Jerez y sus puertas

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Un recorrido por las entradas a la ciudad en época almohade.

O Sharish y sus puertas, como lo prefieran. Si bien hubo una previa fortificación de la ciudad en época almorávide, la muralla de nuestra ciudad data del siglo XII y responde a la necesidad de fortificarse como plaza fuerte de los almohades en la península. Sus puertas, situadas en diferentes pero estratégicos lugares de la ciudad, eran cuatro: la Puerta de Sevilla, la Puerta Real o del Marmolejo, la Puerta de Santiago o del Olivillo y la Puerta de Rota. Todas ellas, de una manera u otra, fueron destruidas entre los siglos XVIII y XIX para ampliar la conexión del casco histórico con sus arrabales. Hasta entonces y exceptuando la puerta de Rota, estas puertas enlazaban los arrabales con el casco histórico: la puerta de Santiago al arrabal homónimo con intramuros, la puerta Real con el arrabal San Miguel y la puerta de Sevilla con el posterior barrio de San Pedro y su entorno.

Hoy sólo es perceptible una de las torres de la Puerta de Rota que conserva restaurada la bodega Fundador. El resto de esta puerta que enlazaba Jerez con Rota y Sanlúcar fue destruida a finales del siglo XVIII, en 1787, por su mal estado de conservación. Las demás fueron destruidas en el siglo XIX, siendo la última derrumbada la Puerta de Sevilla en 1864.

Como su propio nombre indica las puertas de la ciudad amurallada abrían intramuros a caminos y vías hacia otras poblaciones. La Puerta de Sevilla, que fue por la que entró Alfonso X el Sabio al conquistar la ciudad, a Sevilla; la Puerta de Rota hacia Rota y Sanlúcar; la Puerta Real hacia la Bahía de Cádiz; y la puerta de Santiago hacia Trebujena. Puertas que abrían (o cerraban) una ciudad amurallada que hoy apenas conservamos en el imaginario colectivo. Lamentablemente intramuros no tiene puertas, ni abiertas ni cerradas. De un lugar olvidado en el que ni se vive ni se hace vida ni se sale ni se va. Y esa es la mala noticia. Ojalá en un futuro no muy lejano podamos desdecirnos.