Henrik Liebgott.
Henrik Liebgott.

El guitarrista danés Henrik Liebgott es conocido en nuestro país como uno de los miembros de la mítica banda sevillana Smash. Uno de aquellos aventureros que, casi por casualidad, terminó por encontrar la inspiración en la periferia del conservadurismo. Henrik, como muchos extranjeros, fue un aire nuevo para un país con mente de carcamal. Y aunque su billete fue de ida y vuelta, quedó para siempre vinculado a nuestra tierra. Luego vino la Transición con Triana, Imán o Alameda... Aquella historia que tantas veces ha sido escrita. Sin embargo, esta vez retomamos los orígenes. De mano de la jovialidad y el talento de uno de los protagonistas, testigos de un primer atisbo de libertad.  

 

Como cantaba Dylan, los tiempos estaban cambiando en los años sesenta. Hoy se podría decir que ya han cambiado, para bien o para mal. España no ha sido menos. ¿Qué imagen tenías del país antes de venir por primera vez? ¿Se correspondía con lo que encontraste? ¿Que ha sido de esa España?

Sí, eran otros tiempos, tiempos de una actitud juvenil muy diferente, casi otro mundo comparado con hoy. Quizás fue una reacción, por la Segunda Guerra Mundial y por la Guerra Fría, que creó el movimiento hippie, el de “make love, not war”. ¡Estábamos hartos de la Guerra, la amenaza nuclear y la avaricia! ¡Teníamos ganas de música beat, de vivir de otra manera y de ser libres! Pero el tiempo es el tiempo, en realidad no cambia nunca, es una constante. Es decir, la situación de un ser humano es la misma siempre, tienes que buscar tu identidad y tu felicidad, etcétera. Lo que cambia es el genio del tiempo. Cuando vine a España por primera vez, no tenía mucho conocimiento del país. Sabía de Franco, de Goya y Lorca, del Real Madrid y poco más. Así que vine con la mente abierta y me encantó Andalucía y los amigos que encontré. Entonces había más pobreza, sin embargo, el dinero no era el “dios” que es para muchos hoy. Y más importante todavía: ¡Franco controlaba casi totalmente al pueblo español! Por eso había una paz artificial en el país y una ansia inmensa por nuevos tiempos, sobre todo en las mentes de ciertos jóvenes. Así que la muerte de Franco ha de ser el cambio más significativo en todos los planos en España. Por fin se podía respirar. Desde luego es tan compleja la pregunta que lo voy a dejar aquí, ¿vale?

Se ha escrito que el flamenco fue uno de los motivos por el que viniste a la tierra de Picasso, y que diste clases de guitarra flamenca. ¿Habías descubierto el cante jondo en Dinamarca? ¿A quién escuchabas antes de embarcarte rumbo al sur?

Es un mito, no sé de dónde viene eso. Había estudiado música clásica. A mi madre, que era de familia judía, le encantaba música de violín. Siempre ponía a Mendelsohn, Bruch o Saint Saëns. Así que empecé a estudiar violín, cuatro años de Beethoven, Brahms, etcétera, en Copenhague. Lo de clases de guitarra flamenca fue mucho más tarde. En Dinamarca al mismo tiempo me había emocionado profundamente la llegada de Beatles, Stones, Dylan y otros, así que empecé a tocar la guitarra también con varios grupos. Pero escuchar flamenco allí, no. Fue cuando conocí a Manuel Molina, que en paz descanse, que el flamenco me suena y me fascina su arte. Fue muy simple: ¡Manuel nos puso unas bulerías de uno de los primeros discos de Camarón y Paco! Punto. Aquello sonó como nada parecido. En esta fecha no eran famosos, solo eran conocidos en las familias flamencas y la afición, pero por poco tiempo. Llegaron y resucitaron al flamenco, tenían frescura, inspiración y creatividad máxima. Y eran jóvenes con el pelo largo, claro, eso también.

A partir de eso se puede decir que Manuel fue mi primer maestro para aprender y entender las tonalidades y los ritmos del flamenco. Me dejó entrar en su mundo, vivir en su casa e ir a los tablaos con él, y sentí que había encontrado una mina de oro. En serio. Para mi era igual de fascinante que la música folk o el blues. La pureza de un Blind Willie Johnson, unos Carter Family o un Juan Talega es la misma para mí. A Manuel le debo todo en ese aspecto. Luego tomé clases de guitarra con Mario Escudero, Salva de María, Vicente Cortés y Rafael Riqueni, grandes músicos todos. No es que tuviera ambiciones de ser concertista de guitarra, ni mucho menos, ¡quería conocerla! Hoy puedo improvisar por bulerías en una fiesta sin problemas, es divertido y un placer. Pero fue Manuel el que me introduce en el flamenco. Incluso a través de él llego a tener amistad con Camarón y otros flamencos: ¡un tiempo inolvidable!

La pureza de un Blind Willie Johnson, unos Carter Family o un Juan Talega es la misma para mí

 

¿Cuándo y cómo llegaste a Andalucía? ¿Cuáles fueron tus primeras aventuras por allí?

En el verano de 1967 cojí un trabajo en una agencia de viajes, Startours, porque estaba sin un duro. Era un trabajo tipo Pato Donald: hacer fotocopias, ir a correos, etcétera. Un día me ofrecieron un viaje gratis para dos personas. Miré la lista y escogí Málaga, ¡sin saber dónde estaba! Me sonaba bien el nombre, esa es la verdad. Destino o coincidencia, ¿quién lo sabe? En fin, venimos en avión a Málaga mi novia Tove y yo. Una noche conocimos a una banda de Jerez con un organista americano y un batería del Puerto de Santa María, Luis Albela. Los dos últimos hablaban inglés y el grupo tocaba en el club Top Twenty en Torremolinos. En esas fechas era moderno un jam, es decir, tocar un blues o un tema improvisado como por ejemplo sobre "Summertime". Así que hablamos y me invitaron a tocar con ellos al oír que yo era músico de rock. Nos veíamos todas las noches y tocábamos. Al final quedamos en escribirnos. Luis me escribió: "Tienes que venir, tocas muy bien". Acababa de entrar en la Universidad para estudiar Literatura, pero me llamaba más la guitarra. En otoño volví, esta vez al Puerto con mi Telecaster y un ampli Gibson. ¡Quería tocar música!

Formaste parte del grupo jerezano Los Solos antes de conocer a los sevillanos Smash. ¿Qué solíais tocar en Los Solos? ¿Cómo los conociste y dónde ensayabais?

Bueno, al llegar al Puerto formamos Luis Albela y yo un trío, La O.N.U., con un bajista de Jerez, Pepe Collado. Y tocando en Jerez llego a conocer los hermanos Gil Pinedo: Luis y Tito. Un poco más tarde se casó Luis Albela con una inglesa y se marchó a vivir a Londres. Así que vine a Jerez a vivir y tocar con Los Solos. Los hermanos Gil cantaban a dos voces como una persona, parecido a los Everly Brothers. Pepe el batería tenía un buen compás y era gracioso. Luego entró Kiko Guerrero, otro batería buenísimo con mucho arte. Ensayábamos en casa de Luis y Tito y el repertorio era muy variado. Nos encantaba hacer voces e hicimos versiones de cualquier canción que nos gustara. Tengo una imagen clavada en la mente de cantar "Words of Love" de Buddy Holly con Luis y Tito en una fiesta en un sótano en Jerez, a tres voces ¡con la carne de gallina! Fuerte. Tocamos temas de Hendrix, Spencer Davis Group, Animals y de Beatles, mucho Beatles. Claro, porque Luis, Tito y yo teníamos voces que se fundían bien. Llegamos a tocar muchos conciertos, en ferias, fiestas y sitios como Rota, Sanlúcar, Coria y un largo etcétera. ¡Un tiempo muy feliz!

Alguna vez has dicho que conociste a Smash y su entorno en el Festival de Grupos del Estrecho de Algeciras de 1969. La química parece haber sido instantánea. ¿Qué impresión te produjeron personajes como Gualberto, Mane, Julio, Antoñito o Silvio? Y una cosa que muchos se habrán preguntado: ¿sabías ya suficiente español, o ellos idiomas, como para comunicaros con fluidez?

Primero: ¡solo vinieron Julio, Antonio y Mane! Gualberto estaba en Nueva York, por eso vino Mane. Julio era el más extravertido, él y yo tuvimos una relación instantánea. Hay que tener en cuenta que era un concurso, y como se sabe ganaron Smash y Los Solos quedamos segundos. Recuerdo que Los Solos tocamos entre otras cosas "Dear Prudence" de John Lennon con las voces, coros y las diferentes guitarras que hay, perfectamente montadas. Julio me dijo después que se había creído que era un disco sonando. Pues, como fin de fiesta me invitó Julio a tocar un blues improvisado con Smash y aquello salió por la tele en directo. Allí se sembró una semilla. ¡Lo de comunicar ni lo pensé! Cuando tienes 22 años es fácil comunicar. Con gestos y miradas y un poco de español-francés-inglés, puedes adivinarlo. Y en ese tiempo había una ola de revolución y amor internacional, la gente joven estábamos unidos contra 'ellos': los burócratas, militares, etcétera. Eso nos unía. Además, tengo don de lenguas, tenía conocimiento de latín y francés ¡y ambos tienen muchísimas palabras en común con el español! William Burroughs dice que un idioma es un virus y a mí se me contagió bastante rápido el castellano. Con un buen oído lo aprendes, en fin, con un par de guitarras nos sobraban tantas palabras.

Henrik con Tove, que le acompañó a España e inspiró la canción “Tove and all that” (1970).

Henrik con Tove, que le acompañó a España e inspiró la canción “Tove and all that” (1970).

Hay quien dice que el flamenco-rock de Smash nace con "El Garrotín", pero ya en "Behind the Stars" parecíais familiarizados con la fórmula. ¿Qué opinas tú? ¿Cuándo crees que se produjo ese salto evolutivo?

"Behind the Stars" fue una improvisación estilo Incredible String Band. Gualberto tenia la canción y como lo recuerdo yo estábamos probando el sonido en el estudio en Madrid, él con el sitar y yo con unas tablas prestadas. De pronto entró El Lebrijano, que quizás estaba grabando en otro estudio de Philips, puede ser, pero se sentó con nosotros y empezó a cantar, atraído por el sonido hindú quizás. Y se grabó del tirón. Todo improvisado. Nos entendíamos con las miradas, no era planeado. Luego metímos contrabajo, violín y cintas al revés, ideas de Gualberto y yo. También, no sé si antes o después de eso, en Sevilla hubo un intento de mezclar flamenco y rock en una grabación en el Hotel Murillo. Recuerdo haber tocado la eléctrica una tarde allí improvisando con varios gitanos, creo que Ricardo Pachón era productor. ¡Es difícil acordarse después de tanto tiempo! Pero Ricardo tuvo la idea de unir a Smash y Manuel Molina. A Manuel lo conocíamos de antes en El Tardón, barrio de Manuel y Antonio. Recuerdo ver a Manuel tocar flamenco en una fiesta privada en el piso de una cubana, Alicia, que era amiga nuestra. Así que tocar con Manuel por primera vez era más bien natural, nada forzado. Y entonces se inicia en serio lo difícil, mezclar esas dos formas de música diferentes. La idea del "Blues de la Alameda" me surgió en la furgoneta por la carretera. Escuchando el ruido del motor y las ruedas me di cuenta que el blues y la bulería son compatibles: ¡seis por ocho y seis por cuatro! Esa fue mi contribución. Luego a Manuel le gustó y a Julio igual y entonces la sacamos. Fue Ricardo quien propuso que Julio cantase la letra del pájaro en la Alameda en inglés, por eso también figura como compositor, aunque la canción era nuestra. ¡El resto es historia, como se dice!

Tengo una imagen clavada en la mente de cantar "Words of Love" de Buddy Holly con Luis y Tito en una fiesta en un sótano en Jerez, a tres voces ¡con la carne de gallina!  

 

Para 1973, Smash se ha disgregado. Gualberto se fue a Estados Unidos a tocar su sitar, Julio Matito se va acercando al PSOE, Antonio Rodríguez fundará Goma con Manuel Rodríguez (de Imán)... ¿Cómo se vivió aquella separación? ¿Qué hiciste después de ella?

Bueno, Antonio y yo hicimos el grupo Fly con dos hermanos de Nueva York de madre sevillana. Pero no era lo mismo. Smash no era fácil de igualar. Cuando un grupo, aparte de ser buenos músicos y compositores, tambien son amigos de verdad en el sentido de estar juntos todos los días para la banda, ya es un grupo serio. Y Smash éramos eso. Así que fue un bajón tener que dejarlo. Entonces me fui a Londres en otoño. Andy, que cantaba con Los Bravos, hermano de Jon Anderson de Yes, me había dicho que podía conectar con Jon para actuar en Londres. Pero la ley inglesa no permite a un músico extranjero tocar en Inglaterra sin permiso de trabajo, ¡un rollo! Me quedé dos meses en casa de unos amigos en Kensington tocando con ellos en casa, viendo conciertos y aprendiendo yoga. Para Navidad me fui a Copenhague a ver a mi familia. La aventura de Smash había sido una subida, un viaje de cuatro años que ya había terminado. Claro que sentí un vacío. En cierto modo estaba harto del mundo del rock n' roll. Quería encontrarme a mí mismo, a quién soy de verdad, no el músico sino la persona.

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Henrik (a la derecha) junto a Smash (de izquierda a derecha: Julio Matito, Gualberto García, el efímero Silvio y Antonio Smash)

¿Cuándo te instalaste de vuelta en Dinamarca? Parece que has tocado para bandas y películas danesas. ¿Podrías contarnos más sobre tus proyectos recientes?

Volví en diciembre del 1973. Hubo una crisis internacional de petróleo y tal y cual, pero empecé a sentirme bien. Muy bien. En esa época dejé de fumar, cogí un trabajo en un hotel restaurante y por la tarde estudiaba la guitarra: las falsetas por soleá y tarantos, etcétera, que había aprendido. Me encantaba estudiar la guitarra, era un desafío heaven-sent, regalo del cielo. Me daba satisfacción lustrar los toques diferentes y un vacilón amortiguado cuando lo hacía bien. Un día en el ’75 me vendió un amigo, que tenía una tienda de antigüedades, ¡una Fender Stratocaster blanca del ’61 por 250 euros! Una reliquia. ¡Sonaba tan bien! Poco a poco fui conociéndola y poco a poco me puse en forma, como un fut bolista. Eran casi dos años que no había tocado con cuerdas de metal y eso requiere otra mente ya que el sonido es otro. Empecé a tener conciertos y recitales. También entré en el trabajo de organizar y abrir una peña flamenca con varias personas que sabían de flamenco. En fin, poco a poco me llamaron para tocar y grabar cosas, por ejemplo, el grupo Sort Sol, legendario grupo danés, también con Alive With Worms y otros. Tuve la suerte de hacer un disco propio, Triptycon, que ya está descatalogado. En España grabé con Dogo, Romero San Juan, Los Cantores y sobre todo el disco en solitario de Manuel Molina, La Calle del Beso. Hace poco he hecho una letra para el próximo disco de Antonio y espero que Smash podamos hacer un homenaje a Manuel pronto. Voy a Sevilla a finales de mayo para una entrevista en un documental que van a hacer sobre Manuel. De momento estoy actuando con los grupos TROLN y Electric Alhambra aquí. Tengo una buena cantidad de canciones y temas que espero sacar.

Fue muy simple: ¡Manuel nos puso unas bulerías de uno de los primeros discos de Camarón y Paco! Punto. Aquello sonó como nada parecido

 

Hay quien dice que se han idealizado demasiado las décadas de los 60 y los 70. Otros, que fue un periodo irrepetible de la historia humana. ¿Qué cree Henrik Liebgott?

Si estamos hablando musicalmente creo que 1965-75 es una de las décadas más ricas de la música rítmica del siglo XX. Tiempos anteriores, como por ejemplo de Bach, Mudarra o Haendel también han sido irrepetibles, pero hablando de discos de rock: los Doors, Beatles, Dylan, Hendrix, Velvet Underground, Traffic, Nick Drake y un largo etcétera todavía se escuchan hoy. ¿Por qué? Porque han creado una música que perdura a través del tiempo, ese es su arte. Luego vinieron Clash, Television, Siouxsie & the Banshees, This Mortal Coil, Dead Can Dance, Cure y muchos otros que me gustan. En cada época sale alguien, es el genio del tiempo otra vez, pero en la década de los 60 y 70 ¡salió un verdadero montón de artistas! Casi corresponde al Renacimiento en la historia de la música popular, desde mi punto de vista.

Y, para terminar, ¿qué escuchas últimamente?

Voy a nombrar los LPs que están en el suelo debajo de mi tocadiscos:

Richard Hawley: Lowedges 

Bert Jansch: Living in the shadows 

Kevin Ayers: June 1, 1974 

Chet Atkins: Workshop 

The Milkyway Express: Perro rosa 

William Tyler: Modern Country 

Julian Bream: Baroque Guitar 

Nina Simone: In Concert 

Freddie King: Getting Ready 

Francoise Hardy: In English 

Fleetwood Mac: Bare Trees 

Leonard Cohen: Live in London 

Siouxsie and the Banshees: juju 

Iggy Pop: Post Pop Depression 

Sparklehorse: It’s A Wonderful Life 

Manuela Vargas: Flamenco Puro 

Dando Shaft: Kingdom 

The Buddy Holly Story 

Scott Walker: Scott 4 

David Bowie: Black Star 

Tomatito: Barrio Negro 

Bob Dylan: Royal AlbertHall 1966 

Popol Vuh: Seligpreisung 

Silver Jews: Lookout Mountain, Lookout Sea 

J. S. Bach: Mass in B-minor 

Elvis Presley: Spinout 

Robert Wyatt: Different Every Time 

 

Sobre el autor:

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Óscar Carrera y Carlos Domínguez Rico

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