tosantos.jpg
tosantos.jpg

“Durante la mañana en el cementerio de Jerez, cuando hacía mucho frío, mis hermanas y yo nos metíamos los papeles enrollados de castañas recién hechas en los bolsillos del abrigo para tener las manos calentitas”, recuerda Carmen.

Hoy muchos niños están preparando sus disfraces. Pequeños vampiros, brujitas, diablos y esqueletos corretean adorables y terroríficos por doquier, ávidos de chuches y “truco o trato”. Algunos ya lo celebraron ayer en los colegios y guarderías. Esta noche es Halloween: la noche de las brujas, las calabazas y los murciélagos de papel maché. Pero la realidad es que esta celebración que ahora abrazamos todos los años al más puro estilo americano, nada tiene que ver con lo que los niños hacían sólo unas pocas décadas atrás por estas tierras. Ni siquiera yo recuerdo que fuera así cuando era muy pequeña. Cuando no se celebraba Halloween, sino los Tosantos.

“Nosotros ni nos disfrazábamos ni nada de eso”, me cuentan los más veteranos de mi barrio mientras desayunan en el bar. “Mi madre traía a casa manzanas, castañas, bellotas, boniatos, frutos secos… me encantaba comer todo aquello. Por la noche rezábamos la oración de las Ánimas Benditas”. Juana y su hermana recuerdan cómo su madre preparaba un vaso de agua, le echaba unas gotitas de aceite y prendía una velita de mariposa delante de las fotos de los difuntos, manteniendo cuidadosamente la llama encendida durante todo el mes de noviembre. Así lo recuerda también Toñi, que pasó su infancia en Córdoba: “En mi casa se prendían las mariposas y lo que más me gustaba de aquel día eran las gachas de nueces, almendras y los cuscurrones de pan que hacía mi madre”. Antonio, jerezano que pasó su niñez en el barrio de La Constancia, añade: “Las gachas de Córdoba son como nuestras típicas espoleás de Jerez”.

Zoraida, que se crió en La Línea, recuerda con brillo en los ojos: “Cuando se acercaban estas fechas ya empezábamos a ver en los escaparates de las confiterías los huesos de santo y los rosarios de yema y fruta escarchada. Todos los niños íbamos con nuestros rosarios grandes colgados y se nos quedaba el pelo pegajoso, pero qué ricos estaban… Por la noche mi madre y yo nos sentábamos juntas a escuchar El Tenorio en la radio, y recuerdo que había partes con las que se me ponía la piel de gallina".

Conchita de 80 años, me cuenta cómo a la mañana siguiente, el Día de Todos los Santos, iban ella y sus hermanos con sus padres, abuelos y tíos al cementerio: “Mientras los mayores limpiaban, pintaban y arreglaban las lápidas de nuestros familiares, nosotros correteábamos entre las tumbas y jugábamos como haría cualquier niño”.

“Mi madre traía a casa manzanas, castañas, bellotas, boniatos, frutos secos… me encantaba comer todo aquello. Por la noche rezábamos la oración de las Ánimas Benditas”

En esto coincide también Carmen, que además recuerda: “Durante la mañana en el cementerio de Jerez, cuando hacía mucho frío, mis hermanas y yo nos metíamos los papeles enrollados de castañas recién hechas en los bolsillos del abrigo para tener las manos calentitas”.

Lo que más me llama la atención es que cuando les pregunto a todos si recuerdan haber pasado miedo de niño en estas fechas siempre me dicen que no: “¿Miedo? ¿De qué?”

Y no puedo evitar pensar en la cantidad de niños pequeños que en estos días se asustan al ver calaveras de plástico o adultos disfrazados de zombies... los más mayorcitos encajan el susto con risa nerviosa y, algunos más pequeños, con verdadero terror. Y recuerdo que hace poco, en casa, con motivo del fallecimiento de una querida mascota, tuvimos “esa charla” por vez primera con mi hijo de cinco años, acerca de la vida y de la muerte, de cómo a cada uno nos llega siempre nuestra hora de partir -como tantas otras veces, tuve la certeza de que era para mí más difícil explicarlo que para mi hijo comprenderlo- y con esa mirada profunda y limpia me dijo: “Mamá, pero hay muertos que son feos”. Al principio me quedé un poco descolocada, enseguida comprendí por las fechas que se acercaban: "¿Te refieres a los de Halloween?" Y asintió sonriendo con la cabeza. “No te preocupes cariño, esos son de mentira, como un juego…”

Y qué cierto es que ahora el día de Todos los Santos está lleno de artificio, de calabazas de plástico, chucherías de colores y pelucas fluorescentes. ¿Será posible que a los niños de ahora les de más miedo la muerte de “mentirijillas” que a los de antes el concepto de muerte en su grande y cruda simpleza? El accesorio ha ganado terreno a lo sencillo, y pienso en aquellos niños de ayer correteando por el cementerio comiendo castañas junto a sus primos sin pasar miedo. E igual con esto pasa un poco como con todo, que si te descuidas, el disfraz termina siendo más real que lo que oculta.

Y yo no estoy en contra de Halloween, ni mucho menos, me gusta pellizcar y disfrutar de todas las costumbres y culturas porque casi todas encierran una gran riqueza detrás, mientras nos gusten y lo pasemos bien en casa. Eso sí, mucho mejor ensuciarnos las manos y vaciar una calabaza de verdad, sacar todas sus pepitas, dar forma con el cuchillo a dientes y ojos –¡no es nada fácil, están muy duras!– y prescindir de las de plástico si se puede y tenemos tiempo, que es un bien muy escaso…

Hoy mi hijo se quiere vestir precisamente de “calabazo” y mi hija de brujita, y los acompañaré a hacer truco o trato. Pero hoy, también, voy a incorporar a mi hogar las castañas, los frutos secos, las manzanas y granadas en lugar de tanta chuche… Voy a prender las mariposas que, después de preguntar en varios sitios, por fin encontré en la mítica casa Quevedo de la plaza de la Yerba, y regalaré una llamita de luz a mis familiares que ya no están y que tanto añoro, hablaremos de ellos, los recordaremos. 

Porque los muertos no son “feos” hijo mío, son nuestros santos particulares, nuestros bellos ausentes…

Sobre el autor:

yolanda rosado

Yolanda Rosado

...saber más sobre el autor

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído