En los años 90 se daba a conocer como Jose d'Anula, aunque este es solo uno de sus heterónimos. Héctor Sosa, Omar Leyton o Iosef Arkin son otros de los nombres con los que también ha firmado su obra. "Algunos de ellos hacen fotos; soy un ciudadano del mundo, habitante del planeta, residente de Jerez y vecino de este barrio de San Mateo, que admiro y me llena de vida", dice a modo de presentación a lavozdelsur.es minutos antes de la entrevista.
A sus 66 años, este jubilado pasa mañana y tarde en el laboratorio que ha creado en una nave de la calle Muro. José Danula (Sevilla, 1956) empezó a pintar cuando era un adolescente, un sueño que vio truncado por las reticencias familiares en los últimos años del tardofranquismo. "Me hubiera gustado ser el líder de un grupo de rock, pero como no tengo oído me expresé con la pintura". José, que comenzó en 1973 estudios de Farmacia, se cambió a Filosofía y Ciencias de la Educación. Luego, se trasladó a Madrid buscando cómo sobrevivir. "Conocí a mi mujer en plena Movida, en el Madrid burbujeante del 81, que viví intensamente. Allí comencé a trabajar en un instituto de investigación social y de mercado, que compatibilizaba con la pintura. Nunca pensé en frecuentar circuitos artísticos; por las mañanas trabajaba y por las tardes, al vivir en el centro, visitaba galerías, museos y exposiciones", recuerda. En ese ambiente se fraguó el estilo artístico que hoy caracteriza su obra.
En 1987 regresó a Sevilla, donde continuó con la formación profesional continua y otros posgrados como el MBA-IESE 92-93. "Después de un impás dedicado en exclusiva a la pintura, recalé en la administración", añade, con el recuerdo de sus exposiciones en El Puerto en 1997 y en el Museo de Ceuta en 2001. A medio camino, sus vínculos con Madrid e Italia, donde ahora reside su hija y espera vivir los últimos años de su vida.
Bajo la influencia del arte abstracto español de la segunda mitad del XX, abrazó en un primer momento el erotismo pop —"políticamente incorrecto", dice el autor—, para luego explorar el expresionismo abstracto, el informalismo, el neoconstructivismo y el art brut. “Mis procesos de pintura son muy compulsivos. Me llevaba tres años pintando, me vaciaba totalmente y luego tenía dos años de intervalo y otra vez. Es algo que suele pasarle a muchos pintores”, explica.
El trabajador plástico define su obra como "arte matérico", en consonancia con la corriente pictórica que se desarrolló en el informalismo europeo posterior a la Segunda Guerra Mundial, con Fautrier y Dubuffet.. Admirador de Antonio Saura, Manolo Millares, Guerrero, Tàpies, Jackson Pollock, el expresionismo alemán, el pop art y el art povera italiano, entre las referencias de José también se cuela la pintura española. “Fue lo primero que me inspiró: el barroco. Cuando descubrí a Zurbarán y la pintura negra sevillana, descubrí un mundo”, recuerda, haciendo memoria de las clases de dibujo que dio de adolescente, con el maestro Diego Ruiz Cortés, del Club de La Rábida y la Joven Escuela Sevillana. “¿Preguntas qué es esto? No lo sé. Ni acrílico, ni ocre… es pigmento terráqueo y se utiliza en la construcción”, dice durante la entrevista con lavozdelsur.es, cuando muestra una de sus obras, de tela con pintura. “Pinto mucho con las manos, me resulta más fácil expresarme con ellas”.
En las paredes, modelos de Balenciaga —“No soy aficionado a los toros pero me apasiona y he trabajado la estética taurina”, expresa—, y varias obras matéricas que relaciona con el “inconsciente colectivo”. “No soy ecologista, Dios me libre, pero si miras la obra tiene mucho de lo que es la degradación del planeta. El discurso tiene que ver con la actualidad y con la campiña jerezana, que me ha impregnado profudamente”, explica. "Me motiva la materia. Los estímulos pictóricos de la campiña jerezana, los perfiles edafológicos del terreno y los muros descarnados de la ciudad. No son paisajes ni representaciones. Son pura pulsión emocional, expresiva y radical", dice, haciendo hincapié en lo esencial de la obra artística: poner en trance al espectador, conectándolo con "un estado de misticismo y/o gozo. La indiferencia es la derrota de la obra, su desaparición", añade.
En esa línea, coincide con Sunsan Sontang en la "defensa de la independencia del arte" de las ideas de los propios creadores. "Una obra de arte es una cosa en el mundo, no un texto o uncomentario sobre el mundo", dice. En ese marco, cree que los artistas piensan "globalmente" a la par que trabajan con "materiales e ideas locales", cuestiones que hablan sobre la identidad y la problemática ambiental. Los vínculos con el art brut y el outsider art dicen haber alentado esa distinción "problemática" entre el arte realizado por artistas profesionales acreditados y personas "al margen de la cultura oficial" como enfermos mentales, delincuentes, autodidactas o visionarios. "De algún modo, yo soy un outsider en el mundillo del arte", comenta.
"Soy un outsider en el mundillo del arte. No tengo contacto con las instituciones artísticas"
"Como trabajador plástico, desarrollo mi labor creativa sin contacto alguno con las instituciones artísticas establecidas, respondo a una fuerte motivación intrínseca y hago uso de materiales y técnicas poco frecuentes. Mi obra refleja estados mentales extremos e idisioncracias particulares" dice el artista, que se considera ante todo un "lavoratore plástico de la materia analógica", con un gran "despecho" por lo digital y el "metaverso". "Todo eso está en manos de media docena de consorcios financieros. Es una manipulación bárbara que desdibuja las conciencias", aclara.
El artista se ciñe a cuadros de 120x120cm y madera entelada, si bien utiliza además de acrílico y óleo, pigmentos terrosos y materiales muy originales como el asfalto fundido sobre madera. “Esta obra no pude repetirla porque no encontraba los materiales. Todo eso de ahí son apuntes”, señala mientras se enciende un puro y habla de Fernando Pessoa, una de sus referencias en el ámbito literario y del que probablemente elegirá textos para acompañar su obra en la exposición. “Llego aquí a las siete u ocho de la mañana y no me voy hasta las siete de la tarde. Fumo para relajarme y tres días a la semana salgo a correr”, dice mientras enseña una de las telas, fuertemente cargada de pigmentos rojizos. "Esto es cuerpo de mi cuerpo y sangre de mi sangre: sentimiento a flor de piel”, sentencia. Es la obra de José Danula.
La exposición de José Danula (obra plástica) se inaugurará el jueves 21 de julio a las 21:00 horas en la sala Alfonso X El Sabio de El Puerto de Santa María (calle Virgen de los Milagros, 89, Planta 3). La presentación contará con música y pintura del propio artista en directo. Estará disponible desde el 22 de julio al 16 de agosto de lunes a viernes (11:00h a 13:30h y 17:00h a 21:00h) y sábados (11:00h a 13:30h).
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