Rafaela Carrasco pone voz y baile en 'Nacida sombra' a grandes nombres femeninos del Siglo de Oro que lucharon a base de creatividad y talento por la igualdad y el reconocimiento.

Como una novela corta sin rostro de María de Zayas; como La Calderona en un corral de comedias en la corte de Felipe IV; como crisol de ida y vuelta que luce sor Juana Inés de la Cruz, que se disfrazó de hombre para entrar en la universidad; espiritual y etérea como la Santa de Ávila, en cuya soleá se llega al cénit, al coincidir un baile descarnado y ralentizado con los famosos versos del vivo sin vivir en míNacida sombra es muchas mujeres en una. Rafaela Carrasco funde en su cuerpo el poso de la tradición bailaora de la que es heredera y su propia identidad y personalidad como autora. Justo las enseñanzas que le han legado maestros tan enormes como Matilde Coral y Mario Maya. Con su mismo equipo creativo de siempre y con unas líneas maestras sólidas y convincentes, apartada ya de la labor más institucional que desarrolló durante unos tres años al frente del Ballet Flamenco de Andalucía, cada propuesta personal de esta bailaora y coreógrafa sevillana puede punzar más o menos, decaer o ascender como si nada, pero rara vez deja indiferente.

Este espectáculo que ha presentado en la recta final del XXII Festival de Jerez quizás no sea su trabajo más redondo —aún perdura en la memoria aquel Vamos al tiroteo—, pero sus altibajos se suplen con una exquisita —y sobria— puesta en escena que olvida el aplauso fácil y agrega una poderosa banda sonora a camino entre lo flamenco, la música popular (la folía, la chacona o el romance) y hasta lo jazzístico. Es impagable, al hilo de lo anterior, el nivel que ofrecen sus dos guitarristas habituales, los músicos Jesús Torres y Juan Antonio Suárez Cano.

El montaje, donde grandes firmas de mujer del Siglo de Oro escriben cartas premonitorias en diferentes latitudes anticipando, muchos siglos antes, el momento de liberación y reconocimiento de la mujer que poco a poco empezamos a celebrar hoy, abusa demasiado de la palabra hablada que guía el discurso (la continua voz en off de la actriz Blanca Portillo llega a despistar de lo que sucede encima del escenario), en detrimento de un concepto escénico en el que, más allá de la elegante iluminación, con esos habituales claroscuros de sus trabajos, no hay demasiada profundidad.

Cuatro mujeres que luchan por lo que sueñan, describe Miguel Ortega (a un nivel enorme, como Antonio Campos) en el macho de la seguiriya inicial, una descripción cantada (hay que reseñar la perfecta adaptación de los textos a los cantes) de la sucesión de cuatro grandes movimientos coreográficos, solos o corales, cargados de precisión y técnica, pero que de verdad trascienden cuando Rafaela, de rojo todo el rato, gira su muñeca como si diese la vuelta al globo terráqueo a su antojo, cuando se recoge para tirar de punta y tacón con tanta sutileza como rabia interior, o cuando levanta su brazo como faro y como reivindicación de su propio yo creadora. Cuando, en fin, Rafaela se convierte en muchas bailaoras, en muchas mujeres, dentro de un mismo cuerpo y cuando ofrece una variedad de registros que, como si nada, avasallan por su belleza y sutileza.

Dirección y coreografía: Rafaela Carrasco. Idea original y dramaturgia: Alvaro Tato. Voz en off: Blanca Portillo. Baile: Rafaela Carrasco, Florencia O’Ryan, Carmen Angulo, Paula Comitre. Músicos: Guitarras, Jesús Torres y Juan Antonio Suárez «Cano». Cantaores: Antonio Campos y Miguel Ortega. Composición musical: Antonio Campos, Jesús Torres y Pablo Suárez. Diseño Escenografía: Carolina González. Diseño de Vestuario: Belén Quintana. Diseño vestuario Rafaela Carrasco: Blanco y Belmonte. Diseño de Iluminación: Gloria Montesinos. Diseño espacio sonoro: Manu Meñaca. Teatro Villamarta. Día: 6 de marzo. Aforo: algo más de tres cuartos de entrada.

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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