Han sido necesarios varios meses de obras de reforma, algunas semanas más de las previstas y deseadas por los promotores, pero este domingo 8 de junio de 2025, desde muy temprano, llega el momento de volver a disfrutar de un establecimiento mítico en la ciudad de Cádiz.
Los impulsores del proyecto anunciaron siempre su intención de abrir "en primavera" y lo van a conseguir con algunos días de margen tras numerosas dificultades burocráticas, derivadas del valor histórico del negocio y el inmueble en el que se ubica.
Su nombre y su oferta, de hecho, están incluidos formalmente en el catálogo de bienes etnológicos del Ayuntamiento de Cádiz. Cosa seria.

"Por supuesto que mantendremos los churros, son un patrimonio de la ciudad", dice con su habitual sonrisa Ale Alcántara, el popular hostelero, cocinero y asesor televisivo (MasterChef, Canal Sur) uno de los tres copropietarios de la popular cafetería que ahora reabre también como cervecería.
Sus toldos, mesas y terrazas no pueden estar mejor ubicados, apenas a 20 metros de la escalera de Correos en la que naciera el Carnaval Chiquito, y buena parte del fenómeno del carnaval callejero, en la década de los 90.
Sus toldos, mesas y terrazas están apenas a 20 metros de la escalera de Correos en la que naciera el Carnaval Chiquito y buena parte del callejero en los años 90
Una fachada de sus fachadas mira a la plaza de las flores (Topete en el callejero oficial) y la otra a la calle Libertad, la del Mercado Central de Abastos.
Después de más de medio siglo de trayectoria -fue inaugurado en 1970- es imposible encontrar a un grupo de gaditanos de cualquier edad o a turistas nacionales reincidentes que no disfrutaran alguna vez de sus largas barras lacadas frente a un desayuno, una merienda o un tapeo de pescado frito.
En fechas señaladas, del verano al amanecer tras la gran final del Concurso del Falla, de los Tosantos a Semana Santa, el populoso establecimiento era un espacio de visita obligatoria, ritual y social. Costaba encontrar sitio entre una concurrencia festiva y ruidosa.

Alcántara y sus socios habituales -amigos de la infancia, todos gaditanos- Pablo y Guillermo Moral ya colaboran en el restaurante Beduino, en el frente playero, justo en el extremo Norte de la playa de la Victoria.
Al conocer la despedida de La Marina, este trío de empresarios decidió inmediatamente contactar con la propiedad para hacerse con el negocio.
55 años de éxitos
La anterior propietaria, Carmen Criado, anunció su jubilación y el traspaso en otoño de 2024. Su marido Nino Campo-Cossío fue el fundador de La Marina. Falleció hace 27 años. Su viuda mantuvo el exitoso negocio con actividad hasta el pasado mes de noviembre.
La voluntad de conservar los churros como esencia del ambiente y complemento de la oferta no es ningún capricho nostálgico. El bar está oficialmente incluido en el catálogo etnológico del Ayuntamiento de Cádiz por esa receta de masa frita.
"Será una cervecería como las de siempre, con su tapeo de chacinas y conservas, también tendrá un rincón a modo de ultramarinos"
Alcántara y los hermanos Moral creen que la reapertura es una "oportunidad de mantener con vida un símbolo de Cádiz", convertido también en un imán turístico con la explosión de la ciudad como destino a partir del inicio de este siglo.
La Marina mantendrá la oferta tradicional pero la reforzará. "Será una cervecería como las de siempre, con su tapeo de chacinas y conservas, también tendrá un rincón a modo de ultramarinos en el que se venderán productos gaditanos de calidad".
Como chef de larga trayectoria comercial y televisiva, Ale Alcántara admite que "también habrá algo de cocina caliente cada día, una parte de la carta, no muy grande pero bien escogida".


