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Pepa Gamboa y Carlos Aragón dirigen ‘La Tragédie de Carmen’, la versión de Peter Brook de la ópera de Bizet que llegará al Villamarta el 6 de noviembre.

Una Carmen más real y una ópera que llega a ser teatro musical. Este es el propósito de la directora de escena Pepa Gamboa y el maestro Carlos Aragón con La Tragédie de Carmen, la versión de Peter Brook de la ópera de G. Bizet que podrá verse en el Teatro Villamarta el viernes día 6 de noviembre. Un montaje “esencial”, en palabras de la responsable escénica, alejada de la visión romántica que sobre el mito y sobre nuestro país entusiasmó a la intelectualidad francesa del siglo XIX que tomaba como referencia la novela de Prosper Merimée.

Las dos directrices creativas de esta versión apuntan hacia lo musical y hacia lo dramático, aunque ambos mundos aparecen más interrelacionados que nunca. De un lado, se lleva a cabo una adaptación y reinterpretación de la partitura de Bizet, poniendo especial énfasis en la interpretación actoral. De otro, la trama narrativa se reduce a los personajes claves, de manera que se suprimen aquellos papeles sin intervención directa en el nudo argumental.

“De una paleta orquestal brillante y plena, que sobradamente conocemos en la versión de Bizet, pasamos a un ensamble instrumental en el que cada maestro desempeña un concepto global de la obra mediante el cual texto, música y voz tienen el mismo protagonismo”, explica el director musical. Hasta conseguir la “quinta esencia de la música de Bizet”, precisa.

Y el resultado es un montaje “valiente”, en opinión de Carlos Aragón, puesto que esta adaptación es “un riesgo que responde a una nueva línea de trabajo para estos tiempos” en el campo de la lírica. Añade que los cantantes han sido tratados como actores para llegar a presentar al público un “teatro musical”. O “una ópera hecha teatro”, como ha definido La Tragédie de Carmen José María Viteri, director artístico del Teatro Calderón de Valladolid, coliseo que ha producido este título para celebrar su 150 aniversario.

Pepa Gamboa “desnuda” a la Carmen de Peter Brook para acercarla más a la realidad. “Yo la he montado más tribal. Para mí no representa ni la libertad ni es símbolo. Es un mito por otras razones, porque dentro de su raza se revela un poco dentro de su aire y eso es transportable a cualquier situación humana”, explica.

Una España “más negra”

La visión personal de la directora de escena, a diferencia de la ideada por Peter Brook, ahonda en una España “más negra”, puesto que no se imagina una gitana sola, sino “con su grupo”. “Hay veces que Brook propone que se escuche una música grabada y yo recupero figuras de la tauromaquia como don Tancredo, que representa a la gente del submundo, del hampa”,

Pepa Gamboa afronta con La Tragédie de Carmen su primer trabajo operístico, tras una larga trayectoria en el mundo teatral y haber participado en proyectos relacionados con el flamenco. A su juicio, esta primera experiencia se sitúa “en la frontera entre el teatro y la ópera”. Y en esa mezcla se prescinde de lo superficial.

Quien mejor conoce las dificultades de encarnar el personaje de Carmen, en su doble vertiente de cantante y actriz, es la soprano vallisoletana María Rodríguez. “Es una mujer con muchos perfiles y no ha sido fácil ponerse en su piel”, sostiene. “Es un personaje muy animal, salvaje”, señala. Considera que la óptica que al espectáculo imprimen tanto Pepa Gamboa como Carlos Aragón busca “otro tipo de lenguaje, que tiene que ver más con el talento, con lo sensorial, que exige un trabajo más de actor”.

En cualquier caso, ella no ha modificado su plan de trabajo a la hora de preparar el papel que se le encomienda. “Todos los personajes se tienen que afrontar desde lo pequeño. Se empieza con la palabra y luego pasas al trabajo emocional y sensorial”.

El tenor Enrique Ferrer interpretará a Don José, mientras que la soprano Belén López encarnará a Micaela y el barítono José Julián Frontal asumirá el rol de Escamillo. Los actores Joaquín Galán, Álex Peña y Pablo Santamaría completan el reparto, mientras que el Ensamble Arte Lírico –formado por 15 músicos- hará sonar la partitura de Bizet.

El vestuario “intenta ser el reflejo del resplandor y la miseria de una tierra muy negra y muy lúcida teñida de ecos lorquianos”, indica su creador, Jesús Ruiz. La escenografía ideada por Antonio Marín se presenta como un descampado, donde aparecen diversos objetos abandonados, que “se activan al ser manipulados por los intérpretes”.

En La Tragédie de Carmen Pepa Gamboa y Carlos Aragón unen su talento artístico para recrear aquella mítica producción de Brook estrenada en París en 1981. El resultado de esta nueva propuesta es “la historia de una gitana maltratada que lo único que busca es el amor y la supervivencia en un paraje desolado representado en una escenografía limpia, donde todo se llena de vigor y espontaneidad”, escribe José Canales, que intervino en su estreno en Valladolid.

Esas situaciones de maltrato que quedan reflejadas en el argumento formarán parte de una Campaña de Sensibilización contra la Violencia de Género que pondrá en marcha la delegación de Igualdad y Salud del Ayuntamiento de Jerez y el Teatro Villamarta. Un proyecto pedagógico vinculado a las óperas programadas y que se desarrollará a lo largo de este curso escolar en los institutos en los días previos a la representación.

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Jorge Miró

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