El pasado miércoles 11 de octubre recibimos un inesperado y fantástico regalo todos los fanáticos del pop-rock nacional. A Christina Rosenvinge se le concede el Premio Nacional de las Músicas Actuales. El egregio jurado ha destacado "el potencial emocional de su obra y su proceso de búsqueda de una personalidad musical propia, así como la calidad de su faceta compositiva y sus actuaciones en directo". Por añadidura, subraya: “el potencial emocional de su obra y su proceso de búsqueda de una personalidad musical propia”, así como “el talento y la credibilidad de su genuina carrera profesional, rasgos que encuentran una clara expresión en sus más recientes trabajos". Para el jurado, Rosenvinge “es una de las cantautoras españolas de mayor trayectoria y está considerada hoy en día como una referencia del pop rock independiente”. ¡Casi nada! Desde esta humilde columna de Servidor de Nadie animo a mis amigos de Gypsy Rock que dediquen un monográfico a la galardonada.

Recuerdo la primera vez que la escuché. Fue en Séptimo de Caballería (programa  musical dirigido por Miguel Bosé y que fue todo un éxito en la Iberia Sumergida de fin de siglo por la pléyade de estrellas nacionales e internacionales que pasaron por su escenario) y estaba agonizando 1999. Christina era una de las estrellas invitadas por Joaquín Sabina en el monográfico que La 2 dedicaba al músico ubetense. Sabina presentaba en acústico su 19 días y 500 noches. El resto es historia. La aparición de Christina Rosenvinge impregnaba de un barniz exótico al asunto. Como esas primeras tardes otoñales que aún arrastran el aroma cálido de las noches de verano, que te impregna y te hace soñar con los ojos abiertos, que te invade el alma con caricias tibias y esa sensación incierta de estar viviendo algo sensacionalmente perdurable pero finito. Rosenvinge y Sabina se marcaron una balada dylaniana con versos de Ray Loriga llamada Señorita (¡Ojo al solo que, tras el primer estribillo, puntea un enérgico y vacilón Sabina en inmejorable estado de forma!). Esta canción aparecida en 1992 en el disco Que me parta un rayo se encuentra entre mis favoritas desde entonces.

Una semana antes, el jueves 4 de octubre, Rafa Caballero y La Chocolata, acompañados por el barbateño Tito Alcedo, presentaban la ranchera Ya no más. Este single sirve para abrir boca a lo que viene: un proyecto en común. En noviembre, Nana para Janis será la segunda canción que nos llegará. Respecto a Ya no más, Caballero declaraba: "La he cantado mil veces en directo, pero en estudio sólo está la versión rocanrol de 2013 de mi anterior banda, Hoja de Ruta. Ahora me hace ilusión tenerla grabada como nació, siendo ranchera". Estamos expectantes los seguidores de Caballero a sus regalos musicales.

La vida te da regalos, regalos te de la vida. Vivir es un regalo. Regalar, un estado del alma. Y una paradoja. Yo mismo tuve que entregar un personalísimo regalo pero me entretuve en divagaciones y al final el presente volvió a menguar en su limbo. ¡Albricias! ¡Cuánto tino! Sin embargo, por un simple giro del destino o de la justicia social, la vida me hizo un guiño por un frío pasillo en forma de ángel caído y, bueno, ya van para dos semanas de regalo vital. ¡Vivan la vida como un regalo! Sean generosos. Feliz semana.

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Daniel Vila

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