El otro día estuve viendo Erase una vez en Hollywood de Quentin Tarantino y al ver esa hermosa película no solo sobre cine sino también sobre una de los más hermosas películas de amistad masculina que he visto jamás y viéndola sentía una gran nostalgia, algo curioso para una persona de 24 años como yo, pero al verla sentía que eso, sentía que habíamos perdido algo, ese espíritu de libertad, esas ganas de rebeldía, una rebeldía que se contagiaba a la cultura a la escritura con gente como Ken Kesey, Allen Ginsberg, Norman Mailer, Tom Wolfe o Hunter S Thompson, al cine con gente como Dennis Hooper, Hal Ashby, Francis Ford Coppola o Martin Scorsese o actores y actrices como Jane Fonda, Robert De Niro, Diane Keaton, Jon Voight, Dustin Hoffman o Meryl Streep que no eran ni galanes ni pin ups o la música con grupazos como Los Rollings Stones, Los Beatles, Mamas and The Papas, The Who o Pink Floyd o genios como Jimi Hendrix, Janis Joplin o Elvis Presley.

La cultura como motor y reflejo de los cambios sociales pero tampoco es todo de color de rosa y te das cuenta que en realidad esa libertad tan deseada también era un lugar lleno de demonios y trampas te das cuentas que las drogas ya no satisfacen, el sexo ya no es placentero, el hedonismo cansa, y las flores y las palomas ya no surten efecto y ves como al final de la película DiCaprio y Pitt impiden la muerte de Sharon Tate, pero ves que ese final es irreal un melancólico y bonito final pero falso puesto que el asesinato de Tate no solo fue un terrible crimen a manos de “La Familia” dirigidos por un musico fracasado y drogadicto con ínfulas mesiánicas llamado Charles Manson sino también ejemplifica el terrible y siniestro final de un sueño que ya estaba herido de muerte antes de esa matanza como bien explica una de las grandes novelas norteamericanas del siglo XX Moteros tranquilos y Toros Salvajes de Peter Biskind sobre el revolucionario cine del Nuevo Hollywood, y entonces empiezas a darte cuenta que esa época fue una época maravillosa pero hasta cierto punto era algo irreal y que no se extrapolo a otros lugares del mundo más allá de América.

Y que a pesar de que la Guerra de Vietnam fue una terrible y injustificable guerra, que los negros, las mujeres y las minorías vivían en un estado de permanente de injusticia, los asesinatos de los Kennedy, Luther King y Malcolm X habían hundido al país en un laberinto de confusión, América era un pozo de corrupción, los fontaneros de la CIA intentaban hacer un tabique en el Watergate, las mentiras de Richard Nixon, la corrupción moral campaban a sus anchas. Pero en Europa nos dábamos cuenta que necesitamos algo más que porros, LSD y amor libre puesto que excepto Reino Unido, Italia y Francia la mayor parte de Europa aún seguía sufriendo las secuelas de la II Guerra Mundial demostrando que las batallas de las ideas mayormente marxistas reflejaban una lucha por la mejora de derechos de la clase trabajadora, la libertad de expresión, el pacifismo o el feminismo que dejaron también una curiosa paradoja puesta mientras que esas ideas en EEUU nacían desde la libertad de acción e influido en cierto anarquismo social influenciado por el movimiento beatnik en Europa.

Criticando la invasión del Estado la acción en Europa estaba mucho más jerarquizada siendo un ejemplo el mayo del 68 puesto que a pesar de fueran unos jóvenes universitarios que empezaron a manifestarse por el creciente autoritarismo del héroe de guerra De Gaulle esa lucha en el fondo era una lucha promovida y articulada por el Partido Comunista Frances y no tanto por los Socialistas liderados por el más progresista, pero en fondo no menos conservador Mitterrand y ves como esos jóvenes en vez de palomas tienen libros rojos de un señor chino con cara de tranquilo abuelo cebolleta dueño de restaurante chino llamado Mao Zedong, que tan solo ha llevado a la hambruna a más de 20 millones de personas en su país quitando eso, nada.

¿Y que pasa entonces? que la lucha de esos estudiantes comunistas burgueses con ganas de cambiar el mundo y tirar adoquines no significa nada hasta que se manifiestan los verdaderos currantes de la fábrica Citroën que piensan que esos melenudos no saben por que luchan, principalmente, porque no viven el motivo de esa lucha siendo una imagen más cercana a los de esos adolescentes hedonistas y idealistas de la magnifica pelicula Soñadores que de los obreros de la monumental Germinal mostrando la división entre la izquierda burguesa y la izquierda proletaria, porque al fin de al día no es Jean Luc Godard quien vuelve a la fábrica y al final Abbie Hoffman se suicidó tal vez decepcionado por qué fue incapaz de bajarse del mundo y Syd Barrett enloqueció entre estrellas de colores.

Pero volviendo a Tarantino en ella vemos como el director a través de una fotografía descomunal y de una dirección artística formidable crea un brillante y nostálgico artificio ¿Qué es el cine, si no? pero vemos en Cliff y en Rick una cierta melancolía y cierta sensación de fracaso algo que se ve claramente en esa triste secuencia en la que el agente que interpreta Al Pacino le dice a DiCaprio que ya se ha quedados desfasado, que le han matado demasiadas veces, que el publico le ha dejado de lado, porque ya no le encuentra interesante y que ahora lo que vende son los spaguetti westerns donde el héroe no es moral sino que es alguien que todo le da igual y que ve que ese heroísmo no nace de los valores sino de las circunstancias, y que es curioso y paradójico que en una época donde se criticaba la inmoralidad de la sociedad. Los principales héroes de las películas de ese nuevo Hollywood eran seres inmorales y apáticos y que ahora que la sociedad es más inmoral e hipócrita que nunca, lo que justamente pide la cultura es moralidad, una moralidad falsa al fin de al cabo.

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Rubén Sánchez Urgorri

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