Todo empezó como empezaron muchas otras cosas: con más ilusión que medios, con más incertidumbre que certeza. Corría el año 85 y poco a poco iba quedando atrás la noche negra de la Dictadura. La enseñanza y la pedagogía en España, como casi todo, se revolucionaban por momentos después de demasiadas décadas de inmovilismo nacionalcatólico. Un grupo de docentes en Jerez empezó a reunirse en asamblea, a organizarse y a intercambiar información, experiencia y conocimientos. Les movía la pasión y el deseo de cambio. "Todo estaba por hacer y casi no teníamos dotación alguna", recuerda Agustín García-Lázaro, uno de los integrantes de aquel grupo emergente. Todo estaba por hacer, pero de la noche a la mañana, la comarca contaba con algo tan novedoso en la España de entonces como una escuela de profesores, que hasta ese instante estaba reservada a las capitales de provincia.

Una escuela de maestros que enseñaba a maestros, compañeros que se retroalimentaban y no dejaban de aprender para enseñar más y mejor. Un año antes, el 13 de mayo de 1984, el primer ministro socialista de Educación y Ciencia —cuando la Educación y la Ciencia merecían ministerio exclusivo—, el madrileño José María Maravall, presentaba el proyecto para la reforma de la formación inicial y perfeccionamiento del profesorado. En el BOE de noviembre de ese mismo año ya aparecía recogida la constitución de los centros de profesorado como "plataformas estables que se perfilan para el trabajo en equipo de docentes de todos los niveles educativos, gestionadas de forma democrática y participativa y apoyadas por la Administración pública".

"La escuela —rememora García-Lázaro, primer coordinador del centro jerezano y que ahora da clases en el IES Fernando Savater— era muy tradicional en España, pero en Jerez tuvimos un paréntesis muy afortunado que sirvió de precedente; desde que murió Franco, tuvimos la figura de un inspector de Educación, encarnado en Francisco Fernández Pozar, que nos hizo crecer sobre un terreno abonado porque dinamizó mucho; puso, como se diría ahora, a trabajar a los centros en red y nos beneficiamos de ese trabajo en equipo y de un hombre que provocó mucha transformación". Junio de 1986: ¿Qué es el CEP?, preguntaba la hoja informativa que publicaba el grupo comandado por otros docentes como Javier Fernández Azuar y Pepe García Oliva. El CEP, "para abreviar, es un lugar de encuentro de un colectivo de profesionales de la educación que se unen para compartir su interés por la propia actualización profesional; participar en las tareas de perfeccionamiento del profesorado de enseñanzas no universitarias; y promocionar, dinamizar y seguir las experiencias educativas y didácticas que se realicen en el marco de la renovación pedagógica y en una búsqueda continua de mejora de la acción docente (...)". El CEP era todo eso y cientos de cosas más.

"En aquella época montábamos unas 100 o 200 actividades, entre jornadas, seminarios, charlas-coloquios, talleres..., recuerda García-Lázaro. En su último año como director del centro, detalla José Juan Domínguez —responsable entre 1997 y 2017—, "hemos hecho 450 actividades, lo que significa que tenemos un profesorado muy activo en cuanto a su formación, y eso repercute indiscutiblemente en el alumnado. Nuestra finalidad última siempre ha sido que todo esto repercuta en el alumnado y en la calidad educativa". Han pasado más de 30 años de aquellos orígenes y ahora se reconoce la labor desempeñada por la institución con la concesión por parte del Ayuntamiento del Premio Especial Ciudad de Jerez por "el papel fundamental" que ha jugado en la formación permanente de los docentes andaluces a lo largo de su ya dilatada andadura.

De las primeras jornadas de tecnología educativa, allá por junio de 1987, a la multitudinaria Feria de la Ciencia, que cada año viene acogiendo a miles de participantes en plena plaza del Arenal, han transcurrido tres décadas de intenso trabajo no solo en Jerez, principal foco de actuación de esta institución dependiente de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, sino en otros ocho municipios de la zona como son Chipiona, Sanlúcar, Rota, Trebujena, San José del Valle, Paterna, Medina y Benalup. En total, 5.540 profesores y profesoras de todos los niveles con más de 250 grupos de trabajo (solo en Jerez se da cobertura a 120 centros de todos los niveles no universitarios con, aproximadamente, 4.200 profesores).

Quien ha tomado este curso el testigo que dejaron Agustín y José Juan es Carmen Sotelino. La nueva directora del CEP de Jerez, filóloga inglesa y con más de 35 años como docente en su mochila, solo tiene subrayado en su agenda aportar continuidad e impulso al largo trecho ya recorrido por la institución: "Soy muy optimista con la escuela que tenemos; hay problemas, por supuesto, como en todos sitios, pero la mayoría de las cosas que ocurren son bonitas: aprendizaje, comunicación, convivencia... y, aunque a veces se vive en tensión, tenemos que entre todos buscar soluciones porque es una tarea básica para el futuro de la sociedad, hay que trabajar todos juntos". Muy presente en la vida de la ciudad, colaborando con eventos culturales y formativos que organizan en colaboración con entidades como la Fundación Caballero Bonald, el Centro Andaluz de Flamenco, la Universidad de Cádiz, y el Centro de Estudios Históricos Jerezanos, entre otras, el centro del profesorado se ocupa en la actualidad de abordar un trabajo más específico con cada colegio o instituto de la zona. Una labor casi a la carta. "Nos movemos según las necesidades del centro, nos piden ayuda y ponemos el foco del asesoramiento ahí", explica Sotelino.

Por ejemplo, si un centro concreto les advierte de que sus pizarras digitales se usan muy poco, la labor del CEP es tratar de hacer que sus docentes "aprendan a utilizarlas mejor". Otro ejemplo: el profesorado de un centro necesita formación en actualización lingüística, "pues llevamos a un nativo de apoyo para que haga formación". Inteligencia emocional, convivencia e integración, igualdad y género, Google clashroom... "Trabajamos mucho la metodología e intentamos que el profesorado se adapte a la realidad y al contexto actual, a que haya alumnos más dispersos, a que haya medios de información por todos lados... ya esto no es eso del maestro es el que sabe y los niños están sentados durante seis horas escuchándole. No podemos convertirnos en una escuela obsoleta", argumenta. Y, claro, ante toda esta vorágine que viaja a la velocidad de la luz, "a veces ya no damos abasto, tenemos que frenarnos y analizar".

Para abarcar todo ese ingente trabajo, la plantilla actual del CEP Jerez está conformada por 19 personas, 16 de ellas ofrecen asesoramiento a Infantil, Primaria, Secundaria, Necesidades Educativas Especiales y Formación Profesional, mientras que tres de ellas realizan labores de administración y servicios. "A la escuela se le echa todo encima y no se da abasto", incide Sotelino. Una de las grandes preocupaciones actuales, al margen de los cambios de legislación educativa que "siempre nos tienen desconcertados", son las nuevas tecnologías. "Son los padres los que tienen que educar a sus hijos en el uso de la tecnología y nosotros echar una mano trabajando juntos; eso nos preocupa y hacemos actividades y orientamos al profesorado aunque tampoco se pueden cerrar las puertas al campo; hay niños que se han aprendido la lección por YouTube la tarde antes".

El temido PISA: "Cada país lo analiza de una manera, los daneses no salen como los de Finlandia y entonces también discuten los resultados"

Coincide Domínguez, quien señala: "Siempre hay nuevos métodos y nuevas formas de educar, pero tampoco nos parece que cuando sale un informe como el de PISA se señale siempre a los docentes, que siempre están comprometidos y muy activos a la hora de actualizarse y de cambiar para mejorar la calidad del sistema educativo, la práctica docente y, en definitiva, que el alumnado mejore en su rendimiento". Nacido en Tetuán y residente en Jerez desde 1979, el director del CEP entre 1997 y 2007 cree, en cualquier caso, que "es muy importante" que el Ayuntamiento "reconozca el trabajo tan desconocido que hacemos desde el CEP". "Hay muchísimo profesorado preocupado por su formación permanente, que quiere estar al día a nivel metodológico, que está muy preocupado por su formación y por los resultados de sus alumnos; y de eso la sociedad también se tiene que enterar".

Volviendo al polémico PISA, la responsable actual del centro remarca: "Cada país lo analiza de una manera, los daneses no salen como los de Finlandia y entonces también discuten los resultados, pero aquí lo que ocurre es que tenemos un sistema educativo muy académico, muy diferente de lo práctico de los países nórdicos, mucho más centrados en el emprendimiento, en trabajar con las manos, en los colegios de Dinamarca hay cocina y carpintería para enseñar a los niños, muchos medios tecnológicos, trabajan mucho por proyectos... Nosotros somos de otra cultura y cada cosa tiene sus ventajas, pero a ver si algún día llegamos a tener el equilibrio entre lo académico y lo práctico".

García-Lázaro, natural de Zaragoza pero que empezó su magisterio en Jédula en 1978, cree que antes el CEP era "más fresco", aunque ahora se haya ganado en recursos. "Antes era más horizontal y ahora lo veo muy mediatizado por las directrices de arriba, más institucionalizado, pero eso también es normal con el tiempo y también es lógico que si la administración quiere implementar algo en los centros, pues haya esos cursos institucionales", reconoce. A su juicio, otra de las claves de la evolución del CEP de Jerez, y en general del resto de centros de profesorado, es que con el paso de los años se ligó la formación del profesorado "a los famosos sexenios y aquello también pervirtió un poco la idea, ya que al principio quien iba a las actividades era sencillamente porque quería. Ese tema de alguna manera siguió y, claro, hay gente que va porque cree en la formación continua y otras por cubrir ese expediente". También alude a la "potencia de la formación online, que ha distanciado ese intercambio directo de experiencias, aunque también tenga cosas buenas".

"Pocas instituciones tienen una historia de 30 años y han estado tan activas en la ciudad"

Sea como fuere, sostiene que "pocas instituciones tienen una historia de 30 años y han estado tan activas en la ciudad". Eso, pese a que "la educación está super arrinconada en los debates de este país, es el tercer plato y debería tener mucha más centralidad en todo". Domínguez, ya jubilado a sus 63 años, se apresura a remarcar: "Yo, desde luego, una satisfacción personal que me he llevado es contar con el profesorado que tenemos en nuestra zona, personas muy activas y con ganas de actualizarse". Y añade García-Lázaro, más de 30 años después, "hay que dar una vuelta de nuevo a qué queremos, a ver qué es lo esencial y a contar con la gente desde abajo, nos movemos a golpe de decreto, de normas que salen tarde y mal, y el profesorado está un poco descolocado, esperando ese famoso pacto educativo que todo el mundo reclama pero que nadie se sienta a hacerlo".

¿El futuro? Sotelino ofrece su particular visión: "Es una pena que no haya consenso porque las cosas que dividen son tan tontas... y solo tienen que ver con la ideología". Como la escuela no puede ser solo, en palabras del intelectual José Antonio Marina, sumar, restar, multiplicar y dividir, la nueva responsable del CEP de Jerez se afana en mantener lo que hay y avanzar en nuevos proyectos que mantengan muy viva a esta escuela de profesores. Pone el ejemplo de una iniciativa europea de la que están participando junto a otros países y que está basada en la creatividad, el emprendimiento y la innovación. "Hemos aprendido un montón, es muy interesante ver otras realidades valorándote a ti mismo también… Hay que seguir luchando por conseguir la mejor educación para los ciudadanos, pero hay que estrechar lazos de confianza y educar también a las familias y a los medios de comunicación, no es cuestión solo de la escuela".

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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