El universo Marvel sigue expandiéndose por la constelación cinematográfica.

Doctor Strange (Estados Unidos, 2016) (115 min). Dirección: Scott Derrickson. Guión: C. Robert Cargill, Scott Derrickson, Jon Spaihts (sobre los personajes creados por Stan Lee y Steve Ditko). Fotografía: Ben Davis.  Música: Michael Giacchino. Intérpretes: Benedict Cumberbatch, Chiwetel Ejiofor, Rachel McAdams, Mads Mikkelsen, Tilda Swinton, Benjamin Bratt…

El universo Marvel sigue expandiéndose por la constelación cinematográfica, abandonó las ya nostálgicas páginas de papel y tinta en busca de un espectador joven y ya curtido en trascendencias místicas milenarias, en la eterna batalla entre las fuerzas de la luz y la oscuridad. Los cómics del Doctor Strange, nacidos de la imaginación de Stan Lee y la pluma de Steve Ditko, no tuvieron en el momento de su aparición (1963) una repercusión comparable a la de otros superhéroes como Spiderman, X-Men, Avengers Captain America, pero durante la década siguiente hizo esporádicas intervenciones en episodios de esos otros héroes gráficos más populares.

Marvel Studios lleva a la pantalla ahora el origen de este Hechicero Supremo, interpretado por el siempre carismático Benedict Cumberbatch (la serie Sherlock, The Imitation Game…), apartándose algo de la línea habitual de este tipo de historias. El doctor Stephen Strange piensa en grande y actúa en grande. Los enémigos no son políticos corruptos, criminales megalómanos o científicos enloquecidos. Lo que está en juego no es la seguridad de los habitantes de la metrópolis, la moralidad de los estados, o la conciliación entre ciencia y naturaleza. Las historias del Doctor Extraño tratan de nociones más abstractas, más ambiciosas: la aspiración de inmortalidad, la ruptura de la temporalidad o la existencia de un multiverso, de universos paralelos.

El director de Doctor Strange, Scott Derrickson, asiduo del cine de terror sobrenatural (Líbranos de mal, Sinister, Hellraiser-Inferno), se centra en el proceso de toma de conciencia del héroe, su renuncia a lo mundano, entrenamiento y aceptación de su misión.  Sus poderes no son producto de ningún experimento científico alucinado ni de una mutación orgánica, son la hechicería y el dominio de la mente y el cuerpo los que le proporcionan su superioridad.

La primera parte de la película, su paso de ciudadano a hechicero, su “camino de Damasco”, resulta entretenido, rodado con lujo en la producción y un ritmo ágil. La interpretación de Cumberbacht es irónica, divertida y con un toque sofisticado, nada atormentado. Recuerda a otros científicos en busca de derrotar a la muerte, pero carece de las complicaciones psicológicas, de la parafernalia expresionista de esos clásicos de la literatura gótica. La cotidiana sala de quirófano donde opera el doctor Strange sustituye al laboratorio de ventanas ojivales y azotado por la tormenta eléctrica de la narración clásica.

La trama argumental se revela simple y reiterativa en la parte final, la batalla entre hechiceros buenos y ángeles caídos en busca de la inmortalidad. En el haber de Doctor Strange incluiremos unos efectos especiales espectaculares que mantienen el interés del espectador incondicional y sorprenden a los más reticentes por su poder de sugerencia: en esos paisajes urbanos y arquitectónicos torturados y literalmente desquiciados están las ensoñaciones paradójicas de Escher o los paisajes surrealistas de Max Ernst.

El tratamiento digital que descoyunta la ciudad, la convierte en un laberinto geométrico y abstracto, es uno de los alicientes formales de la película aunque no compensa un guión demasiado previsible y unos personajes sin dobleces.

Doctor Strange es una película de superhéroes diferente, entretenida en gran parte de su metraje y visualmente espectacular casi siempre. Lo pretencioso de su tema de fondo se ve aligerado por el toque irónico y humorístico de algunas escenas que parecen parodiar las películas de artes marciales imbuidas de misticismo y por la hábil mezcla de sofisticación e ironía del personaje de Cumberbacht.

Desde que en 2009 la Walt Disney Company comprara Marvel Group, la digitalización de las imágenes ha hecho maravillas en la creación audiovisual, universos imposibles para las imágenes analógicas, pero tambien ha uniformado, por la lógica del entertainment business, a criaturas tan distintas como Mickey Mouse y Iron Man o Doctor Strange. Habrá quien prefiera los callejones nocturnos de Gotham, con sus sociedades secretas y su héroe sombrío, por su parte el Doctor Strange tiene una misión inmensamente más trascendente pero no parece sufrir demasiado.

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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