Cuando el reloj casi marcaba las diez de la noche, Juanito Villar comenzaba a recibir una ovación que tardará mucho en olvidar. Es más. No la va a olvidar nunca. De hecho, el cantaor gaditano de 76 años rompía a llorar al ver como su tierra le brindaba de esta forma un cariño y reconocimiento más que merecido a tantos años de profesión, que se veía refrendado también en la placa que le entregaba Bruno García, alcalde de la ciudad trimilenaria.
“Sólo por esos dos minutos de pura emoción ha valido la pena esta tercera edición de la Bienal de Flamenco de Cádiz, Jerez y Los Puertos” señalaban desde la organización, tras ver al homenajeado “inmensamente feliz” y arropado por un público que llenaba el auditorio del Palacio de Congresos de la capital de provincia.

El periodista Manuel Martín fue el encargado de conducir una gala que arrancaba con mano a mano entre Alonso Núñez Rancapino Chico y Caracolillo de Cádiz, acompañados al toque por Paco León, quienes pusieron todo de su parte para meter en ambiente al público y dar inicio a una noche que iba a resultar especial. La sintonía entre artistas y patio de butacas fue una constante durante toda la velada.
Recogiendo el testigo, May Fernández por bulerías y Samuel Serrano también por bulerías y sevillanas, volvían a levantar una vez más de sus asientos a un público que acogía de nuevo con una atronadora ovación al homenajeado de la noche antes, durante y después de cantar por soleá arropado por Manuel Jero al toque y recordar el binomio que, junto a su padre Niño Jero, tantas glorias de noche ha dado al mundo del flamenco.
Y para coronar la noche, con la familia Villar arropando al patriarca de los cantes de Cádiz, el fin de fiesta llegó con la participación del bailaor Antonio Canales — gran amigo del artista— para cerrar una noche que, a buen seguro, Juanito Villar no va a olvidar nunca.




