En el verano de 2014 Antonio Enrique se reunió con Rafael Ballesteros, quien le propuso realizar una antología. Rafael optaba por una antología consultada, canónica. Sin embargo, Antonio prefería otro modelo, centrado en el poema. “Quien entiende de poesía es quien la hace”. El protagonista es el poeta. Así que le propuso llevar a cabo una idea muy sencilla que tenía desde hace tiempo: pedir a cada poeta que eligiese el poema por el que le gustaría que fuese recordado. “No era necesario que fuera su mejor poema, en el sentido técnico o formal”. El poeta debía escoger un poema y explicar en un breve texto por qué es especial para él y cómo lo escribió, cómo surgió. Así se lo presentó a 70 poetas vivos de Andalucía. “70 menos uno” porque, mientras se elaboraba la antología, Rafael de Cózar, el primero en enviar su contribución, murió trágicamente en 2015 al intentar salvar sus libros en el incendio de su casa. Ese “menos uno” representa también a todos los poetas ausentes en esta selección.Los poemas se fundan en la emoción. Todos han elegido un poema que nazca de ese núcleo emocional íntimo, tan difícil de definir. En poesía, la emoción aparece como fondo y como forma, nos aclara Antonio, es decir, por impregnación, “compunción del ánimo” y por instinto estético, “una vibración que se dirige desde el intelecto por recurrencia de proporción y ritmo, unidad de sentido y de sonido”. Pero sea como fondo o como forma, visceral o musical: “Sin emoción, el poema nace muerto”. Ese ha sido el hilo conductor de esta antología. De ahí que la explicación de los autores sea tan importante: nos revelan el contexto emocional del que brotó el poema.Fueron dos años de trabajo muy intenso para reunir a escritores muy diversos, años en los que hubo una activa correspondencia con todos los autores. Antonio ha intentado respetar esa diversidad de enfoques. Porque el arco cronológico es amplio: desde Pablo García Baena a Raquel Lanseros. Y es obvio que no están todos los que podrían estar. Por eso también pidió a los autores que le indicasen si creían que faltaba algún poeta importante en la selección. En el prólogo aparece esa lista de ausentes, para que quede constancia. Como el espacio es limitado, habrá una segunda parte dentro de unos años, para remediarlo. A Antonio Enrique le apasionan esos escritores “isla”, esos poetas que escriben apartados del barullo mediático y no les interesa ni la fama ni pasar a la posteridad, sólo les preocupa su escritura…La sesión concluyó con la lectura de varios poemas. Mauricio Gil Cano y Josefa Parra, incluidos en esta antología, leyeron los textos de los poetas jerezanos que aparecen en la obra: Carlos Álvarez, Pilar Paz Pasamar, Manuel Ríos Ruiz y Raquel Lanseros. Antonio Enrique leyó un poema de Rafael Guillén.DÍAS DE VINO Y ROSAS
La vida habrá de darme más rosas y más vino.
Habré de ver el mar desde el puerto de Rodasuna noche de agosto calurosa y festiva.
Todavía tendré del amor las guirnaldasenredadas al cuello, y aún dormiré en los brazosde un dios irreverente la ebriedad y el exceso.
Aunque tal vez mi cuerpo descubra entonces marcasdel dolor, ademanes que la piel no derrota,la vida habrá de darme mi parte del asombro.
Josefa Parra, del libro Geografía carnal.


