'Vesti la Giubba' recorre en Villavicencio piezas de vestuario y tocados firmadas por el figurinista y escenógrafo internacional Jesús Ruiz y que pertenecen a ocho producciones líricas del Villamarta. La muestra rinde homenaje al coro del teatro en su vigésimo aniversario. 

Carmen, La Flauta Mágica, Romeo y Julieta, La Italiana en Árgel, Lucia di Lammermoor, El elixir del amor, La Traviata y Rigoletto son ocho de las producciones líricas más significativas que ha puesto en escena el Teatro Villamarta en los veinte años que se han cumplido desde su reapertura. En todas ellas se palpa con nitidez la mano de Jesús Ruiz (Córdoba, 1964), uno de los figurinistas y escenógrafos más relevantes e internacionales del país. Hasta el próximo 20 de agosto, el Palacio de Villavicencio del Conjunto Monumental El Alcázar de Jerez expone una selección de treinta piezas (más cinco tocados de Rigoletto) con las que no solo se exhibe el talento del artista cordobés, sino que también de alguna manera se rinde homenaje al vigésimo aniversario del Coro del Teatro Villamarta, pues estos vestidos y ropajes han servido para caracterizar a sus componentes en las mencionadas puestas en escena. Bajo el título Vesti la giubba (Ponte el traje) —que alude al Pagliacci de Leoncavallo—, Ruiz ha querido ofrecer un doble sentido a quienes visiten la muestra: por un lado, ese ponerse la ropa para ser otro, "actúa como un payaso aunque seas un hombre, en el sentido de la ópera"; y, en el sentido de la exposición, el objetivo es mostrar "esa investidura que te otorga utilizar un vestuario que debe ayudarte a convertirte en otra persona".

En una conversación telefónica con lavozdelsur.es, el artista se explica: "Para mí el sentido de mi trabajo, verdaderamente, es siempre ayudar a contar una historia. El resultado estético y la emoción estética que pueda aportar a la obra es, como el valor en la guerra, se presupone, pero el sentido profundo es ayudar a convertirte en otra persona. Cuando sales a un escenario, que a mí me produce un respeto y una admiración profunda, se trata de contribuir a ayudar a que te sientas otra persona, dar unos mecanismos para desenvolverte y hacerlo sentir al público. Igualmente, la parte estética es igual de importante, hay que provocar una emoción estética, la ambientación que da el vestuario, pero la emoción que provoca que no siempre tiene que ver con la belleza". Con unos cien espectáculos en su haber y casi 25 años de trayectoria profesional, cursó estudios de Historia del Arte, Diseño y Composición Musical. Pero más allá de su formación académica, al final su ejercicio diario se remonta a la vocación infantil. 

Imagino que los comienzos no fueron coser y cantar...

Nunca son coser y cantar, pero ni para mí, ni para nadie, pero siempre me ha animado una gran pasión por lo que he hecho.

¿Recuerda cómo empezó todo?

Yo sí me acuerdo porque estas son profesiones muy vocacionales. Cada uno en nuestro trabajo superamos mil vicisitudes, pero en esto, si no te anima la vocación, es imposible. Desde que era un niño pequeño tenía esa vocación, andaba inventándome películas, personajes... todos mis esfuerzos estaban en torno a eso, y luego vas descubriendo cosas. Hacía teatro en el instituto, en la universidad... luego conoces la primera ópera, porque hace 30 años no era tan fácil tener acceso a ese mundo, y te flipa, y dices: madre mía, qué mezcla de cosas que te dan un golpe en mitad del pecho. Siempre fui muy osado, llegué a montar una ópera con 18 años y poco a poco se me fue presentando la oportunidad. A los 26 años creo que gané el primer concurso nacional de escenografía y vestuario y pasé de no conocer a nadie en este medio a que el jurado del concurso que me otorgó el premio fuesen los directores del Real, Liceo, Convent Garden... Y luego todo ha sido a base de trabajo, y a que no debo hacerlo tan mal, porque aquí seguimos.

Jesús Ruiz: "Cada uno en nuestro trabajo superamos mil vicisitudes, pero en esto, si no te anima la vocación, es imposible"

¿En qué se inspira?

Yo soy muy respetuoso con las ideas del director de escena y me gusta ser un instrumento de las ideas que él tenga, y luego tengo bastante versatilidad para moverme en mundos estéticos muy diferentes, no me cuesta pasar de una cosa a otra. Hombre, lógicamente con el tiempo vas teniendo un estilo, pero si tuviera que definirlo sería más bien algo más profundidad que en la forma, intento siempre ir a la esencia de las cosas y de esa esencia extraer lo que me parece más bello o más oportuno para el momento que tengo que reflejar. ¿Suele diseñar conforme a la época a la que se refiere el libreto o le gusta más aportar otras connotaciones más extemporáneas a sus creaciones?

Depende de la propuesta dramática, hay propuestas en las que se requiere que todo tenga un cierto perfume a una época pero a lo mejor no interesa que tenga el peso de una época. Hay óperas más libres, no es lo mismo Don Carlo que una que te permita, como La Flauta mágica, un tratamiento más simbólico, onírico y personal. Realmente, depende de la obra y de las conversaciones con el director de escena, aproximarme a lo que él tiene en la cabeza es parte de mi trabajo. Pero me siento con capacidad para moverme en estéticas diferentes porque siempre haces un análisis en profundidad de las cosas y ves que la forma no es tan importante si respetas el fondo. Me gusta hacerlo todo lo más riguroso y personal, pero siempre primando la coherencia.

¿De qué trabajo está más orgulloso?

Estoy orgulloso de casi todo, que es lo más complicado, pero quizás el que me ha dado más satisfacciones pues es un espectáculo de una ópera barroca, La Parténope, del siglo XVII, de un compositor napolitano llamado Leonardo Vinci; y bueno, fue la primera vez que me pidieron una reconstrucción casi arqueológica de un espectáculo barróco. Fue una cosa especialmente lucida que el público aplaudió muchísimo, pero porque también la calidad musical era excepcional. Cuando haces ópera, lo que te gusta no es destacar tú para nada, sino que el pack sea del máximo nivel. Y entonces, te podría comentar muchas más, y en concreto de Vlilamarta te podría hablar de Rigoletto, que es un Rigolettto muy serio que ideó Francisco López; me gusta especialmente esa producción. Al igual que Carmen, que es una de las producciones de Villamarta más representadas.

Con aquel concurso de diseño operístico 'Ciudad de Oviedo' empieza su carrera de la mano de Emilio Sagi y un primer trabajo pleno de exigencia: La Flauta Mágica, de Mozart. Centrado en este género, del que lleva más de 50 títulos, ha diseñado también para numerosos espectáculos teatrales, danza, musicales y cine. En el ámbito de los musicales, ha sido autor del vestuario de El Hombre de la Mancha, Peter Pan y Grease. En teatro, destacan sus producciones de Las Alegres Comadres de Windsor y El burgués gentilhombre, presentadas en el Festival de Almagro. El diseñador cordobés ha colaborado con la práctica totalidad de las temporadas líricas de nuestro país: Teatro Real, Gran Teatro del Liceo, Teatro de la Zarzuela, Palacio Euskalduna, Palau de les Arts, Ópera de Oviedo, Gran Teatro de Córdoba, Teatro Arriaga de Bilbao... Asimimismo, ha desarrollado una intensa carrera internacional con producciones para el Teatro Colón de Buenos Aires, Teatro Argentino de La Plata, Teatro Chatellet de Paris, San Carlo de Nápoles, Festival de Salzburgo, Ópera de Telaviv... Entre sus próximos proyectos figuran la producción de Otello, de Verdi, para la ópera de Sao Paulo, y Cavalleria rusticana (Mascagni ) y I Pagliacci (Leoncavallo) para el N.C.P.A. de Beijing.

"El caso de Villamarta es un caso realmente espinoso pero, por desgracia, es una cuenta más en ese rosario de tratamiento indigno a la cultura"

Pero para mérito, el de Villamarta. O eso asegura Ruiz, que defiende el papel que ha jugado el proyecto Centro Lírico del Sur en el equipamiento cultural jerezano. Respetado y admirado en el contexto lírico nacional e internacional, entre otros muchos reconocimientos,ha recibido el Premio a la Institución que ha contribuido muy significativamente al mundo de la Lírica, siendo Premio especial del Jurado 2015 que otorga la Fundación Campoamor. "El Teatro Villamarta, desde su reapertura, inició una labor que creo que no tiene parangón en los teatros españoles, quitando el Real y la Zarzuela de Madrid. Todas las producciones que se fueron gestando y que se fueron haciendo son propiedad del teatro, y con esos fondos, que son la envidia de muchos teatros españoles, se ha expuesto 35 piezas entre vestidos y tocados".

En 20 años, el coliseo jerezano ha subido a escena un total de 24 producciones propias de ópera y zarzuela, de las que se han realizado 239 funciones en gira por treces comunidades autónomas. Jesús Ruiz valora el hueco que en su vida personal y profesional tiene su pequeña gran familia del teatro de la plaza Romero Martínez: "Nuestro trabajo siempre es itinerante y vas haciendo pequeñas familias y, evidentemente, la del Villamarta es la familia más especial. Pero no solo es especial para mí, sino para mucha gente de la profesión que valora como con unos medios más que ajustados, cuando no catastróficos en los últimos tiempos, siempre ha sabido mantenerse a un nivel verdaderamente encomiable; y eso se agradece muchísimo, y aparte por supuesto por el propio personal del Villamarta, que es muy reconocido y que lo convierten prácticamente en uno de los teatros favoritos de la profesión".
Imagino que habrá seguido con profunda tristeza la situación dramática que ha vivido el Villamarta en los últimos tiempos.

Profunda tristeza porque es una cuenta más en este rosario vergozonso del tratamiento general que se le da a la cultura. El caso de Villamarta es un caso realmente espinoso pero, por desgracia, es una cuenta más en ese rosario de tratamiento indigno a la cultura. No sé si es que no se comprende que cuanto más culto eres, más libre eres, y por eso pueda haber temor. Son cosas que se me escapan. Hay una anécdota tonta pero muy significativa: en esta iniciativa estupenda de abrir las puertas de Villamarta, cuando se hace una gran producción, a público que generalmente no accede, como estudiantes de 15 o 16 años, se les da esa oportunidad de estar en un ensayo general, que realmente tiene el nivel de exigencia similar al de una función, y recuerdo una vez cómo un grupito de quinceañeros salía de un ensayo de Traviata con lágrimas en los ojos prácticamente, y comentaban: esto sí que parece verdad y no las mierdas que ponen en la tele. Esto me parece muy significativo porque hay espectáculos complejos de aprehender, de disfrutar, no son tan secillos, y necesitas educación y preparación, pero cuando el golpe emocional te llega, no hay nada comparable. La situación es muy penosa y muy sufrida por los profesionales que trabajamos en esto. La cultura también es diversión pero es muchas más cosas, no solo rentabilidad económica, y vamos a una sociedad coja y es algo que vamos a pagar carísimo. La cultura no es solo negocio y entretenimiento, es algo infinitamente más profundo. Por mi experiencia en otros países, hay otra mirada a la cultura pero lo de España no hay por dónde cogerlo.
Malos tiempos para la lírica. ¿Demasiado mal gusto, no cree?

¿Sabes qué pasa? Que eso para mí tiene un análisis profundo: el problema es que la incultura te lleva a la incultura, y la cultura a al cultura; parece un perogrullo pero es así. Por desgracia, vivimos una época en la que realmente se ha alimentado a la gente de subproductos y eso condiciona su capacidad para percibir otras cosas, la condiciona, es un tema profundo de educación y cultura. Es cierto, hoy en día se ven auténticos bodrios que no tienen ningún sentido. Mal gusto significa incultura profunda y eso es bastante más grave.

¿Está poco valorado el diseño de vestuario y la escenografía en las artes escénicas?

En esta vida está poco valorado todo. Salvo el dinero, todo está poco valorado, para qué queremos engañarnos. Pero da igual cómo esté valorado, tú haces las cosas porque es tu pasión y mucho del esfuerzo que haces se te devuelve de otra manera, por cómo lo acoge el público, por ejemplo. Pero aquí no hay valorado nada, más que el dinero y ser futbolista.

Los chicos y chicas del Coro

Esta exposición de piezas artesanales de Jesús Ruiz está organizada con motivo del 20 aniversario de la creación del Coro del Teatro Villamarta, una formación totalmente amateur que desde 1997 cumple un papel fundamental en la vida cultural de Jerez, colaborando en la mayor parte de las producciones líricas del coliseo. El Coro lo integran actualmente 60 voces, dirigidas y asesoradas vocalmente por el maestro Joan Cabero. En el transcurso de estos 20 años, ha sido dirigido por el director de orquesta Ángel Hortas, Antonio Martín y Juan Manuel Pérez. Desde su primera intervención en el reestreno de la ópera Los amantes de Teruel del maestro Bretón, el Coro del Teatro Villamarta ha participado en las temporadas líricas del Villamarta y actuado en numerosos escenarios de España, interpretando los títulos más importantes del repertorio operístico; sobre todo las obras esenciales de Mozart, Gluck, Rossini, Donizetti, Verdi, Puccini, Gounod, Massenet, Bizet y Tchaikovsky. En cuanto a su contribución a la difusión de la zarzuela y la ópera española, ha intervenido en buena parte de las obras de los principales autores del género. El Coro del Teatro Villamarta ha actuado, con notable éxito, en producciones fuera del coliseo jerezano.

La muestra permanecerá en el Palacio de Villavicencio hasta el 20 de agosto en horario de lunes a viernes, de 9:30 a 17:30 horas y sábados y domingos de 9:30 a 14:30 horas. 

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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