El otro Cristo de la Viga, el de San Marcos, a salvo de la carcoma

La restauradora Maripaz Barbero restaura y recupera por amor al arte un antiguo crucificado del siglo XVI, de gran valor artístico

El otro Cristo de la Viga, el de San Marcos. Maripaz Barbero junto a Muñoz Natera y, detrás, el crucificado ya en San Marcos.
El otro Cristo de la Viga, el de San Marcos. Maripaz Barbero junto a Muñoz Natera y, detrás, el crucificado ya en San Marcos.

En el siglo XVII fue retirado de su posición original; un crucificado que estaba situado sobre una viga en la iglesia de san Marcos. Esa imagen, que data del siglo XVI, por tanto una de las más antiguas que se conservan junto al de la Viga de la Catedral, pasó a ocupar una de las capillas laterales del templo. Y allí ha permanecido durante siglos, al mismo tiempo que la carcoma hacía estragos en la madera junto a los ‘añadidos’ que se le fueron aplicando.

La restauradora Maripaz Barbero, con un amplio recorrido en la intervención en imaginería en la ciudad, se decidió a recuperar la talla pese a los graves daños que la afectaban. Fue devuelta esta semana a la iglesia después de dedicarle tres meses de intenso estudio previo y trabajo, que Barbero asumió por amor al arte.

En el medievo y en el gótico tardío era muy común que todas las iglesias “tuvieran su Cristo de viga, llamados así porque se colocaban sobre una viga transversal situada en el arco principal antes de llegar al presbiterio”, explica la restauradora, que ahonda señalando que “la función que tenían era la de impresionar al que entraba en la iglesia con una imagen poderosa que solía estar acompañada por un Calvario con la Virgen y san Juan”. La documentación sobre este crucificado es amplia gracias a un estudio histórico que hizo Pablo Pomar.

Esa documentación desvela que el 31 de diciembre de 1616, “fue bajado de su viga y en un mes fue colocado en un retablo construido en una capilla de la nave de la epístola, la de los Pisaño”, subraya Barbero que da un gran valor a esos datos históricos porque ayudan a conocer la imagen, su historia y lo que ha pasado, “porque un traslado de ubicación como este implicaba una intervención antes de ocupar su nuevo sitio”.

El Cristo de la viga de San Marcos una vez presentado tras su restauración.
El Cristo de la viga de San Marcos una vez presentado tras su restauración.

Ese estudio pone de manifiesto que estamos ante una talla del siglo XVI. Entonces, cuando lo bajan de la viga, ya se hablaba del mal estado de conservación que tenía. El daño más importante y grave era el provocado por la carcoma, “un ataque muy severo”, puntualiza la restauradora. Estaba tan mal que en la retirada de su lugar debió influir ese estado por el peligro que suponía de caerse desde esa altura.

En el trabajo previo, Barbero comprueba que la carcoma ha destruido algunas partes de la talla, “había zonas de policromía que se sujetaban solo por la propia película pictórica; lo demás estaba hueco, la madera no existía”. En consecuencia, “ha sido una restauración muy difícil y muy complicada”, evalúa la profesional a la que le ha llevado tres meses de un trabajo que ha llevado a cabo sin costes: “este Cristo me atrajo nada más verlo; me llamaba”.

“Me gusta tanto mi trabajo que tengo costumbre de acometer una intervención sobre una obra que merece la pena ser recuperada”. Incluso se considera como “una restauradora de obras desahuciadas, esas que están en muy mal estado y cuya intervención es muy costosa; sin embargo son tan maravillosas que no puedo dejarlo pasar”.

"Este Cristo me atrajo nada más verlo; me llamaba"

Maripaz Barbero actuó así en la restauración del Perpetuo Socorro, de la Hermandad del Perdón, entre otras, cuando ésta se vio afectada por un pequeño incendio en la ermita. Evita comparar el de La Viga de la Catedral con el de San Marcos; sí tiene claro que en este último se ha conseguido recuperar la esencia primigenia de la talla: “Son muy pocos los crucificados de esa época que se han podido recuperar por su estado; pero en este hemos podido rescatar la policromía original, que es algo excepcional”.

Acto de presentación del proceso de restauración y del valor artístico e historia de la talla, en San Marcos.
Acto de presentación del proceso de restauración y del valor artístico e historia de la talla, en San Marcos. 

El de la Viga de la Santa Iglesia Catedral, por ejemplo, el paño de pureza o sudario es más barroco “y por lo que he escuchado a los historiadores, fue un añadido en una posterior restauración, sin embargo el de San Marcos sí lo es; esta talla es íntegra. Lo que había en añadidos posteriores se han podido quitar”, como un postizo que tenía en la cabeza para darle más volumen. Tras retirarlo ha quedado la cabeza original que es más gótica, más alargada; las líneas generales de la talla son ahora más de la época del final del gótico. Incluso el sudario ha dejado al descubierto un precioso trabajo de policromado que se ha salvado, del mismo modo que le sucedió cuando restauró al Santo Crucifijo de la Salud.

"Estamos ante una imagen magnífica y singular"

En conclusión, Maripaz Barbero entiende que estamos ante una de las tallas más antiguas de la ciudad, que se ha podido reintegrar en su esencia; se le han reparado roturas y grietas además de detener y reparar los graves destrozos provocados por la carcoma en una imagen “magnífica y singular”. Aprovecha para llamar la atención sobre la cruz original que no es en la que se se sostiene ahora la imagen. Esa cruz, dice, es una obra magnifica de la época del Cristo, “que tiene que ser restaurada”.

La encontró casi destrozada, la reparó en los trabajos de carpintería y cuando entró a analizarla descubrió que bajo una policromía posterior había otra mucho más rica en oro repujado. Ahí se paró dado que el trabajo que implica es mucho más complejo en todos los aspectos. De ahí que haga esta llamada porque “no existe un crucificado del XVI que tenga su policromía y fisonomía original, además de conservar su cruz primigenia”.

Sobre el autor:

KIKO ABUIN 1

Kiko Abuín

Periodista.

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Comentarios (1)

Rafael Hace 1 año
Kilo, dile a Mari paz que si existe en Jerez un crucificado con su aspecto y Cruz original, el Cristo de la Viga de la Iglesia de Santiago.
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