casados y con un hijo de cuatro. El primero ha trabajado tres meses en dos años, y desde 2008, cuando perdió su trabajo en la construcción, a base de “salpicones aquí y allá en todo lo que me sale”. Su pareja, por su parte, ha trabajado realizando tareas domésticas, pero todo esto no les da para salir adelante. “La familia nos echa una mano en lo que puede, así que esperamos que nos contraten, porque ya peor no lo podemos pasar”.Otra que lo está pasando mal es Mercedes, de 44 años, delineante que tras 10 años trabajando ahora lleva cinco en el paro. Los últimos dos los ha dedicado a estudiar administración y finanzas. “Estoy soltera y no tengo niños a mi cargo, así que por esto tendré menos posibilidades que una mujer con hijos y que haya sido maltratada. ¿Es que los solteros no comemos? ¿Nos alimentamos del aire?” La crítica de Mercedes se basa en el punto tercero de las bases de la convocatoria, relativo a la “prioridad en la adjudicación de los contratos”, en donde se especifica en los puntos b y d que éste tipo de personas tendrán más puntos a favor para ser contratados.

“No es que sea pesimista, pero es que no entro dentro del perfil para solicitar ayudas o trabajo. Es que no encuentro ni para limpiar. No me dan ni un grano de arroz, y lo estoy pasando muy mal, con ayuda psicológica. La Feria no la he pisado, los fines de semana no piso la calle, ropa no sé desde cuándo no compro, no hago ni viajes, nada… Y luego ves a personas que la llaman dos, tres veces, mientras que yo me voy quedando en los puestos más bajos”.

“Yo conozco a alguna que la han llamado hasta tres veces por ser mujer maltratada”, afirma Juani, compañera de fila de Mercedes, que se une a la conversación al oír su testimonio. Viene acompañada por su hijo Juan, de 24 años, y su nuera Estefanía, de 22, a los que señala para preguntar: “Si siempre llaman a los mismos, ¿cómo le van a dar oportunidades a los jóvenes?

"Lo de la playa fue una mentira que nos colaron para coger votos, y nos lo tragamos porque estamos en paro"

Mercedes vuelve a intervenir para explicar que fue una de las cerca de 2.000 personas que echaron el currículum para trabajar en la ya célebre playa de Pelayo. “Eso fue una mentira que nos colaron para coger votos, y nos lo tragamos porque estamos en paro. Y lo del Circuito, ídem de ídem. Todo mentira del Ayuntamiento. Y luego dicen que si no siguen ellos Jerez se irá a la ruina. Ruina la que nos han metido a nosotros…”

“Ellos mismos nos hacen que seamos malos” -vuelve a intervenir Juani-, parece que quieren que vayamos tomándoles el pelo. ¿Voy a tener que pedir que me peguen para poder coger más puntos? Cada vez estamos más decepcionados con los políticos”.“Pero lo mejor de todo esto es el engañabobos”, cuenta Mercedes por última vez. “Te crees que te van a asegurar tres meses y luego es sólo uno, porque a la semana sólo trabajas dos o tres días en total”.

Dejamos a Mercedes y a Juani con su familia accediendo al edificio municipal para que echen sus papeles y en ese momento sale José Luis, de 38 años, seis hijos y parado desde hace cinco, gritando y denunciando “manipulación”. Le preguntamos por su enfado. “No es normal que yo, habiendo trabajado en la construcción toda la vida, y demostrándolo con nóminas, ahora tenga menos puntos que otros que no lo han hecho nunca y que van diciendo que sí sin pruebas”.

Ante su enfado se acerca María Sancho, 53 años, que también quiere dar su testimonio. Afirma que ha agotado todas las prestaciones y que ahora no puede acogerse a ninguna más al no tener cargas familiares. Ahora vive y come gracias a los servicios sociales, pero denuncia que “yo no quiero vivir de prestado, soy muy joven para eso”.

Mientras, en la otra acera, observándolo todo como mero espectador, Manuel Valle, de 64 años. “Yo ya no echo un papel más, me los han echado para atrás tres veces. Yo, con 35 años cotizados… Jerez es una mierda. Aquí no hay nada”.

Historias de la calle. Pura y dura realidad a escasos 400 metros del Ayuntamiento, donde algunos todavía siguen defendiendo que en Jerez ya se vive mejor que hace cuatro años.

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Jorge Miró

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