Difícil unir más símbolos de la ciudad de Cádiz en un momento concreto, en un espacio determinado. Hasta el velo que cubría el monumento era morado, el color del pendón local.
Junto al monumento a Paco Alba, a dos pasos de la peña que lleva el nombre de Juan Villar, a las puertas del paseo Fernando Quiñones (también con figura permanente en la plaza) se juntó la multitud en la noche del miércoles.
En ese escenario, a la hora del mítico atardecer caletero, Juanito Villar inauguraba su estatua en Cádiz. De un ligero color bronce, le representa sentado en una tradicional silla, siguiendo el compás de su propio cante en una escena que representa una vida.

El propio Juan José Villar Jiménez (Cádiz, 1947) fue el encargado de descubrirla. Primero tiró del pañuelo y la miró fugazmente. Empezó a llorar de forma inevitable. Tras frotarse los ojos y recomponerse puedo volver a mirarla con más detenimiento.
Hijo de flamencos, ligado siempre al inagotable filón del barrio de Santa María, arrancó como miembro del grupo Los chavalillos gaditanos apenas con doce años, antes de ejercer como miembro del jaleo de grandes figuras de la época.
Ya en su etapa adulta, en solitario, destacó en los principales tablaos madrileños, como Los Canasteros y Torres Berjemas, antes de iniciar sus propias giras y protagonizar los mejores festivales en Andalucía, con especial predilección por actuar en las peñas flamencas de toda la comunidad.
Dentro de su discografía destaca su actuación en el Festival de Arte Flamenco de París (1983), la II Cumbre Flamenca de Madrid (1986) o la Bienal de Sevilla de 1988.
Lleno y cariño absolutos
A la presentación del monumento que le rinde homenaje permanente ya en el más popular de los accesos a La Caleta acudieron varios cientos de vecinos, además de una gran representación de su familia, aficionados flamencos y amigos del artista.
Figuras del flamenco en la provincia de Cádiz, como Rancapino y Paco Cepero, entre otros muchos, hicieron acto de presencia para fundirse en un abrazo de reconocimiento con Juanito Villar.
El alcalde Bruno García y la concejala de Cultura Maite González acudieron por parte del Ayuntamiento de Cádiz, autor del encargo de la estatua realizada por Manuel Jesús Sánchez Parra.
La obra ha contado con un presupuesto de 25.410 euros y se suma al nombramiento como hijo predilecto de Cádiz realizado, también por el Ayuntamiento, en el año 2024.
Como resultaba obligatorio, el cante y el baile flamencos pusieron el colofón al acto. El escenario ubicado junto a los monumentos, en el camino que lleva a su peña y a La Caleta, fue el relicario en el que su amplia familia y muchos amigos pusieron arte y compás para rendir tributo a una figura esencial en el flamenco gaditano.



