Las trabajadoras de la limpieza de la Universidad de Cádiz que permanecen encerradas en la facultad de Filosofía y Letras de la capital gaditana fueron expulsadas del centro alrededor este viernes por miembros de la Policía Nacional a petición del rector, Casemiro Mantell, según denuncian sindicatos como Autonomía Obrera.
Las empleadas aprovecharon una visita del responsable de la Universidad de Cádiz (UCA) al centro en el que permanecen concentradas de forma ininterrumpida desde el 27 de octubre para subir al salón de actos y hacer visible su protesta en el evento público convocado.
Las propias afectadas y sus representantes sindicales aseguran que tras irrumpir con gritos, carteles y consignas en el acto académico que presidía Mantell, el rector solicitó a la Policía que desalojara a las manifestantes. Siempre según este relato, los funcionarios policiales les pidieron de forma respetuosa y pacífica que abandonaran el edificio, algo que las mujeres realizaron sin incidentes ni oponer ninguna resistencia.
Una vez en las puertas de la facultad de Filosofía y Letras, en la avenida Carlos III de Cádiz, frente al parque Genovés, las manifestantes decidieron emprender una marcha reivindicativa por otros centros universitarios cercanos en los que también desarrollan su trabajo.
Así, la comitiva con pancartas, carteles, silbatos e instrumentos de percusión recorrió los accesos a edificios universitarios cercanos como los del Olivillo, la facultad de Económicas y Empresariales o el complejo administrativo del antiguo hospital militar.
20 días de encierro ininterrumpido
Distintas integrantes del colectivo de 200 trabajadoras del servicio de limpieza de la Universidad de Cádiz cumplirán este lunes 20 días de encierro en protesta por lo que consideran "sueldos y condiciones laborales indignos".
Desde la noche del 27 de octubre, grupos de limpiadoras que se van turnando permanecen cada mañana, tarde y madrugada apostadas en un rincón de la Facultad de Filosofía y Letras, junto al parque Genovés de Cádiz. También en el Campus del Río San Pedro, en Puerto Real.
Con sus uniformes de trabajo y de forma permanente, esos grupos rotatorios permanecen en un improvisado campamento laboral en los pasillos interiores, con el suelo cubierto de colchones hinchables para dormir, bolsas con agua y alimentos, mantas, sillas de playa, cubos y fregonas.
Las trabajadoras han decidido realizar este encierro indefinido en la sede universitaria para denunciar lo que consideran "un calvario laboral".
Una de las limpiadoras en la protesta ofrece un dato para justificar la movilización: "La mayoría de las compañeras cobra poco más de tres euros por hora de trabajo"
"Ganamos 900 euros al mes por una jornada completa, con 38 horas semanales. Eso en el mejor de los casos, si tienes trienios de antigüedad y porque se le añade el ingreso mínimo vital", detalla Rosa Fernández, del comité de empresa, con 31 años de servicio.
Afectadas como Isabel Martínez resaltan la indignación de muchas de sus compañeras por tener que recibir "el ingreso mínimo vital para reunir 900 euros al mes. Esto es indignidad más que precariedad".
Mela Arenas, también del comité de empresa por Autonomía Obrera como Rosa, recuerda que otras protestas, concentraciones, reuniones, asambleas y comunicados comenzaron en verano pero nadie ha hecho caso. "Nos encerramos hasta que esto se arregle. Ya que hemos empezado no nos vamos a parar".
Otra de las compañeras movilizadas afirma que cuando se realizan los cálculos, una simple división, resulta que la mayoría de las mujeres de la limpieza de la Universidad de Cádiz cobran "poco más de tres euros por hora de trabajo".
A pesar de la expulsión temporal de este viernes, las trabajadoras seguirán concentradas en Filosofía y Letras aunque con la advertencia de la UCA de que no pueden realizar actos de protesta, como el vivido este viernes durante la visita del rector, dentro de las instalaciones universitarias.
Tanto representantes de la Universidad de Cádiz como de la Policía les habrían recordado que su derecho a manifestarse está limitado al exterior de cualquier inmueble perteneciente a la institución académica pero nunca pueden realizar protestas en el interior, más allá de permanecer en el encierro.
Durante los casi 20 días de concentración que han protagonizado, las limpiadoras han recibido numerosas visitas solidarias, tanto de estudiantes como de profesores y otros colectivos laborales "como trabajadores del metal o del servicio municipal de ayuda a domicilio".
Las afectadas por lo que consideran condiciones de trabajo "indignas" están contratadas por la firma malagueña Itelymp, concesionaria del servicio de limpieza de la Universidad de Cádiz con un acuerdo que fue renovado este verano.
"La empresa nunca dejó de pagarnos ni nos ha tratado mal, el problema es que no tiene más recursos ni más dinero porque así viene en el contrato con la UCA"
"La empresa hace lo que viene en el acuerdo, cumple lo que viene en el papel, nunca han dejado de pagarnos ni nos han tratado mal. El problema es que no tiene más recursos ni más dinero porque así viene en el contrato. El último pliego firmado en verano es una porquería", resumen las encerradas.
"Hemos perdido 54.000 horas de trabajo con esa prórroga del convenio, las han eliminado por la cara, han dejado de pagarlas. Eso es mucho dinero para unas casas en las que no entran ni 900 euros al mes para alquiler, alimentación, ropa, estudios ¿Cómo puede vivir una familia con ese dinero?".
Entre los apartados más difíciles de la negociación está la falta de un suplemento salarial "aprobado por la Junta de Andalucía" de 200 euros que "al menos haría que algunos sueldos se acercaran al salario mínimo".
Pensiones de 500 euros tras 30 años de trabajo
"Nos pasamos trabajando 38 horas semanales durante 30 años por 900 euros y al jubilarnos nos queda la mitad ¿hay derecho a eso?". La sustitución de compañeras por baja médica, descanso o vacaciones tampoco está contemplada. La falta de manos es otro de los lamentos.
"Cuando una falta por alguna cosa, una simple gripe, la que se queda tiene que trabajar el doble, nunca viene nadie más, nunca se le sustituye", añade Rosa, "y todavía el jefe de servicio de la Universidad de Cádiz nos dice que el índice de absentismo es muy alto".
"Las compañeras que se han jubilado últimamente reciben pensiones por debajo de los 500 euros ¿Hay derecho a eso? Nos pasamos trabajando 38 horas semanales durante más de 30 años por menos de 900 euros y luego te queda la mitad".
