"No queremos que Calachica se parezca a Bali ni a Cancún, a Tailandia ni a nada, con todos los respetos a los locales que tienen esa estética y ese ambiente. Calachica es de Cádiz, sólo podía hacerse en Cádiz y será muy gaditano".
Omar Osuna insiste en que el recinto de ocio que pretende inaugurar este verano -tras varios retrasos por imponderables, "de tres meses de lluvia a la huelga del metal"- debe tener "personalidad propia, el estilo de la ciudad que lo acoge, otra cosa no tendría sentido".
"Se trata de conectar la ciudad con el mar y con su historia, ofrecer su tradición y su carácter como primer atractivo. Estas vistas, la puesta de sol al frente, las murallas, la gastronomía, todo es Cádiz"

Para lograrlo, hasta se usan en las obras materiales como arena de mortero, propia de las construcciones clásicas, las maderas de la provincia y una paleta de colores que parece salida de cualquier pueblo gaditano con playa.
El empresario gaditano, promotor de conciertos y responsable de diversos locales, recalca ese vínculo sentimental con el entorno porque lo considera "esencial, diferencial".
"Es único, no hay ninguna ciudad que tenga unas instalaciones así. Todos los grandes complejos de ocio están a las afueras de las ciudades, a muchos kilómetros del centro".
"Calachica está junto a su casco antiguo y junto al mar, con la cultura local por bandera, a cinco minutos del autobús, con uno de los mayores y más baratos aparcamientos enfrente".
"Es un equipamiento que permite complementar todos los eventos que se hagan en la ciudad, cualquier festival, competición o congreso".

Tan local se presenta que hasta tiene en cuenta los vientos (materia básica para los gaditanos): "Sólo combate el Poniente, que es el más suave, el más fresco y el menos frecuente. Levante y Norte están protegidos por la propia estructura, estamos a cubierto".
"Calachica es el primer paso real, visible, en la integración puerto-ciudad". De hecho, no se construye ningún equipamiento comercial en suelo portuario en Cádiz desde 1993, con los locales de la Punta de San Felipe.
"Es una concesión por un perido largo que reactiva un espacio público con una aportación anual, un canon, que pagamos al Estado. Este suelo pasa a suponer ingresos, y no pequeños, en las arcas públicas. Como debe ser", destaca.
Es el mayor recinto de ocio y hostelería de la provincia de Cádiz si se dejan al margen los grandes hoteles -chiclaneros, conileños o roteños especialmente-. Ni siquiera tiene una denominación clara. Como el Barça, es más que un club.

"Es una mezcla de top-roof (terraza de azotea) por estar en altura, de beach club por estar junto al mar y de gran centro de eventos por la sala multiusos, el auditorio y el gran restaurante. Llamarlo sólo club, como los de las playas quizás no se ajusta del todo a lo que es".
Cuando faltan apenas dos semanas para la inauguración, quizas para finales de julio tras los aplazamientos del 21 de junio y el 4 de julio, un paseo por las obras (a cargo de Edificarte SL) permite ver el avanzado y bello esqueleto de lo que será Calachica.
La parte que abre este mes de julio es la ubicada en la primera planta. Es una explanada sobre la muralla que da acceso a la Punta de San Felipe, con vistas frontales al casco antiguo (Alameda) y la puesta de sol.

Está dividida en tres grandes áreas. Por orden, a la izquierda según se accede por una imponente escalera y con la vista puesta en el mar, aparece el auditorio al aire libre con barra, camerinos y zona VIP propia.
En el centro está el área de terrazas y piscinas (casi 50 metros de largo y anchura muy variable), con once camas "gaditanas o caleteras, no pongas balinesas" que están inmersas en el agua, rodeadas.

Una barandilla transparente separará toda esta zona, en llamativa altura, del agua y las rocas, de Calachica, la pequeña playa pedregosa ("ojalá se animen a recuperarla ahora") que da nombre al complejo.
A la derecha, por últimio, una pérgola para el restaurante, a cargo del grupo Arsenio Manila y capaz para 400 comensales, con una terraza descubierta añadida cuya superficie pende unos metros sobre el mar.
En total, son 2.500 metros cuadrados de espacio exterior, más otros 2.100 en la planta baja, en interior, como sala multiusos.
La que se inaugura, probablemente, este 18 de julio es la que está en la primera planta sobre el suelo, la descubierta.

Toda la zona interior, la primera a la que se accede desde la calle, la que será un auditorio cubierto y multiusos con mil plazas, no estará en funcionamiento "hasta octubre".
La última planta, la máxima altura, ofrece una curiosidad. Por exigencias del guión administrativo, al estar en suelo portuario debía conservar su papel de paseo público, de libre acceso, así que la misma empresa que construye lo ha acondicionado.
Ese recorrido tiene ahora tres metros más de altura que el anterior y ofrece unas vistas asombrosas "en 360 grados" que van desde todo el puerto de Cádiz a la Bahía, el Faro de Las Puercas o la cumbre de la Plaza de España.

Este paseo estará limitado por dos puertas metálicas y tendrá el mismo horario de apertura que los parques públicos gaditanos. También, las mismas amenazas. El vandalismo ya ha dejado la primera pintada.
Unas cifras desconocidas
Calachica parece un proyecto revolucionario, con poco parangón en España en este año. "No es que lo digamos nosotros, que somos los que lo estamos haciendo, es que grandes distribuidoras de cerveza y refresco nos lo confirman".
"Esas empresas reciben y analizan diez, veinte proyectos al mes, grandes y pequeños, y aseguran que en los últimos años no han conocido algo como Calachica en toda España. De hecho, han decidido invertir cientos de miles de euros con nosotros".
Omar Osuna, administrador único de Chiringuitour SL, empresa creada para la construcción y gestión, recorre con orgullo los últimos trabajos que han permitido transformar 30 meses hasta ocho locales de la Punta de San Felipe, y el mirador para botellódromo, en uno solo.
"Esperamos que atraiga a inversores a la ciudad para promover iniciativas similares en el entorno, que sirve para comprobar que el potencial de Cádiz puede llevarse a la práctica con proyectos como este", declara el empresario.
Las cifras llamativas no se quedan en los metros cuadrados. La inversión inicial "ha superado los tres millones de euros" y los puestos de trabajo serán 50 directos y otros tantos indirectos, según la programación, los eventos y las temporadas.
Los responsables, junto a Osuna y el hostelero gaditano Raúl Cueto, son el ingeniero Javier Vázquez Selvático y la firma valenciana The Music Republic, especializada en la organización de festivales y conciertos.




