"¿A qué van a esperar, a que alguien se meta y se muera?", se pregunta Yolanda Fernández sobre el actual estado de la casa de vecinos donde dio sus primeros pasos. Esta vecina del barrio de Santiago es una de las numerosas voces de la zona que denuncia el abandono del número 12 de la calle Santa María de la Merced, esquina con calle Nueva, por parte de las administraciones públicas. "El Ayuntamiento es el máximo responsable de todo esto", señala Yolanda, al tiempo en que narra la mala fortuna de la preciosa corrala donde se crió. "Cuando mis padres se casaron se fueron de alquiler a una de las viviendas del número 12 en el año 1967, con el plan de la renta antigua. Se trataba de una finca con historia. Según me contó mi madre fue una venta de comerciantes con varios pozos de las que había fuera de la ciudad, junto a las bodegas".

Yolanda recuerda el olor a pan recién hecho que despedía el horno de leña de la panadería Los Contreras, quienes traspasaron su negocio a otro punto de la ciudad a principios de los 80. Esta vecina jerezana consigue pormenorizar cada hueco de aquella "enorme" casa de vecinos con encanto y duende. "Tenía un patio interior, un umbral y una azotea. Allí trabajaba un ebanista...", enumera. "La casa estaba llena de niños", detalla. Una estampa que cambió en los 90 cuando la propietaria falleció y el inmueble lo heredaron sus sobrinos.

Sostiene que la familia solo quería vender el inmueble, objetivo que lograron casi una década después. "Pensaron que iban a sacarle rendimiento, pero no lo consiguieron". Fue en la entrada de siglo, en el año 2000, cuando la peña flamenca Los Juncales —que solo regentaba su local— decide hacerse con el edificio al completo. "Pero en 2003 el techo de la casa estaba que se caía a pedazos", resalta, uno de los motivos por los que la finalmente la peña terminó bajando las persianas de su establecimiento a los pocos años de comprar el inmueble. La borrachera flamenca quedó en silencio.

Desconoce si fue la Junta o el Ayuntamiento quien, en 2004, compra el número 12 de Santa María de la Merced para construir viviendas de protección oficial —el Ayuntamiento tampoco saca de dudas a este medio sobre esto—. "Creo que a la peña le prometieron que le iban a dar otro espacio para seguir desarrollando su actividad", comenta. "Yo misma vi los planos y a mi madre le ofrecieron una de las viviendas cuando terminaran de edificar", agrega. No obstante, las obras nunca se llegaron a acometer. ¿Por qué? "La crisis", responde Yolanda.

"La idea era muy bonita, pero no llegó a iniciarse". Pero lo que sí se inició fue la degradación del barrio de Santiago. La llegada de varias familias conflictivas de Jaén a la calle Nueva fue un zarpazo para los vecinos más veteranos. "Han traído una forma de vida que aquí no se lleva. Es una especie de chabolismo. Ahora está la cosa más tranquila, pero...", comparte una de las vecinas de la señera barriada, que destaca que entre calle Nueva, Cantarería y Santa María de la Merced ha habido "tiroteos, amenazas y navajazos".

"La Policía Nacional nos dijo que tuviésemos cuidado con ellos y la Local que si tenía problemas que me mudara de casa. La Policía no hacía nada en esta zona. Y al Ayuntamiento le da igual todo", critica Yolanda después de haber interpuesto múltiples denuncias por los problemas de convivencia. La despoblación abrazó al señero barrio y con ella una oleada de okupas. "27 pisos okupados enfrente de la finca, en calle Nueva. Pero no solo pisos abandonados. Hay dos familias que salieron un fin de semana para ir a Sevilla y cuando regresaron les habían okupado el piso. Así durante cinco años", expone Yolanda. "Las casas abandonadas son un nido de ratas y esto es un gueto donde nadie quiere entrar", destaca una vecina de la calle Cantarería. "El camión de la basura no pasa por la calle Nueva desde hace tres años", añade.

Si bien la asociación vecinal del barrio de Santiago apenas tiene actividad social, todavía hay algunos residentes que denuncian a través de las redes sociales la degeneración de este barrio flamenco, como José Manuel Aranta, quien recientemente publicó en su cuenta de Facebook que la calle Santa María de la Merced permanece cortada por riesgo de derrumbe de los edificios aledaños. "Hasta hoy no se ha hecho más que poner un vallado que ya está destrozado. Prisas, lo que se dice prisas, no se ve que tengan por solucionar algo", comentó. "Esto es un peligro, una ruina y un foco de infecciones", apostilla otra vecina.

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Claudia González Romero

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