Hubo un tiempo en Cádiz, corrían los años 90, en el que tres colosos regentaban desde las alturas el acceso al casco antiguo de la capital. Las inmensas figuras mitológicas de Hércules, fundador de la ciudad, con la compañía de Neptuno y Baco ascendían a los cielos de las murallas de la Puerta de Tierra cada carnaval para dar la bienvenida y quién sabe si controlar el acceso.
Posiblemente sea la decoración más llamativa del Carnaval de Cádiz, después de las creaciones efímeras de Antonio Accame. Se llevó a cabo durante la concejalía de Carlos Mariscal, cuando gobernaba el PSOE de Carlos Díaz. El Olympo carnavalesco duró hasta el 95, año en que entró Teófila Martínez como alcaldesa y su concejal de Fiestas, Juan Antonio Guerrero, no quiso reponerlas bajo la excusa de su deterioro en las naves municipales y la falta de presupuesto para restaurarlas.
