Reseña al libro 'La cordura de la luna' de Javier Álvarez Beigbeder Suárez

El libro se mueve entre la ficción y la realidad, el deseo y el sueño, la locura y la cordura, la noche y la luna, la vida y la muerte

Portada del libro 'La cordura de la luna'.
Portada del libro 'La cordura de la luna'.
11 de noviembre de 2025 a las 11:02h

Javier Álvarez-Beigbeder Suárez nació en Cádiz en el año 2000. Es graduado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas. Actualmente, reside en Madrid donde completa su formación académica. Debuta, pese a su juventud, con un poemario impregnado de madurez y reflexión acerca de los grandes tópicos de la literatura: la muerte, la locura, la identidad. Todo ello a la luz de una luna que parece controlar los cauces de su vida.

La cordura de la luna estructura sus 49 poemas en cuatro partes que se corresponden con estados de la luna: cuarto creciente, donde ubica 26 escritos, es decir más de la mitad, lo que puede llevarnos a pensar en un optimismo vital subyacente en la obra que tiene que ver con el crecimiento personal, luna llena que enmarca 6 poemas y luna nueva 13, dejando solo 3 incluidos en cuarto menguante, defendiendo nuestra percepción de esa huida de lo triste y mundano hacia la expansión íntima del yo. Las influencias literarias de esta obra son innumerables debido al tratamiento que hace de temas como el amor o la muerte, pero es inevitable recordar a Lorca en la ambientación de algunos poemas en los que la luna vuelve a simbolizar la muerte, la oscuridad, el misterio, los decorados sórdidos de la madrugada, “la niña de los ojos huecos/pasea por la ciudad en llamas” (p.20).

Podríamos decir que la mujer es la que protagoniza la mayoría de las historias. Pero es una mujer que, se mueve entre dos mundos irreales, que giran, cómo no, en torno a la noche: uno, el de los bares plagados de alcohol y de melancolía, “bares de corazones rotos” (p.29). En ellos, está la mujer que canta y no tiene nombre en La melodía perdida (p.34), está Lucía que “bajó al bar en busca de otro amor” en Almas gemelas (p.44) y, por supuesto, está Lady Madrid que “se esconde por la noche en los bares del centro” (p.55).

Todas ellas representan el mito francés de la femme fatale. El segundo de los mundos de fantasía responde a la hegemónica luna, simbolizada como una mujer en lo alto del cielo nocturno, que en una única ocasión tiene nombre, Selene (p. 27), diosa de la luna en la mitología de los griegos. Ella se peina, baila, se pasea y se ríe del cosmos. Por último, una mujer, tan solo una, se escapa de estos dos mundos, la que aparece en el poema Mamá (p. 64), y convierte a la maternidad en una antagonista ante la femme fatale y los oscuros designios del astro lunar. Es el vértice que articula un triángulo imperfecto.

La edición de La cordura de la luna es impecable, destaca por su buen gusto y por esa oscuridad tan afín a la nocturnidad de la obra. En la portada, un caballero vestido de negro con una chistera oculta su cara tras un libro que, curiosamente, es lo único blanco de la imagen junto con el rótulo de las letras. En la carátula del mismo, una foto reproduce, a modo de metalenguaje, la luna en cuarto creciente –de nuevo se destaca esta fase lunar- que enmarca toda la imagen. Una mano sujetando el libro y la otra, apoyada en la rodilla apenas expresan el claroscuro de las cubiertas.

Dos páginas en un negro inmaculado nos separan de la página inicial, la dedicatoria y el prólogo. Arturo Acarregui Domínguez es el responsable de prologar la obra. En un tono jocoso y a través de una metáfora en la que los lectores llegamos a una casa donde ponernos cómodos y empezar a leer, justifica su presencia porque dice haber compartido con el autor del libro una película, Misión imposible, en el cine de Méndez Álvaro. La metáfora continúa entre la acción de la película y el reto al que nos enfrentamos: entrar en la casa de Javier para llevar a cabo la misión de adentrarnos en su escritura.

El libro se mueve entre la ficción y la realidad, el deseo y el sueño, la locura y la cordura, la noche y la luna, la vida y la muerte. Habrá que entrar. La emoción está servida.

Sobre el autor

María Jesús Paredes Duarte.

María Jesús Paredes Duarte

Filóloga y profesora del Área de Lingüística General de la Universidad de Cádiz

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