David Scheneider, de 42 años, ya no puede más. El próximo 27 de enero, a las nueve de la mañana, está previsto el desahucio de la vivienda donde vive con su mujer y sus dos hijos menores en la calle Pasquín de Cádiz. Su unidad familar la completa Cayetana, una perrita a la que considera su "niña". El tercer hijo de David, mayor de edad y sobrevenido por la situación, se ha ido a vivir con su hijo –nieto de la familia– y su pareja a casa de suegra.
El tiempo corre para esta familia que no encuentra una alternativa viable. "La única posibilidad que nos da el Ayuntamiento de Cádiz es un albergue al que no podemos acceder con la perrita y si ella no puede venir con nosotros, me quedo en la calle con ella", asegura un emocionado David, que trabajaba como montador de andamios hasta que se quedó sin trabajo en 2016. Fue entonces cuando recurrió a Asuntos Sociales para que le ayudaran con el alquiler. "En un principio pagaba un porcentaje de160 euros de un total de 500 de la vivienda", explica.
Todo cambió cuando se fue aproximando el final del contrato y el retraso de los pagos por parte del consistorio. "Llegué a notificarlo en un Pleno del Ayuntamiento en vista de que si seguía retrasándome con los pagos, el propietario no me renovaría el contrato", cuenta. Y así pasó, el propietario Pretidiano SL no le renovó. "Al mes y pico de terminar el contrato, vino la concejala de Vivienda a mi casa y me dijo que la vivienda era la de Junta de Andalucía y que no nos preocupáramos, que de aquí no nos iban a echar, que más adelante nos iba a llegar un alquiler social", añade.
David se enfrenta a una demanda de 11.000 euros por los atrasos. En la vivienda de la que van a ser desahuciados llevan cinco años viviendo: tres con contrato y dos sin él. "Ahora trabajo los fines de semana en la UTE, pero los alquileres que veo son de 700 y 800 euros y no podemos permitírnoslo", lamenta. Descartada la alternativa del albergue por la imposibilidad de que la perra pueda ir con su familia, una esperanza surgió de la mano del constructor Agustín Rubiales, conocido como el "constructor solidario". "Conoció mi historia por la televisión y nos ofreció una casa, con la condición de que el Ayuntamiento de Cádiz ayude con el porcentaje del alquiler", explica David.
La casa de este constructor solidario es la única alternativa posible para esta unidad familiar que integra a su perrita, por la que la reciente reforma del Código Civil, ya contempla como un miembro más de la familia. David le pide al Ayuntamiento que "por favor se ponga de acuerdo con Agustín Rubiales para poder acceder al alquiler de la casa que nos ofrecen". Lo único que quiere es su derecho a una vivienda digna, pues asegura que busca y no encuentra. "Llevo muchos años apuntado como demandante de vivienda en el Ayuntamiento y no llego a conseguirlo. Si no consigo alquilar en lo público, ¿cómo voy a conseguirlo en un privado?", se pregunta desesperado.
El juicio de David está previsto para el jueves 20 a las 9.30 de la mañana, y a las 12 se ha organizado una concentración en la puerta del Ayuntamiento de Cádiz como muestra de apoyo a la familia. Este padre de familia está abierto a cualquier oferta de trabajo, aunque lo más urgente en estos momentos es no quedarse en la calle.
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