Una primera mirada ya permitía distinguir esta manifestación de las usuales en este conflicto del metal en Cádiz o su anterior edición de 2021. Sin un solo participante enmascarado, con notable presencia de adolescentes, incluso niños, de mujeres, desde chiquillas hasta compañeras y parientes de edad madura.
Los que acuden a estas convocatorias con el rostro cubierto suelen ser una treintena pero su presencia siempre parece anunciar tensión e incidentes, se produzcan o no. Su ausencia pronosticaba una movilización social y pacífica, con vecinos y amigos añadidos a los trabajadores. Y así se desarrolló.
Esa característica novedosa, ese leve aire familiar y ciudadano que recordaba las protestas contra el desmantelamiento industrial de la Transición, permitía reunir la mayor protesta que el sector haya realizado en lo que va de siglo, y van unas cuantas.

Habría que remontarse a los años 70, 80 y 90 o incluir convocatorias de otra naturaleza -con lemas genéricos, sindicatos mayoritarios o días del trabajo- para encontrar una protesta más populosa, con más participación y más diversa.
Los convocantes CTM y CGT, apoyado por otra decena de colectivos de distinta naturaleza (desde estudiantes a partidos políticos) tenían motivos para la satisfacción y el optimismo nada más arrancar.
Antonio Muñoz, responsable del metal de CGT, tomaba la palabra al inicio -las 10 horas de esta mañana en la rotonda de San Severiano, junto a la estación ferroviaria de Cercanías- para resaltar la "respuesta espectacular" a la llamada.
La gran asistencia eleva los ánimos
El respaldo le hacía anunciar más citas similares "todos los días, los que hagan falta, hasta conseguir un convenio digno para el metal". El daño económico que sufren los huelguistas no le intimida: "Perdemos dinero nosotros cada día de huelga pero lo van a perder todos si esto no se arregla".
El apoyo vecinal quedó confirmado con la presencia de muchos manifestantes ajenos a las plantillas del sector pero también en algunos aplausos desde ventanas, balcones y aceras.
El momento más simbólico llegó cuando la comitiva pasaba ante la empresa de saneamiento Rossi, frente al célebre Bar Stop. Una trabajadora del establecimiento salió a la puerta con una improvisada pancarta de adhesión escrita sobre un cartón.

Con un admirable ejercicio atlético la mantuvo alzada mientras pasaba toda la manifestación. Dada su extensión, fueron muchos minutos y los brazos no le fallaron. A cambio, todos los manifestantes le devolvían palmas al llegar a su altura.
Los eslóganes coreados fueron los habituales ("ni un paso atrás en la lucha del metal", sobre todo), con especial protagonismo indeseado para Antonio Montoro.
Al responsable provincial de Industria de UGT los que caminan le achacan "la traición" de haber firmado un preacuerdo que los participantes consideran "indigno" respecto a las reivindicaciones básicas.
La ministra María Jesús Montero, el juego de palabras estaba servido con Montoro, también se llevó su parte. Le acusan de "permitir que Navantia convierta cada vez más puestos de trabajo en empleos precarios".
El recorrido tenía como destino la sede de la patronal Femca en el barrio de Loreto, junto al solar teóricamente destinado al nuevo hospital de Cádiz. Allí se repitieron las consignas y terminó la primera parte de la movilización.
La comitiva ya había recorrido para entonces la avenida Segunda Aguada que cruza, o pasa muy cerca, de todas las zonas -estadísticamente- más deprimidas de la ciudad, los que fueran denominados denominados "barrios obreros".
Es el llamado "triángulo de la pobreza" que forman enclaves como Guillén Moreno, Trille, Cerro del Moro y avenida del Perú, con los peores índices socioeconómicos, educativos y sanitarios de la ciudad de Cádiz. Ahí se dieron los mayores respaldos espontáneos.
El apoyo espontáneo de la dependienta de un comercio de Segunda Aguada, con una pancarta improvisada en un cartón, simbolizaba el respaldo vecinal a la convocatoria
Un sector de los convocados, ya convertidos en la mitad, prolongó la marcha por la avenida central de Cádiz hasta la sede de UGT en el edificio Sindicatos, con el objetivo de afear su preacuerdo del domingo, definitivamente desactivado.
En ese punto final, se reprodujeron los cánticos de reproche al sindicato firmante y a su representante, Montoro.
De repente, un megáfono dijo: "Señores, la Policía nos dice que hasta aquí podemos llegar". En ese momento, alrededor de las 13 horas, la concentración se diluyó de forma total con la misma serenidad con la que había transcurrido.
Esta tarde, el primer reencuentro negociador
Todas las partes, sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT), los convocantes de esta protesta matinal (CTM y CGT), patronal y administraciones intermediarias están citadas esta tarde de miércoles para retomar las negociaciones.
Es la primera vez que vuelven a reunirse desde el fallido acuerdo del fin de semana y que provocó el dubitativo inicio de la huelga indefinida desde el lunes 23 de junio.



