Bah Ibrahimd Sirf, un joven de 23 años, natural de Guinea, se encuentra en el polideportivo Kiko Narváez de Jerez desde el pasado domingo, tras llegar el viernes 20 de julio en patera a Algeciras. Bah, que estuvo durmiendo dos días en los bosques de Marruecos a la espera de que llegara alguna balsa para cruzar el Estrecho, tiene sarna, una enfermedad contagiosa que produce un intenso picor y que se asocia a condiciones de hacinamiento y de higiene ínfimas. Pero tanto él como más de 100 compañeros acogidos en Jerez, llevan más de 48 horas sin poder asearse.
"Nos dijeron que cortaron el agua ayer, a eso de las once de la noche", explica. Y desde entonces, no las han vuelto abrir. En la jornada de este pasado miércoles, dos autobuses esperaban en la puerta del polideportivo, con destino a Madrid y Bilbao. A las puertas del Kiko Narváez, en la barriada de La Granja, desde Cruz Roja señalaron a este medio que no volvieron a abrir las duchas porque muchos de ellos se van. No obstante, otros, como Bah, se quedan, sin poder limpiarse el cuerpo y curarse la sarna con una crema que la ONG no le facilita.
El joven guineano Bah Ibrahimd Sirf, durante la entrevista. FOTO: JUAN CARLOS TORO.
El joven guineano cuenta que abandonó Conakri porque cuando su madre falleció, su padre, de otra etnia distinta, le obligó a casarse con una mujer de una etnia a la que él no pertenece. "Llegó a amenazarme de muerte si no lo hacía", destaca. Fue por ello que huyó de África atravesando Mali, Argelia y Marruecos, hasta llegar a España. Bah dice que no tiene familiares en Europa ni en ningún otro país. Confiesa que desea quedarse en Jerez, mientras que la Cruz Roja le fuerza a escoger un destino (Madrid, Bilbao, Barcelona...), "que elijamos un sitio porque el polideportivo va a cerrar y nos vamos a quedar en la calle", traduce Marianne, una belga de 62 años de edad, que reside en Jerez desde hace dos, y que es conocida entre los inmigrantes como "la mama" o "la yaya".
En este sentido, el portavoz de Cruz Roja en Cádiz expresa que "eso no es lo que nosotros estamos transmitiéndoles a ellos, ellos lo estarán entendiendo mal. Lo que sí es cierto es que es un polideportivo temporal y es una asistencia temporal. Estamos allí prestándole un espacio para que se estabilicen y darles unos recursos, para luego darles plaza en centros de acogidas en otras ciudades, que suelen ser para una estancia de tres meses". Desde la ONG resaltan que están teniendo muchísimo trabajo en Jerez y en Cádiz, "aunque hasta el momento no se ha llegado al límite de plazas". "¿Desbordados? Bueno..., hemos abierto otro pabellón en Córdoba", comenta el portavoz.
Inmigrantes haciendo cola para montarse en uno de los autobuses que van a Madrid o Bilbao. FOTO: JUAN CARLOS TORO.
Por el parque de enfrente al centro deportivo, algunas de las mujeres inmigrantes que pasean denuncian que llevan diez días sin cambiarse de ropa, a pesar de que el responsable de Cruz Roja en el polideportivo informó, in situ, a lavozdelsur.es, que el almacén de ropa de la ONG esta "hasta arriba" y que lo que hacen es "priorizar". Además, el responsable jerezano asegura que las 10 duchas del centro están abiertas únicamente de 18:00 a 19:30 horas, para las 110 personas que habitaban en el Kiko Narváez hasta este pasado miércoles.
Desde Cruz Roja, el portavoz señala a este medio que "se establecen unas normas y horarios y que dependiendo de las necesidades, serán más o menos turnos para el aseo". "Por lo tanto, si se establece un horario para la ducha y esa persona no está, pues no se puede duchar", insiste. En cuanto a la ropa, asegura que a todos se les entrega ropa limpia cuando llegan al puerto y luego, cuando llegan al albergue. "Estamos trabajando ya con ropa de nuestro centro y no queremos recibir donaciones porque tendríamos que clasificarlas y tardaríamos más. Tenemos una labor logística que se realiza desde dentro de Cruz Roja y tratamos con nuestros propios cuadrantes, no con donaciones espontáneas".
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