“Hay mucho que celebrar en la poesía últimamente”, sentenció en la introducción Josefa Parra. Ha resurgido. Se está leyendo, recitando y escribiendo mucha poesía. Esta es la razón que sustenta su optimismo. La presencia de la poesía en la red es abrumadora. Nos encontramos con una infinidad de escritoras leyendo sus propios poemas en canales de YouTube y en otras plataformas. “Hay recitales, como el de Elvira Sastre en Buenos Aires, que han acogido a miles de espectadores.” Existen best sellers de poesía, algo con lo que sueña cualquier escritor, reconoció Pepa. “Es preciso analizar este momento feliz de la poesía”. Por eso, “aprovechamos que Bea Aragón y Laura Jiménez acaban de publicar sus libros para hablar sobre lo que está pasando en la poesía joven.
Carmen Moreno ha editado en Cazador de ratas los libros de Bea y Laura. Terrorismo emocional es el primer poemario de Laura. Ha sido editado por la Diputación de Cádiz, en la Colección Alumbre. Según Carmen Moreno, es un libro que “toca el corazón”. Cuando lo leyó, reconoció “la voz de una poeta diferente”. El poemario de Bea Aragón, Escala de grises, se parece a “hundir las manos en el fango y tocar la tierra”; el libro de Laura es “como mirar un cuadro de Miguel Ángel”. Son poetas complementarias. Carmen Moreno reconoce que durante una temporada quiso alejarse de la poesía y editar solo prosa. Estaba un poco harta del mundo de los poetas… Sin embargo ha vuelto a ella, gracias en parte al poemario de Bea.
Laura Jiménez siempre quiso ser poeta. Y tuvo desde pequeña como modelo a Carmen Moreno. “Terrorismo emocional es mi viaje, los pasos que yo seguí por los diferentes estados del amor hasta que conseguí perdonarme y logré encontrar un amor de verdad”, nos explicó. Bea Aragón ha luchado para no estar a la sombra de nadie, como poeta y como mujer. Nos aclaró que “Escala de grises se basa en la metáfora de la tormenta. Pensamos que todo es blanco o negro, y nos olvidamos de la gama de colores, del vaivén que hay en medio”.
Un momento del debate en la Bonald. FOTO: MANU GARCÍA.
Tras la lectura de los poemas de Laura y Bea, hubo un debate sobre la nueva poesía. Carmen Moreno sostuvo, como ejemplo, que “antes se escribía sobre el amor y ahora se escribe sobre el encoñamiento, que son cosas muy diferentes”. Y añadió: “A Elvira Sastre se le publicó un libro no porque fuera una gran poeta, sino porque salía en YouTube con la camiseta mojada recitando”. Estos nuevos poetas de best sellers, continuó, “han bajado tanto el nivel de la poesía que lo que han conseguido simplemente es hacer anuncios”. Y viven de las marcas publicitarias que insertan en sus canales… “Que te paguen por cantar las gestas de otros no es nuevo. Pero los romanceros tenían mayor cultura musical y eran dignos de aprender”. A Carmen Moreno le interesa editar poesía de “mujeres fuertes, mujeres que cuentan y se rebelan”.
“Si la poesía no es un espejo para el lector, ¿para qué nos sirve?”, preguntó Bea Aragón. Según ella, el gran problema de la poesía virtual es el ego, ese egocentrismo excesivo. Para Bea, hay muchas cosas que contar “desde nosotras”, no solo “de nosotras”; y las mujeres deberían escribir de todos los temas, no únicamente de amor. Laura Jiménez señaló que “el boom editorial de la poesía tiene que explotar, para mal”, y realizó una predicción: “Muchos de estos autores de bestsellers van a caer, porque el lector de este tipo de poesía va a llegar a otro tipo de poesía buena.” La calidad de esa escritura deja mucho que desear, dice Laura. Estos poetas de la red elaboran sus poemas solo para aumentar sus seguidores y ventas, sin otro criterio estético. Si hace falta escribir “te voy a comer el coño”, lo hacen, con tal de añadir visitas. A Laura Jiménez no le interesa “prostituir su poesía”. Quiere escribir lo que piensa y siente, sobre su forma de ver el mundo, sin ningún tipo de limitación.
"Si hace falta escribir “te voy a comer el coño”, lo hacen, con tal de añadir visitas"
Josefa Parra es un poco más optimista respecto a esta nueva poesía: “Están ayudando a crear un nuevo lector. Creo que esos lectores, entusiastas, sin escrúpulos ni aburrimiento, forzosamente van a ir llegando a una poesía que va subiendo en escala. Incluso los escritores van a ir subiendo en escala”. No podemos negar lo que han logrado estos poetas: portadas en suplementos culturales de reconocido prestigio. Y son poetas que sí han leído a los maestros, o al menos los mencionan en las entrevistas, señaló Pepa Parra. Hay poetas que han vendido más libros que Pérez Reverte en alguna feria del libro. La poesía se ha puesto de moda, eso tiene aspectos positivos y negativos. Laura Jiménez no quiere vender su poesía, prefiere tener menos ventas, aunque no salga de pobre, antes que caer en esas estrategias mercantiles de la red.
El número de seguidores no siempre coincide con la calidad de la poesía que se hace en internet. Hoy existen nuevos formatos para acercar la poesía a los jóvenes, nuevos instrumentos. En su momento fueron Serrat o Sabina, hoy es el rap, YouTube, Twitter… Calidad versus cantidad… “Esta nueva poesía es de consumo rápido, de usar y tirar, no deja ningún poso”, aclaró Carmen Moreno, mucho más pesimista que Josefa Parra. Carmen piensa que estos nuevos lectores no van a pasar de ahí, no van a llegar a otro tipo de poesía.
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