El 16 de mayo de 1995 se apagaba para siempre la voz de Lola Flores, aunque en ese mismo nacía una leyenda que vivirá para siempre. A los 72 años de edad, tras décadas luchando contra el cáncer, la icónica artista paralizaba el país con su muerte.
A pesar de que han pasado treinta años ya de su muerte, la figura de Lola sigue trascendiendo fronteras y generaciones. Tres décadas después de su marcha, La Faraona sigue estando de moda, todo un icono que, de haber vivido en estos tiempos, a buen seguro que sería una destacada influencer y una referente para el colectivo LGTBI.
Una adelantada a su época
Y es que Lola fue una adelantada total a su tiempo, una pantera libre en pleno franquismo que no tenía nada que ver con el estereotipo de folclórica que propugnaba al franquismo. Hizo lo que quiso y vivió a su forma y manera, oponiéndose al machismo y hablando abiertamente de temas que, aún a día de hoy, siguen siendo tabús.
Transgresora, y única, de la jerezana más universal se han escrito ríos de tinta. Hace dos años se le brindaba un homenaje en su Jerez natal al cumplirse los cien años de su nacimiento. Treinta años se cumplen hoy de su defunción.
"Montaba unas fiestas buenísimas"
Artistas de Jerez como el gran José Mercé recuerdan a Lola: "Ella conservaba las amistades de la infancia, las cuidaba mucho", ha comentado el artista jerezano a El Confidencial. Cuando Lola llegaba a Jerez llamaba a sus amigas de siempre y en nada se llenaba la casa. "Montaba unas fiestas buenísimas", rememora Mercé. Muchas de esas fiestas se llevaban a cabo en la casa, en la calle Merced, de otro ilustre jerezano como Manuel Alejandro.
Otro artista de la tierra como Tomasito recuerda una anécdota de un día que vino a actuar al Teatro Villamarta: "Mi madre, que era muy fan, se coló en el camerino. Le dijo: 'Mira, Lola, cómo baila mi niño'. Yo tenía doce años y me puse a bailar". Tan solo dos años más tarde, Tomasito ya acompañaba a Lola en algunas actuaciones.
La bailaora Angelita Gómez, que bebió del arte de Lola Flores, mantiene también viva la memoria de la irrepetible artista: "Los genios nunca mueren, siempre están presentes en la memoria de la gente que los admiramos. Lola es eterna".
Paco Cepero, por su parte, también se rinde a la que considera "la más grande, una artista que te hacía vibrar, todo temperamento y con un carácter de lo más especial. Te erizaba la piel nada más verla entrar por el escenario. Una enorme artista y una persona sencilla y generosa que ayudaba a todo el mundo".
