28 años y ni un día cotizado: "Ojalá me salga trabajo en la Feria, necesito dinero para la comunión de mi hija"

Últimos trabajos en una de las casetas.
Últimos trabajos en una de las casetas.

Mireya tiene 28 años y trabaja "desde que puedo". Ha sido camarera, limpiadora, dependienta, moza de almacén… Pero nunca ha cotizado ni ha firmado ningún contrato. En los días previos a la inauguración de la Feria del Caballo, entre el ajetreo de camiones de proveedores, de coches y de montadores de casetas, ella, junto a una amiga, reparte currículos ofreciéndose para trabajar detrás de la barra sirviendo cervezas, rebujitos, cubatas, tortillas, pimientos fritos y cualquiera de los muchos platos de la clásica gastronomía feriante.

Mireya se recorrió el Real de punta a punta el pasado lunes. A última hora de este pasado jueves todavía no tenía asegurada que pudiera trabajar en la Feria. "Me han respondido de dos casetas. En una me han dicho que me presente el viernes con ropa cómoda, supongo que para trabajar, pero no me fío". Mireya no cree que le hagan un contrato, a pesar de que la Inspección de Trabajo se ha puesto más firme en los últimos años revisando las altas laborales en los entoldados del Hontoria. Le da igual. Afirma que necesita trabajar sí o sí porque en dos semanas celebra la comunión de su hija, de nueve años. Y las comuniones ahora se han puesto por las nubes, casi como una boda. Por entre 12 y 15 horas trabajando le ofrecen 95 euros al día. “Mucho es para lo que me han contado otros que buscan trabajo, que les ofrecen unos 50 por limpiar y recoger la caseta a diario. Y aunque me ofrecen trabajar esta semana en el almacén, prefiero echar la feria porque se gana más en una semana”.

Como ella, Mireya ha visto a otros, carpeta bajo el brazo y currículos en la mano, buscando trabajo. El pasado mes de abril, 1.011 personas encontraron un empleo en Jerez —4.697 en el total de la provincia—, sin embargo, la elevada presencia de caterings en el Real hace cada vez más complicado encontrar uno en la Feria del Caballo. “Todos ya vienen con sus empleados de confianza. Luego están las hermandades que las llevan los propios hermanos, y algunas casetas más familiares. Es difícil”, lamenta.

Trabajos de pintura en una caseta de la Feria del Caballo. FOTO: MANU GARCÍA.

Carlos Ruiz, 48 años, ha empapelado decenas de casetas con carteles buscando trabajo “como guarda o ayudante de cocina”. Casado, con dos hijastros, uno de los cuales tiene además una niña, busca trabajo desesperadamente porque en casa son seis bocas para alimentar. “Me llamaron la semana pasada para trabajar guardando por la noche una caseta de viernes a sábado. Pido de 60 a 70 euros la noche. Me dijeron que me llamarían pero al final me han contestado que se la guardaría un familiar. Parece que a la gente le cuesta trabajo pagar 70 euros por quedarse de guarda toda la noche, con los peligros que a veces te encuentras. A mí nunca me ha pasado, pero conozco compañeros que se les han metido borrachos o gente que ha querido robar y han tenido que llamar hasta la policía de la que se liaba”.

Parado desde 2008, —ahora solo hace trabajos esporádicos haciendo chapús— reconoce que cada vez es más difícil encontrar trabajo en Feria. “Muchas casetas llaman a gente de otros años. Lo único que me ha salido es un trabajo en cocina para una peña en el Rocío. Cuatro días por 350 euros. Estoy apretando para que me suban otros 50 y al menos cobrar 100 euros diarios”.

A horas para que empiece una nueva Feria del Caballo, Carlos no pierde la esperanza de recibir una llamada de última hora ofreciéndole un trabajo. Sería una inyección económica importante para su siempre apretada economía. “No pierdo la esperanza. Ahora también estoy a la espera de que salgan los planes de empleo del Ayuntamiento, a ver si hay suerte”.

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Jorge Miró

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