Movimientos rápidos, concentración y silencio. El grito de un grupo de karatecas de distintas edades irrumpe en un dojo de Jerez. Coordinados, completan la kata Bassai Dai guiados por las indicaciones de Ismael Díaz Martín, jerezano de 49 años, fundador de este espacio que pertenece a la asociación de Artes Marciales Karate-Do Kanku-Dai.
Entre las personas que practican kárate un martes cualquiera, se encuentra Israel Rodríguez, jerezano de 18 años que acaba de proclamarse campeón de Andalucía en la categoría de parakárate sub-21. “Eres un crack”, le dice su sensei, el maestro que lleva entrenando desde que tenía 6 años.
En su cara se dibuja una sonrisa tras chocar su mano. El joven deportista alcanzó el primer puesto en el campeonato, organizado por la Federación Andaluza de Kárate, que se celebró el pasado 30 de septiembre en el Palacio de Deportes de Chapín. Antes, había sido preseleccionado en Sevilla y, con el apoyo de sus padres y de su club, se ha hecho con el título.
Era la primera vez que participaba en una cita deportiva de este calibre. Pero su incansable esfuerzo le ha llevado a lo más alto, como él dice, “haciendo katas con mi maestro y entrenando mucho”.
Ismael abrió su propio dojo hace un año y medio, pero, antes, había compartido este arte marcial en centros deportivos y colegios de la ciudad. Tras 25 años impartiendo clases, cuenta con una dilatada carrera a sus espaldas desde que inició su camino en el año 1984, de la mano del maestro Pepe Bigotes en el club Fudoshin.
“Mi madre me apuntó a kárate y me gustaba venir”, dice Israel, que siempre ha aprendido junto a Ismael y “esperemos que siga”. Se nota que llevan más de una década compartiendo entrenamientos y consejos. “La evolución ha sido totalmente favorable, he trabajado mucho con él la coordinación, que al principio le fallaba, y también la velocidad y la resistencia”, explica el sensei, orgulloso de los logros de su alumno.
El joven jerezano ha participado en numerosas competiciones organizadas por la AADPT (Asociación Andaluza Deporte para Todos). “Raro es el campeonato que no gane”, expresa su sensei. Sin embargo, el campeón no se esperaba que fuera a quedar el primero de su categoría en el campeonato autonómico.
“Me alegré mucho y me encantó la medalla”, dice el joven, que ha visto como su constancia ha dado resultados. Le encantan las katas, combates imaginarios a base de secuencias de movimientos tanto de defensa como de ataque, y los combates con protecciones. Además, asegura que durante sus entrenamientos, se siente “bien, con más energía y muy activo”.
Desde muy pequeño ha sido disciplinado y ha seguido a rajatabla los pasos que Ismael le ha ido marcando. “Él disfruta y además se entrega mucho, lo que le pides lo hace y él mismo se exige. Yo pongo mi granito de arena, pero el trabajo es de él”, dice el fundador del dojo, que siempre promueve la disciplina y el respeto en sus clases.
También lleva por bandera la palabra inclusión y la aplica en su día a día después de años trabajando con niños y niñas con diversidad funcional en asociaciones como la asociación de familiares para la integración y mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad (Afamedis). “Aquí lo único que te diferencia es el color del cinturón”, comenta el jerezano.
En su caso, Israel posee el cinturón negro primer dan y aspira a obtener el segundo. Su sensei es cinturón negro quinto dan y no subirá por respeto al maestro que creó el estilo Shotokan, el que practica. Cuando el maestro Gichin Funakoshi falleció, tenía este rango.
Israel seguirá entrenando con sus compañeros los próximos días para prepararse para el Campeonato de España, en el que participará el 16 de noviembre en una ciudad aún no concretada por la organización.
“A ver si ganamos”, dice Israel con una sonrisa. Él lo va a intentar y se muestra ilusionado con la cita de este deporte que no es el único que practica. El jerezano también forma parte del el Xerez DFC Genuine, liga pionera en promover la inclusión. Según cuenta a lavozdelsur.es, las patadas al balón llegaron un año antes que las patadas voladoras y, desde entonces, ha practicado ambas disciplinas.
Actualmente, combina el ejercicio con sus estudios de formación profesional de cocina. “Es un todoterreno”, expresa el sensei. Ambos superan cualquier barrera que pueda interponerse ante esta pasión.
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