"No espero vivir de la música, más bien espero que no me cueste dinero"

"Para mí la música es el sentido de todo", expresa el cantautor Pablo Petidier (Jerez, 1988). "Mi manera más real de expresarme, de sentirme vivo, de motivarme, de ilusionarme...", continúa con una sonrisa. Este joven jerezano aprendió a tocar la guitarra de manera autodidacta con tan solo 13 años.

Cuando Youtube todavía no había pegado el boom de los tutoriales, Pablo se metía en internet e imprimía las partituras de algunos temas de Nirvana o Sound Garden. "Y a partir de ahí, fui creciendo poco a poco", incide. Pero es ahora, después de haber publicado dos álbumes, Sprouted from the Pieces (2016) y Second Grace (2017), cuando por fin se subirá a un escenario a interpretar sus composiciones indie-pop, en solitario, en torno a marzo y abril de 2019.

Si bien el joven jerezano es miembro de dos bandas, The Mexican SugarSkulls —donde es guitarra y segundo cantante— y We ́re not Surfers —cantante y guitarra—, jamás ha actuado como Pablo Pitidier encima de un escenario. "Ahora será el estreno", dice entre entusiasmado y nervioso. Un año después de sacar Second Grace, Pablo llevará a cabo una especie de gira provincial para dar a conocer su mundo más interior y reflexivo. "No espero vivir de la música, más bien espero que no me cueste dinero", bromea. Pero la música es lo que le hace levantarse cada día.

Pablo ensayando. FOTO: MANU GARCÍA.

Influido por la magia de Kurk Cobain, Pablo empezó acariciando el grunge. Y cada día de sumerge en las composiciones de los discos de rock de los años 80 y 90. Pero también punk, hardcore melódico... Y en la actualidad, se deja llevar por el indie, slowcore... Recuerda que con 16 años compuso su primera canción con su primera banda, bautizada como The Bottles Stomps. "El tema se llamaba The acid girl, iba sobre una chica, la típica historia adolescente de la chica que te gusta, lo típico que haces con 16 años", ríe. No obstante, su mensaje ha cambiado mucho desde entonces.

Sus letras ahora son introspectivas, reflexivas. "Hablo sobre mí mismo. No tengo un mensaje social. Es música sobre mi vida personal, música muy sensible. Cómo actúa la gente, la sociedad, cosas que me han pasado...", explica. Trata temas existencialistas y misteriosos que buscan pensar, hacer pensar, y hallar alguna respuesta.

Un común de sus composiciones, además de el tono amable y melódico —típico del indie— es que cada uno haga la canción suya, que se identifiquen con ellas, que escarven en su fuero más interno y saquen sus propias reflexiones, sus propios sentimientos a raíz de su música. "Eso es primordial, que puedas interpretarlo para ti y que estén abierto a eso", expone Pablo. Por ejemplo, uno de sus temas habla sobre los "recientes fantasmas", la crisis, el miedo, la ansiedad, "como algo que no nos abandona del todo y que tienes que convivir con ellos".

Pablo Petidier ensayando antes de dar su primer concierto en solitario. FOTO: MANU GARCÍA.

Destaca que su primer álbum no tiene nada que ver con el segundo. "Se diferencian bastante. El primero es más compacto, todo es un todo y es más acústico, tiene más cuerda, más chelo, más de rock clásico... y el segundo es un poco más pop", indica. Él, que compuso Second Grace entre habitaciones de hotel, dice que ahora —además de encontrarse entre ensayos— está trabajando para la producción de un tercer disco que probablemente grabará en Estudio 79, en calle Caracuel (Jerez), a finales de 2019. Fue en ese mismo estudio donde grabó sus anteriores trabajos, con la colaboración de Pacomoto (batería), Rafa Camisón (percusionista) y Libertad Aguilar (chelo).

Será ahora cuando Pablo Petidier se lance a cantar sus letras en solitario encima de un escenario, como él se siente más cómodo, con su guitarra y sus letras en inglés. "Lo artístico es lo que me llena, lo que me motiva. Poco a poco. Si llega lejos, bien, si no, pues nada. Seguiré haciéndolo, porque es algo para mi", concluye.