Rocío Marín: “Rodar con mi acento ha sido un regalo; lo perdí completamente"

La actriz jerezana, con más de 20 años de experiencia en el teatro, se ha enfrentado a su primer papel protagonista de cine encarnando a Milagri en la película 'Mi gran despedida', que se estrena este fin de semana tras pasar por el Festival de Málaga

La actriz jerezana Rocío Marín en el Festival de cine de Málaga 2020.
La actriz jerezana Rocío Marín en el Festival de cine de Málaga 2020.

Con tan solo 21 años, la actriz jerezana Rocío Marín, había finalizado sus estudios de interpretación. Desde muy joven, su inquietud le llevó a formarse en la prestigiosa escuela de teatro William Layton en Madrid durante tres años y posteriormente, se trasladó al estudio de John Strasberg en Nueva York. “Fue una experiencia que yo sabía que tenía su caducidad”, reconoce la artista de 38 años que lleva media vida sobre los escenarios. Tenía claro que su sitio estaba en Madrid donde ha cosechado numerosos éxitos teatrales como Barrocamiento dirigida por Fernando Sansegundo.

Rocío es una apasionada de la actuación y además de dirigir su propia compañía SÍOSÍ Teatro e impartir múltiples talleres y cursos que “ya son incontables”, también ha vivido la experiencia de ponerse delante de una cámara en varios rodajes. Destaca su colaboración en Campeones (2018), la obra galardonada de Javier Fesser y en capítulos de las series de televisión El Pueblo o La que se avecina.  Ahora, ha vuelto a merodear por el mundo audiovisual y, por primera vez,  adquiere un papel principal en el cine, “nunca he tenido un papel así”, dice Rocío que se convierte en Milagri, una de las protagonistas de Mi gran despedida, la codirección de Antonio Hens y Antonio Álamo que se presentó en el Festival de Cine de Málaga.

Sexualidad, relaciones familiares, miedos y dudas frente al matrimonio confluyen en esta comedia romántica en la que Rocío comparte guion con un elenco totalmente andaluz en el que destacan los rostros de Patricia Galván, Eloína Marcos, Juanma Lara, Carmen Vique, Carolina Rubio y Jesús Castro. La obra, rodada en febrero del año pasado en Cádiz, El Puerto y Sanlúcar, llega a la gran pantalla de los Cines Yelmo de Jerez este viernes. Un estreno en el que la actriz presentará junto a la también jerezana Patricia Galván su nuevo trabajo.

¿De niña pensó que iría por ahí "robando planos"?

De niña sí que tenía una inquietud artística muy grande, desde los tres años estaba siempre canturreando y me encantaba que todos me miraran y hacer cualquier tipo de show, según me cuenta mi madre. Me gustaba llamar un poco la atención de alguna manera. Y ya con 12 añitos empecé con el teatro en el cole, a partir de las experiencias escolares la vena artística se puso más en serio.

El reparto de Mi gran despedida es principalmente femenino. ¿Se le está dando a la mujer el papel que merece en el cine andaluz?

Creo que cada vez hay más consciencia de que el cine necesita más intervención femenina a todos los niveles, no solamente con personajes interesantes femeninos sino también con directoras y guionistas. Aún queda mucho camino por recorrer, la verdad, para que nos vamos a engañar, porque siempre hay muchos más hombres que llevan la batuta, pero cada vez empezamos a encontrar un poco más de luz en ese sentido.

También delante las cámaras empiezan a cambiar los roles.

Se ha puesto de manifiesto que siempre los papeles femeninos estaban de alguna manera formando una subtrama de la trama principal masculina, o sea que siempre eramos la mujer de o la novia de o la hermana de, pero nunca la voz cantante. Ahora creo que se están dando pasos y se está visibilizando más esta carencia, hay una intención mayor de que la voz cantante de las tramas la lleven las mujeres.

Rocio Marín en el rodaje de 'Mi gran despedida'.

Hay quienes van en contra de los estereotipos andaluces en el cine. ¿Qué opina de ello?

Tenemos una seña de identidad muy concreta como andaluces, pero es muy amplia, recoge todo tipo de perfiles, aunque sí que hay una tendencia a tirar de lugares comunes, pero cada vez menos. Por ejemplo, Mi gran despedida tiene un componente andaluz muy poderoso, pero también está retratando generaciones y pensamientos diferentes. Es verdad que se tiran de referencias relacionadas con la fiesta y el cante, pero es que yo sí he experimentado eso en mi vida familiar como jerezana que soy, y he tenido reuniones donde siempre se arranca un baile. La película retrata ese perfil, pero también muchos otros que no solamente tienen que ver con que estemos todo el día cantando y bailando. Creo que los andaluces tenemos una fuerza y una comedia inherente, dentro de los peores dramas, nosotros podemos sacar algo de alegría y es increíble, me parece muy valioso porque es un sentido del humor que no te encuentras en muchos otros lugares.

Creo que los andaluces tenemos una fuerza y una comedia inherente, dentro de los peores dramas, nosotros podemos sacar algo de alegría y es increíble, me parece muy valioso"

¿Las mujeres que retrata Mi gran despedida son mujeres reales?

La propia película propone que una parte del reparto sea semiprofesional y ya con eso se está contando con una parte documental inevitablemente. Estamos hablando de mujeres en su casa de Cádiz a las que le encanta el cine y tienen esa oportunidad de experimentar un rodaje. En la película al estar rodada en gran parte en una celebración donde llegamos a ser veintitantas mujeres juntas tantas horas, es inevitable que se impregne de la verdad, de la realidad social de las mujeres aquí. Creo que influye mucho que el reparto tenga profesionales y semiprofesionales, pero en mi caso tengo un personaje totalmente construido, yo no tengo nada que ver con Milagri.

Y entonces, ¿en qué se parece Milagri a Rocio Marín?

Aunque hay una parte muy de construcción de personaje totalmente, se parece en la tendencia que tiene a obsesionarse con algo y a darlo todo por un objetivo. Yo dije voy a dedicarme a la actuación y hasta que no me esté dedicando a la actuación no he parado, en eso soy clavadita a Milagri. Y también se parece en esta cosa autoritaria, que yo lo tengo de manera natural, me sale esa cosa del liderazgo, no sé si es genético.

Otra relación es que Milagri sueña con ser madre y usted está embarazada. ¿Qué opina sobre la conciliación en este país? En el cine no debe ser fácil, ¿no?

No lo estoy experimentando todavía tan fuerte, el embarazo me ha cogido en pleno confinamiento, cuando estábamos todos parados, y ahora que estoy en la recta final del embarazo estoy teniendo una presentación de un festival. Pero cuando he avisado a los directores de casting que estoy embarazada pues tampoco me están llegando muchas llamadas de teléfono para trabajar en mi estado actual. Confío en que una vez que tenga al bebé pueda ser llevadero. De momento, voy a presentar ahora un monólogo en Madrid con casi 8 meses de embarazo. Los directores sabían desde el principio que estaba embarazada y en ningún momento dudaron en tirar para adelante con el proyecto, entonces por ahora estoy teniendo una experiencia positiva. Salgo sola con doce escenas que llevo para delante, digo madre mía que momento tan fuerte para estudiarme un papel como este.

¿Es la primera vez que se enfrentaría sola a un escenario?

Tengo una experiencia super graciosa. Hace once años trabajé con una compañía de danza teatro, yo hacía un monólogo y una chica bailaba flamenco y contemporáneo, y es muy curioso porque el monólogo que yo interpretaba era de una embarazada de siete meses. Me tuvieron que poner un barrigón… tengo por ahí una foto y cuando la veo digo que fuerte, lo que es la vida, después de once años estoy haciendo un monólogo, pero esta vez embarazada de verdad.

¿Cree que los acentos cierran las puertas a un determinado público?

Yo creo que todas esas barreras del acento son más bien las barreras de la mente de cada uno. No creo que el acento influya en negativo, al revés yo creo que es un motivo de orgullo poder tener nuestra forma de hablar por bandera, y creo que a la gente le encanta el andaluz. Desde que llegué a Madrid he tenido que trabajar tantísimo en castellano que perdí completamente el acento, y para mí, poder rodar mi primera experiencia fuerte en el cine con mi acento es un regalo, lo veo como un valor añadido y no en contra.

La crítica ha dicho de usted que es "una máquina infalible roba planos de alta precisión”. ¿Eso es bueno, ¿no?

(Ríe) Yo me quedé planchada con la crítica, a mí nunca me han puesto una crítica tan buena, te lo digo de verdad, estoy muy agradecida. Se refiere a ese tipo de momento que capta la cámara que es tan fuerte, de repente se mete en tu pensamiento y te agarra de esa manera. Me hace muy feliz y espero que sirva de impulso para que la gente vaya a ver la película y se acerque al cine, que ahora mismo está muy complejo en este momento que estamos viviendo.

¿Cómo ve el futuro del teatro en estos tiempos de pandemia?

El futuro del teatro está muy conectado con el futuro de otras tantas cosas, otras tantas profesiones, porque estamos todos asustados de cómo vamos a poder convivir con esta situación y como vamos a poder tirar para adelante. Y en concreto el teatro con el componente de que necesitamos del público para que se realice. Yo creo que el teatro nunca se va a acabar, eso lo tengo clarísimo. Una vez que se ponga remedio a esa situación creo que el teatro volverá a su normalidad, pero hasta entonces está en un trance. Estamos en un momento de transición a otra cosa y hay que estar fuerte.

Rocío Marín como Milagri en una escena de la película.

En el confinamiento la población ha consumido más audiovisual que nunca. ¿Cómo cree que puede afectar la pandemia al cine? ¿Cómo van a ser a partir de ahora los rodajes?

Se están modificando los guiones que requieran muchísimas personas juntas en un sitio, eso ahora es complicado de rodar. Los rodajes ahora mismo se están llevando a cabo con muchísimo control, con muchísima precaución y muchísimas medias de seguridad. Yo creo que tenemos coraje y otro poder de inventiva para crear otro tipo de situaciones y seguir produciendo porque se ha visto y está claro que la ficción se necesita muchísimo, hemos consumido a través de plataformas todas las series y las películas habidas y por haber.

¿Tiene amigas actrices o amigos actores trabajando en locales de copas? Dicen que solo un 8% puede vivir de esto...

Claro, yo misma lo he hecho y tengo amigos trabajando en bares y en lo que no son bares también. Es verdad que es un trabajo más llevadero y bastante compatible con nuestra profesión porque si te pones a trabajar en algo que requiere un horario mucho más sacrificado, entre comillas, se te hace muy cuesta arriba compaginarlo con ir a un casting o estar ensayando.

¿Qué obstáculos se ha encontrado a lo largo de su carrera?

El principal obstáculo siempre es mantener la fuerza y la confianza en una misma, el decir no pasa nada, si esta persona no me acepta yo me acepto y voy a crear mi propia compañía, voy a crear mi historia. Yo creo que es una carrera tan vocacional que si no la tienes muy dentro es muy fácil perderte. Es muy fácil aburrirte y abandonar con la cantidad de noes que se reciben. Yo si no me dedico al arte no soy feliz, no estoy completa del todo. Gracias a los obstáculos he continuado, que no me hayan cogido en ciertas cosas ha generado en mi un impulso para seguir adelante. Por ejemplo, dejar la hostelería hace nueve años fue un punto de inflexión en mi vida, eso hizo que me dedicara a dar clases de teatro.

El teatro, el cine. ¿Qué otra disciplina artística le gustaría probar?

He tocado todos los palos, pero me gustaría tener más desarrollo en televisión porque además me encantan las cosas que se están haciendo ahora, se hacen como unas series super potentes que casi son películas. Quisiera seguir profundizando en este mundillo audiovisual. El teatro siempre va a estar ahí.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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