A sus 82 años, el Niño de Linares está de vuelta. Tras diagnosticársele a finales del año pasado un linfoma cerebral, Raphael ha vuelto a los escenarios para vivir otra de sus grandes noches.
Arropado por su familia, Raphael regresó en un enclave tan simbólico como el Teatro Romano de Mérida, donde fue recibido por un público entregado y visiblemente emocionado. Vestido de negro riguroso, como es habitual en él, el artista hizo su entrada al caer la noche entre una larga ovación que se prolongó más de cinco minutos. El clamor del público, que coreaba su nombre al grito de “¡Raphael, Raphael!”, fue respondido con un gesto muy emotivo del cantante, que se echó la mano sobre el corazón visiblemente emocionado.
Un referente indiscutible de la música en español
El silencio se hizo por unos segundos antes de que el cantante se acercara al micrófono y entonara los primeros versos de La noche. A partir de ese momento, Raphael emprendió un viaje por su repertorio más icónico, en un concierto que se extendió durante más de dos horas. A sus 82 años, volvió a demostrar por qué sigue siendo un referente indiscutible de la música en español. Su voz, su presencia y, sobre todo, su entrega absoluta al público, permanecen inalterables a pesar de todo lo que ha padecido en estos últimos meses.

El ambiente fue tan especial como el lugar. El majestuoso escenario de Mérida, con siglos de historia a sus espaldas, sirvió de marco para un espectáculo en el que el de Linares volvió a conmover, no solo por su talento sino también por su resiliencia. El concierto fue mucho más que un regreso: fue una reivindicación de su vigencia artística y de su inquebrantable amor por el escenario. Cada interpretación se convirtió en una declaración de principios, en un testimonio de que su vínculo con la música permanece tan firme como siempre.