El sacerdote protagonizó una de las historias locales más importantes.
Fray Esteban Rallón fue el autor de una de las historias locales más importantes de nuestra ciudad: Historia de Xerez de la Frontera y de los Reyes que la dominaron desde su primera fundación. En Crónicas con Solera ya hablamos de otros autores emblemáticos de nuestra historia local, como Gonzalo de Padilla pero, para muchos, la obra de Rallón es la más emblemática.
Nació en los últimos días de 1607, o en los comienzos del año 1608, en el seno de una familia destacada de la ciudad que ocupaba altos puestos en la administración local. Sabemos, en general, muy poco de su vida pero, al parecer, creció en nuestra actual calle Larga y tomó el hábito de san Jerónimo en el año 1625, pasando su vida entre los conventos de Nuestra Señora de Barrameda, en Sanlúcar de Barrameda, y en el de Nuestra Señora del Rosario, en Bornos. En este último alcanzó por dos veces el priorato del mismo, falleciendo en el convento un 4 de febrero de 1689.
Este monasterio fue un foco cultural en su época, destacando su relevante biblioteca que contaba con un importante grupo de monjes dedicados a la labor literaria, muestra de este ambiente cultural serán las obras de otros autores como la de Fray Tomás del Arco que, en 1520, terminó un tomo sobre la esfera, el astrolabio y los relojes de agua o la obra de Fray Juan de Bornos, que en 1528 escribió acerca de las virtudes de las plantas e hierbas y medios de curarse con ellas.
Su obra, La Historia de la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Xerez de la Frontera, tiene un gran interés e importancia para nuestros días debido a que realiza tanto una historia del pasado de su ciudad como un relato sobre lo que observa en el Jerez de su tiempo, durante el siglo XVII. Por otro lado, resulta interesante ver como en su obra hay un anhelo por la búsqueda de la verdad histórica y, para ello, se apoya en documentos, aunque para mostraros su pensamiento os compartimos una reflexión que hace en la misma:
“Muy propio es de los escritores el realzar y engrandecer el asunto de sus obras y el sujeto de sus trabajos, todo aquello que dan lugar las circunstancias de la materia. Valiéndose de todas las ensanchas que el ingenio averigua probablemente, y aunque la historia no da lugar a semejantes licencias, porque tiene por objeto la verdad, y se han de decir las cosas como fueron…”.
No obstante, es un orgulloso jerezano y, aunque intenta ser imparcial, ello no hace disminuir su gran localismo. Su historia exalta el pasado de su ciudad y traslada la antigüedad de Jerez hasta la fundación de Asta y, como no conoce al fundador de la misma, considera que eso es una prueba de que la nobleza de Jerez es inmemorial. Su historia, por tanto, está ideada para exaltar su ciudad —como casi todas las obras de la historia local— y por ello también remarcarán hechos como los aportes de Jerez en los triunfos militares en Melilla o las ayudas que envió a Cádiz para repeler a la piratería berberisca de aquel período.
Las fuentes, aun con sus limitaciones, son importantes en su obra ya que con ellas argumenta sus planteamientos. Por esta razón utiliza los archivos del cabildo jerezano y, para los últimos capítulos del libro, usa su propia experiencia personal pues describe aquello que él mismo ha vivido, todo ello entre citas a autores clásicos como Plinio o Eurípides y a obras religiosas como la de Isidoro de Sevilla. Esto hace que su libro tenga un gran interés para los historiadores actuales y que sea una obra de referencia en nuestros días porque gracias a él tenemos un testimonio escrito y personal del Jerez del siglo XVII.
Bibliografía
Rallón, E. (1997). Historia de la Ciudad de Xerez de la Frontera y de los reyes que la dominaron desde su primera fundación. Volumen I-IV. Cádiz. UCA y Ayuntamiento de Jerez.
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