Josefa Parra fue la encargada de presentar a Juan Castilla Brazales, investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas, divulgador, presidente del Ateneo de Granada y, ahora, novelista. Son muy conocidos sus libros para acercar al gran público los temas de cultura árabe: Érase una vez Al Ándalus. Ocho siglos de Historia para jóvenes lectores”, En busca de la Granada andalusí y Andalusíes: la memoria custodiada. En cuanto a la investigación, destaca el Corpus epigráfico de la Alhambra y el Generalife. También ha ejercido la docencia en la Facultad de Filosofía y Letras de Granada. La Casa de los Tulipanes ha sido editada por la editorial Almed. Se trata de una novela que narra una historia de superación, dice Josefa, una trama que parte de una orfandad y a través de peripecias afectivas, aventureras y dramáticas, nos describe la posibilidad de avanzar material y moralmente. Es una curiosa síntesis de novela negra, romántica, de aventuras, de misterio, hasta filosófica, resume Parra.

La protagonista es una mujer, Gisèle Gautier, una huérfana alojada en esa Casa de los Tulipanes. Tras cerrarse el orfanato, tiene que vivir en París un proceso de crecimiento, plagado de accidentes, la mayoría desagradables. Conoce el mundo de la alta burguesía, los bajos fondos, la policía… Pero también conoce la amistad. De todo hay en esta novela, lo mejor y lo peor de la naturaleza humana. Son las circunstancias las que hacen mover la balanza hacia un lado u otro. Hay muchos personajes. Dice Josefa que cada uno por sí solo daría para una novela. Son mundos paralelos, líneas narrativas abiertas. Juan Castilla nos habló del proceso de escritura y de lo que supone crear una novela. Escribir, como leer, es una liberación. Todos sentimos la necesidad de refugiarnos en un mundo imaginario. Leer y escribir implican vivir muchas vidas. La novela puede ser el medio de acceder a la verdadera vida. Es la herramienta que nos permite aprehender la realidad, sentencia Juan.

Detrás de la ficción está el trasfondo de lo real, del alma humana. A través de la mirada de Gisèle Gautier, fueron vertebrándose múltiples historias y vivencias que al final encajaron. Ha utilizado todos los recursos narrativos propios de la novela: diálogos, monólogo interior, imágenes significativas para reforzar la acción, equilibrio entre las descripciones y el diálogo, coherencia entre el principio y el final… Por eso cree que el libro posee todos los ingredientes necesarios para mantener la atención del lector. Todas esas técnicas están puestas al servicio de esa capacidad de recreación que maneja Juan Castilla desde pequeño. Siempre ha intentado comprender el ámbito de las emociones. Juan piensa que el escritor debe implicarse emocionalmente con sus personajes, así  transmitirá esas vivencias a los lectores. De hecho, él se ha metido en la piel de una mujer. Confiesa que ha disfrutado escribiendo La Casa de los Tulipanes. Y la experiencia ha merecido la pena. 

Juan Castilla Brazales dialogó con nosotros uno minutos antes de iniciar el acto de presentación:

¿Por qué un investigador del CSIC decide escribir una novela?

El origen tiene relación con una historia un poco peculiar. Hay una motivación inicial. Hace ya unos veranos, se me ocurrió preguntar a mis hijos “¿cómo es que no habéis sido capaces de leer hasta ahora ningún libro de vuestro padre?”. Y entonces me contestaron muy serios que siempre escribía sobre Historia, que eran libros muy densos, muy áridos, y que aquello les aburría bastante. Lo que les fascinaría es que escribiera algo para ellos. Entonces asumí aquel pequeño reto y me puse a escribir. Fruto de eso, empecé en los ratos libres a dedicarles a ellos un libro y salió esta novela. Luego, como se desarrolla en Luxemburgo y en Francia, interesó a la Alianza Francesa y a la editorial Almed. Y conjuntamente decidieron publicarla.

¿Cómo surge la idea del argumento?

El argumento surgió, si soy sincero, sin un plan previo. Arranqué con la página en blanco de un ordenador y empecé a escribir frases. Empezaron a surgir historias y pronto salió el personaje principal de la novela, Gisèle Gautier. Ese personaje me sirve de hilo conductor para que luego todas esas historias se vayan trabando. Parece ser que se trabó bien y tuvo un inicio y un final feliz, en el sentido de que sin pretenderlo expresamente –podía haber salido mal–  ha salido bien, está gustando y está teniendo buenas críticas.

¿Cuál sería la sinopsis de la novela?

Trata de la vida de una chica que crece en un orfanato desde pequeñita. Hasta que no sale al mundo exterior es una persona muy distinta de la que luego va a ir forjándose cuando ya se cierra el orfanato. Tiene que salir fuera y relacionarse con gente. Una trama y una serie de aventuras la van a ir llevando de sorpresa en sorpresa, de retazo en retazo a lo largo de su vida. Y este es el hilo argumental. No te voy a desvelar el final, pero sí tiene su intriga, su emoción… Y parece ser que está gustando.

¿A la hora de escribirla le ha influido su formación de arabista?

No, en absoluto. Mucha gente me ha dicho que se habría esperado de mí una novela histórica. Y más concretamente en Al Ándalus, que es mi especialidad. Coincido con eso, es lo que se habría esperado de mí. Pero sospecho que, como le puede pasar a mucha gente en la vida, el hecho de estar tantísimos años tratando una materia y conociéndola tan bien, lo que quieres es huir hacia otro rincón en las antípodas.

¿Qué es más difícil escribir ensayo o ficción, con todo lo que supone construir una trama que sea creíble?

Yendo de un extremo a otro, creo que es un proceso, en mi caso, gradual. Soy investigador, científico. Me he pasado toda la vida haciendo artículos muy densos, condensados, lo que yo llamo de microcirugía, artículos muy especializados, pero luego soy también un apasionado de la divulgación. Eso me ha llevado a escribir muchos libros dedicados a la gente que no es especialista. Y eso me ha obligado a cultivar un estilo muy determinado, a perfilar bien la narración, con el objeto de llegar a ese público que no es experto. Y no es fácil hacerlo. Esas experiencias previas de hacer libros de divulgación me han servido de trampolín para atreverme con la novela. En cuanto a la ficción, sospechaba que yo era una persona con imaginación, pero ahora me estoy empezando a convencer de que, efectivamente, tengo bastante imaginación...

Referencias: "Supongo que uno mismo no sabe decir lo que hay de poso en la novela cuando escribe, pero me imagino que habrá muchos ingredientes de todos"

Antes habría escrito algo, algún cuento, poemas…

No. Sencillamente, tengo guardado en un cajón un libro. Como te he comentado, tengo un hijo y una hija. Cuando afronté aquel reto empecé por el libro de mi hijo, que no tiene nada que ver con esto. Es pura ficción, porque a él le gusta mucho esa materia. Primero hice el libro de mi hijo, que por ciertas circunstancias está hoy guardado en un cajón, y luego hice este segundo, que un día di a conocer a gente de mi entorno. Y gustó mucho. Así que es el segundo el que ha salido publicado.

En cuanto al estilo, ¿qué autor le gusta o le ha influido?

No lo sé. No sabría quedarme con uno solo. Cuando han leído la novela y me la han presentado, especialistas en literatura me han dicho –y creo que aciertan– que en mi trasfondo personal están muy presentes los escritores franceses del siglo XIX y los rusos. Y dicen que deja ver mucho, por ejemplo, a Balzac, Flaubert… También hay una trama interna que recuerda mucho a Dickens, dicen. Incluso Luis García Montero dijo que veía en mí una relación con Proust. Estamos hablando ya de palabras mayores… Supongo que uno mismo no sabe decir lo que hay de poso en la novela cuando escribe, pero me imagino que habrá muchos ingredientes de todos.

¿Tiene pensado escribir algo más de ficción?

De momento, no he empezado… Todo el mundo me lo pregunta. Me ilusionaría que saliera publicado alguna vez aquello que escribí para mi hijo. Y en algún momento, una vez que te das cuenta de que todo esto puede servir para algo, para procurar cierta evasión a la gente,  es posible que me tiente la idea de repetir. Es posible que repita la experiencia. Pero no lo tengo muy claro.

Ya que le tengo delante, me gustaría aclarar una duda: ¿Qué es un investigador del CSIC?

Son personas que desde fuera parecen muy atípicas, muy raras, que están metidas en los despachos, trabajando con ordenadores… El CSIC es una institución muy amplia que reúne a científicos de muchas áreas, en mi caso de Humanidades. Nos dedicamos más a trabajar con los libros, en mi caso con las fuentes árabes, manuscritos en árabe. Los últimos años he estado investigando la epigrafía de la Alhambra. Es la primera vez, después de tantos siglos que tiene la Alhambra, que hemos conseguido formar un equipo interdisciplinar y recoger las miles de inscripciones que hay en ese edificio. Esto trasladado a otros ámbitos, como puede ser la biología o la química, significa que los científicos, en lugar de trabajar con libros, lo hacen con probetas, los arqueólogos expuestos al sol con la piqueta… Somos personas normales a los que nos gusta la investigación. Y todo se reduce a ese interés por descubrir y avanzar.

Su trabajo tiene una gran relevancia, porque lo que estamos viviendo ahora exige que la gente abandone ciertos prejuicios sobre la cultura árabe…

Mi especialidad no es el mundo árabe contemporáneo, que también conozco porque soy arabista, sino el mundo medieval. Creo que ese mundo medieval puede ser el punto hacia el que miremos todos, un punto de comunicación y de unión. Cuando he tenido la oportunidad de viajar y vivir muchos años en países árabes, en cuanto dices que eres español y tienes frente a ti a un árabe de cualquier país, algunos, incluso, se llevan la mano al corazón. Parece que se les pone el vello de punta. No hay que olvidad que Al Ándalus  supuso ochocientos años de historia de nuestro país, pero son también 800 años que forman también parte de la historia del mundo árabe. No olvidemos, entonces, que aunque para nosotros sean ochocientos años muy ricos, con sus luces y sus sombras, para ellos constituye un capítulo importante de su manual de Historia. Más allá de esos fanatismos, de esos que quieren recuperar Al Ándalus, a los que yo preguntaría dónde está esa Al Ándalus, más allá de esas actitudes fanáticas, creo sinceramente que, hablando con gente moderada, mirar al pasado y a Al Ándalus podría suponer un punto de unión entre las culturas y las civilizaciones.

"Más allá de actitudes fanáticas, hablando con gente moderada, mirar al pasado y a Al Ándalus podría suponer un punto de unión entre las culturas y las civilizaciones"

¿Y no se le ha ocurrido, ahora que domina las técnicas de la ficción, escribir una novela que transcurra en ese momento histórico para fomentar todos estos valores de tolerancia y diálogo?

No lo desecho. Pero, como te he dicho, cuando me he ido al otro extremo he tratado de olvidar una materia que tengo tan trillada… Pero hay algo añadido. Muchas veces, cuando he leído novela histórica hecha por gente que no es especialista, me ha tirado un poco para atrás. Porque lees muchos anacronismos, cosas que no están bien encajadas en su sitio. No lo descarto, hacerlo algún día, pero no me gustaría caer en el error de, con los conocimientos que tengo, tratar de distrae la atención y, llevado de la ficción, lograr confundir al lector. Pero no lo descarto…

¿Por qué nos recomendaría su novela?

Hace cuatro meses que salió al mercado. Salí muy tímidamente. No sabía lo que me iba a pasar con esta nueva experiencia. Porque siempre había publicado libros de mis especialidad, sin problemas. Pero hace cuatro meses no me habría atrevido a decir nada. Ahora, después de que me hayan ido llegando muchos comentarios, y todos muy favorables, sí la recomiendo porque la gente me hace llegar que les ha entusiasmado. El lunes estuve presentándola en Málaga, con el presidente de la Asociación Andaluza de Críticos Literarios. Y me decía que a él le resultaba increíble pensar que fuera mi primera novela, que se veía una construcción muy madura. Y yo le decía que puede ser que ese paso intermedio por los libros de divulgación hiciera que no fuese como arrancar un primerizo a pecho descubierto. Ahora, tras esos comentarios que recibo, sí estoy en condiciones de recomendarla y decir que es una novela que engancha, me dicen, y que una vez que empiezas no puedes dejar de leer.

Sobre el autor:

juan carlos gonzalez

Juan Carlos González

Filósofo

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