Amalia, la gaditana con el don de la gracia de vender sujetadores y bragas

Esta corsetería lleva 36 años ofreciendo ropa interior, sobre todo a las mujeres de Cádiz, desde su pequeño local situado frente a la Plaza de abastos

Amalia en el interior de su corsetería.
Amalia en el interior de su corsetería. MANU GARCÍA

A las cinco de la tarde, Amalia está sacando el muestrario de bragas, sujetadores y calzoncillos que cuelga sobre el toldo de su tienda, situada en los aledaños del Mercado de Abastos de Cádiz, comúnmente conocido como “La Plasa”. A escasos metros de la escalerilla que da acceso a esta corsetería, los villancicos flamencos y la rumba más cadenciosa da la bienvenida a su particular clientela de ropa interior. Amalia Martín Saavedra lleva toda una vida detrás de un mostrador. “El negocio me viene de familia, mi padre era el gitano de los zapatos de la Plaza, el del puesto de enfrente del Carrefour”, comienza. “Era un gitano con caché, con su pelo blanco, muy alto y guapetón –señala— igual que yo, lo que pasa que yo soy más bajita que mi padre”, aprecia socarrona.

Amalia tiene una larga trayectoria vendiendo por plazas y mercadillos. Comenzó con su padre, luego inició el negocio de la corsetería con su marido y en 1984 cogió el local donde todavía sigue vendiendo género, como solo ella sabe hacer. A pesar de haber rodado por infinidad de sitios con la venta ambulante, hasta asentarse en su tienda, esta vendedora innata quiere dejar claro que es de Cádiz, "además del mismo Cádiz, del Casco Antiguo, no del extranjero”, dibujando así la frontera con territorio beduino. Recuerda “el apogeo que había antes en la ciudad, que era gloria”. Ella lo achaca a que antes había más trabajo y por tanto “más dinero que gastá”. Pero llegaron los 90 y “se puso la cosa que vamo…”, expresa levantando las cejas que descansan sobre sus inmensos ojos negros.

La tienda rebosa alegría y está impregnada del perfume de su tendera. Es chiquita, con techos altos donde se levantan torres de cajas con modelos de todos los colores y tallajes. Sobre el mostrador, una muestra del género que ofrece y tras él, Amalia canta y no para quieta. “Mi negocio tiene mucha alegría y ambiente familiar”, exclama mientras incide en el “bueno, bonito y barato… ¡Las tres B, shiquilla! Y la calidad…”. Una clienta entra buscando camisetas interiores para su madre y afirma que una de las cosas que tiene Amalia “es que charla mucho con el público y orienta muy bien”. Una técnica que, sin duda, ha surtido efecto, pues a la camiseta interior finalmente se le sumaron dos pares de bragas y unos pocos de calcetines sin costuras. A esta negociadora no hay women secret que se le resista.

Una clienta conversa con Amalia mientras le pide unas camisetas.
Una clienta conversa con Amalia sobre tiempos pasados de la tienda. Autor: Manu García.

“Aunque lleve los años que llevo aquí, cerca de 40, siempre hay novedades y variedad en los géneros para todas las edades”, explica. “Las clientas demandan dependiendo la época, ya que muchas veces quieres apartar un género y de repente lo vendes muy bien… No hay una norma fija, palabra que es así”, acierta Amalia, que con solo mirarte las jeshuras te dice tu talla de sujetador o de bragas. Se acerca a un extremo del mostrador y alcanza parte de su género. “Estos sujetadores no son de importación y te valen de costo un dinero, los tengo a 13.50, a 6 euros, de 15,50... De la 90 hasta la 100”, aclara. “Si no tuviera esto controlado, ¿qué sería de mi pa’ encontrar algo? Te vuelves loca!” , espeta levantando y agitando los brazos. Y revela su clave: “lo bueno es poner las cosas en el mismo sitio, pero como las menee o haga hueco para meter un sujetador… ¡Ay, Dios mío! Pero vamos, que todo lo llevo pa’ lante. Es que me sale de aquí –señalándose las entrañas– como los buenos bailaores”.

Esta vendedora recuerda los tiempos de bonanza en los que se formaban largas colas paran entrar a su tienda. “Yo he llegado aquí un día de reyes después de comer con las trabajadoras y la cola llegaba hasta allí (señala a lo lejos de la plaza), si tú vieras el cashondeo y ese ambiente… Aunque sigo dándole la misma caña para que continúe la alegría de un negocio familiar y que no haya frialdad al entrar”, tercia. En la actualidad dice aguantar porque “somos gente muy luchadora que llevamos muchos años aquí y dependemos de esto, somos autónomos y no tenemos otra cosa”. “Si vendes dos, vendes dos; si vendes tres, vendes tres y si es uno, qué le vamos a hacer, hay que adaptarse a los tiempos, porque si no te entra una pena, la más grande del mundo”, apunta.

Detalles de la cortesería. Autor: Manu García.
Detalles de la cortesería. Autor: Manu García.
Amalia durante la entrevista. Autor: Manu García.
Amalia durante la entrevista. Autor: Manu García.

Amalia lleva sola en la tienda desde hace cinco o seis años porque“ya no hay tanto ambiente”. “He llegado a tener a cuatro personas trabajando de la gente que había. Sobre todo los días de reyes, que eran horrorosos y tenía que meter a dos o tres personas”, comenta. En el 97 despidió a una de sus trabajadoras y hace cinco o seis, despidió a la otra que estaba. “Las chiquillas que han trabajado aquí se han acoplado a mi forma, ya que yo fui la que lo inicié, la que lo inauguré y la que siempre ha estado aquí. Delante de mi clientela, atendiendo a mi público”, expresa con soltura.

Dice que durante el confinamiento lo ha pasado mal "como to el mundo", porque "los gastos son los mismos, aunque nos hayan dado una ayuda, que ya no van a volver a dar”. Subraya que "no es lo mismo una tienda que un puestecito”, pero que “gracias a Dios vamos tirando por las clientas y por el trato personal, ya que tal y como me ves, soy yo". Al hilo añade que "quien me conoce de muchos años sabe que soy la misma, solo que con más edad y más experiencia”. En 2011 fue una de las mujeres gaditanas que el Ayuntamiento de Cádiz reconoció por su trayectoria profesional. “Gracias a Dios me siento muy querida por los gaditanos y muy reconocida por la gente", asiente algo emocionada. "La juventud sigue viniendo con los niños y he visto pasar por aquí a cerca de cinco generaciones", agrega orgullosa. 

Para ella, esta Navidad es "muy triste porque hay mucha gente sin trabajo y eso es lo principal". "¡Ay si hubiese un poquito más trabajo!, se lamenta a la par que recuerda lo "del bicho este, al que ya le ha salido el hermano gemelo", refiriéndose a la nueva cepa. De cara a 2021 espera "estar viva y que todos lo estemos con salud, luego ya vendrá el trabajo y lo demás. Pero también que hayamos matado a los dos bichos estos, a los que cataloga de "malos y feos". Con todo, Amalia quiere despedirse con su alegría característica y exclama dando muestra de su pasado como vendedora ambulante: "Amalia.com en calidad y en precio lo mejor. El negocio de toda la vida, el negocio familiar. ¡Vámonos que nos vamos hija, que está la cosita mu mala! Shoshete, llegarse a por las braguitas y los sujetadores, y los boxers pa el marío. Cuidao y acordarse del marío que si no, verá tú".

Amalia en la entrada de su corsetería. Autor: Manu García.
Amalia en la entrada de su corsetería. Autor: Manu García. Manu García

 

Sobre el autor:

Carmen Marchena

Carmen Marchena

Gaditana. Periodista feminista por vocación y compromiso. Empecé en las redacciones de Ideal Granada y Granada Hoy. He pasado por eldiario.es/Andalucía. Parte de El Salto Andalucía desde sus inicios. Tengo dos ídolas: mis abuelas Carmeluchi y Anita. Defensora de los Derechos Humanos y la Memoria. Sin más dilación, papas con choco o barbarie.

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