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Si los hombros de una mujer solar son la fachada de su encanto, su cuello esconde el canto de toda una ciudad fronteriza.

Si los hombros de una mujer solar son la fachada de su encanto, su cuello esconde el canto de toda una ciudad fronteriza: el territorio inexplorado por poblar donde combaten tierra y cuerpo. La realidad es a la ficción lo que el espacio al tiempo: todo sucede inalterablemente sin concretar en nada. El horizonte color té se muere por conocerte. No importa tu palabra sino a quién se la das. Si vienes a buscar justicia, has venido al lugar equivocado. Grandes depredadores en busca de su presa me acechan pero no lograrán atraparme: no será esta noche ni será aquí. Me siento como César cruzando el Rubicón, como una lágrima bajo el sol del invierno en Dublín.

Decía el poeta catalán Jaime Gil de Biedma que la vida nos sujeta porque precisamente no es como esperábamos. Precaria y transitoria es la existencia humana. Accesoria, la experiencia; decisiva, la inocencia. Con el poeta barcelonés, aprendimos que todos los veranos son los últimos veranos de nuestra juventud. Nuestra memoria sentimental se construye desde los márgenes. No obstante, venimos al mundo con cierta reminiscencia emocional. Sin ella, te quedas tan desolado como Gregory Peck en Vacaciones en Roma tras la conferencia de Audrey Hepburn.

En aquella comedia romántica todo fluía. Normal, su guión lo firmaba uno de los mejores guionistas de la historia del cine, Dalton Trumbo. Y la dirigía un mago de la industria, William Wyler. Sorprende un espontáneo y creíble Gregory Peck en el papel de periodista sin escrúpulos. Supone el gran descubrimiento de Audrey Hepburn y su catapulta definitiva. Nunca nadie lució tan radiante en pantalla. ¿Acaso hay algo más bello que el rostro de Audrey Hepburn? Si existe el ideal de belleza al que se refería Platón, el rostro de Audrey Hepburn a través de una pantalla de cine será lo más cercano que los mortales estemos de la perfección. Se nos descubre la juventud abriéndose paso a la edad adulta. Cierta pérdida de la inocencia. Una magnífica historia de amor veraniego con la legendaria ciudad de Roma como telón de fondo. Una oportunidad para sentirnos un poco más cómodos y de acuerdo con este ir y venir que llamamos vida. Nunca es tarde para pasearnos en Vespa.

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Daniel Vila

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