El fallecimiento este viernes de Vicente Luis Sanz Muñoz, más conocido como Piti Sanz, ha dejado un vacío inesperado en el panorama cultural gallego. Aunque nacido en Andalucía (Huelva, 1966), fue en Lugo, la ciudad donde residió hasta el final, donde forjó una carrera que le convirtió en referente musical de Galicia.
Con 59 años, Piti Sanz dejó tras de sí una trayectoria marcada por la pasión y la reinvención constante. Iniciado en el rock de la ciudad amurallada, Lugo no solo fue el escenario de sus primeros acordes, sino también el lugar que le brindó amistades clave y una identidad artística que nunca abandonó.
Lugo, cuna de Los Contentos y del talento precoz
Fue precisamente en Lugo donde nació su grupo más reconocido, Los Contentos, una formación pionera en el revival garage cuando apenas comenzaba a asomar en España. Inspirado por los sonidos que llegaban desde Estados Unidos, Sanz se adelantó a su tiempo con dos discos considerados fundamentales del género.
También fue en esa etapa lucense donde afianzó su relación con el actor Luis Tosar, con quien compartiría más tarde el escenario en la banda Di Elas. Esta alianza no solo consolidó su presencia en la música en directo, sino que lo llevó a explorar otro de sus grandes terrenos: la composición para teatro, cine y televisión.
En ese campo, Piti Sanz brilló con fuerza. Firmó bandas sonoras para todo tipo de producciones y fue galardonado con cuatro premios Mestre Mateo por mejor música original, además de tres María Casares. Aunque fue nominado a los Goya, la estatuilla se le resistió, sin restar un ápice a su prestigio.
Un artista que luchó contra el ego
Su último trabajo, el proyecto S4N7, supuso un ejercicio de introspección y honestidad brutal. En palabras del propio Sanz, le ayudó a “luchar contra su ego y acabar pisoteándolo”. En ese disco en solitario plasmó su descenso a los infiernos y posterior resurrección, un mensaje que hizo suyo en vida: Levantarse siempre.
El impacto de su muerte ha sido inmediato y profundo. El mundo cultural gallego, desde músicos a actores, directores o técnicos, ha mostrado su conmoción y respeto por quien consideran no solo un talento imprescindible, sino una figura querida y generosa.
Piti Sanz se marcha como vivió: dejando huella sin hacer ruido, con una obra sólida y una mirada musical única que atraviesa generaciones. Galicia despide hoy no solo a un guitarrista, sino a un creador de atmósferas, un narrador sonoro y un símbolo de resistencia artística.


